El PP y el espejo de Lacan
El Gobierno valenciano est¨¢ m¨¢s preocupado por lo que somos que por lo que nos pasa
El Gobierno valenciano, en medio de la hecatombe en la que zozobra, ha tenido el p¨®stumo reflejo de lanzar una campa?a para conmemorar el 30 aniversario de la aprobaci¨®n de la ley que regula los s¨ªmbolos de la Comunidad Valenciana y su utilizaci¨®n. Nada m¨¢s oportuno para un territorio en trepidante retroceso econ¨®mico y social (Funcas), cuyo Producto Interior Bruto per c¨¢pita, en paridad del poder adquisitivo, est¨¢ 15 puntos por debajo de la media de la Uni¨®n Europea (Eurostat).
Frente a esa realidad agobiante e inoportuna, el Consell va a poner este a?o el ¨¦nfasis en resaltar la trascendencia de una ley ¡°cuya inalterable pervivencia en el tiempo es la muestra m¨¢s evidente de su significado e importancia para la consolidaci¨®n de la autonom¨ªa pol¨ªtica de la Comunidad Valenciana¡±. El autor de la iniciativa, sin duda, tributa un inconsciente homenaje a don Rafael Dutr¨²s, Llapisera, olvidado precursor de la I+D+i local que fusion¨® la tragicomedia bovina con la banda El Empastre (surgida a su vez del potaje de Wagner con el Rascay¨²).
Para solemnizar la medida, el Consell ha creado un logotipo conmemorativo, que encabezar¨¢ la papeler¨ªa que suministre en sus tr¨¢mites administrativos, y en el que despunta el enunciado ¡°30 a?os de identidad¡±. Que es de lo que se trata: dar pie oficial a repastar la paranoia con oportunidad electoral. Porque el Gobierno valenciano est¨¢ m¨¢s preocupado por lo que somos (el nombre de la lengua, la bandera y el himno oficial) que por lo que nos pasa (un 28% de la poblaci¨®n en riesgo de pobreza o exclusi¨®n social, un 29,2% de paro y una deuda del 29,3% de nuestro PIB). Y lo est¨¢ en la vertiente m¨¢s pat¨¦tica y perversa de lo que significa ser: no como potencial de desarrollo colectivo para hacer frente a las dificultades sino con intenci¨®n patrimonial y de oposici¨®n a otros valencianos.
Si no fuera por el drama en que se cuece este desprop¨®sito, se dir¨ªa que los valencianos hemos tenido suerte de haber carecido de identidad hasta hace 30 a?os (como proclama el enunciado), en el sentido eficiente de las sociedades menos afectadas por la obsesi¨®n de este asunto (Baudrillard). Pero no podemos zafarnos de este lastre porque, mientras nos caemos a trozos, ah¨ª est¨¢ la Generalitat para redimirnos. El PP quiere ser el espejo de Lacan, en el cual el pueblo valenciano se perciba y desenvuelva su yo como instancia ps¨ªquica y pol¨ªtica. Despu¨¦s de todo, parece ser el m¨¢s claro heredero de aquella mortificaci¨®n introspectivista que gener¨® abundante literatura ind¨ªgena en la segunda mitad del siglo pasado y que tanta indiferencia concita ahora (?la escisi¨®n del sujeto?), aunque, en el fondo, en ese espejo lacaniano el PP no busca sino la unidad de imagen de su propia fragmentaci¨®n.
Se sue?a con ser uno mismo cuando no se tiene nada mejor que hacer (Baudrillard), aunque tambi¨¦n como evasi¨®n de la realidad adversa (capitulaci¨®n en la responsabilidad). Y en el caso del Consell parecen concurrir ambos dramas. La sucesi¨®n de ocurrencias para dar a entender que en su par¨¢lisis toma la iniciativa, mientras los tiempos judiciales obligan a Alberto Fabra a adoptar las decisiones que ha estado evitando desde que lleg¨® a la presidencia para evitar el siniestro, huelen a remate final. Los m¨¢s optimistas del PP valenciano consideran que si la legislatura durara un a?o m¨¢s, el Consell podr¨ªa remontar la situaci¨®n, aunque, en realidad, a tenor de lo visto, la actual legislatura se le est¨¢ haciendo interminable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.