Un PP agrietado se conjura para recuperar la imagen de unidad

Las heridas abiertas durante casi un mes de crisis y enfrentamientos siguen sin cicatrizar del todo, pero los dirigentes del PP vasco se han conjurado para ofrecer una imagen de unidad que evite que el congreso que hoy ratificar¨¢ a Arantza Quiroga como su presidenta sea el de su mayor divisi¨®n en los ¨²ltimos tiempos. ¡°Lo que se destruye en tres semanas no se puede pretender recomponer en un d¨ªa, pero la foto real del estado del partido se ver¨¢ a partir de la pr¨®xima semana, no ahora¡±, opina una fuente popular.

La profundidad de la fractura que ha causado el enfrentamiento por el relevo en la ejecutiva, salvado a ¨²ltima hora con un acuerdo de compensaci¨®n entre territorios que sit¨²a a Nerea Llanos como secretaria general, se visualizar¨¢ hoy en una cifra: el porcentaje de respaldo que obtenga la candidatura de Quiroga. Representantes de los tres territorios opinan que, tras el consenso alcanzado, no tendr¨ªa por qu¨¦ registrarse un elevado voto de castigo, traducido en voto en blanco.

Sin embargo, nadie se atreve a aventurar que la presidenta y su ejecutiva vayan a recibir un respaldo abrumador tras el espect¨¢culo de disputas que ha dado el partido, con agrios reproches internos. Y m¨¢s cuando el PP vive el primer congreso asambleario de su historia, con 959 compromisarios inscritos ¡°y siempre habr¨¢ gente descontenta¡±, dice un parlamentario.

El punto de referencia es el 82,3% de respaldo que obtuvo Antonio Basagoiti en su elecci¨®n en 2008, cuando el partido sal¨ªa del terremoto provocado por la renuncia de Mar¨ªa San Gil a la presidencia. ¡°A nadie le interesa ahora una situaci¨®n incontrolable¡±, apunta otra fuente popular. Y a quien le favorece m¨¢s la estabilidad es a quien gobierna, es decir, al PP alav¨¦s, pese al amplio malestar que ha causado en sus filas el defenestramiento de I?aki Oyarz¨¢bal de la secretar¨ªa general.

Malestar al que puede sumarse el hecho de que su cargo haya ido a parar a una dirigente vizca¨ªna como Llanos y que la resoluci¨®n de la crisis, pese a que todos los consultados se esfuercen en insistir en que lo importante es el acuerdo alcanzado, suponga en buena medida que Quiroga haya vencido en el pulso planteado con el presidente alav¨¦s, Alfonso Alonso.

Quiroga no teme un elevado voto en blanco, apuntan fuentes de su entorno, en el que se piensa que ¡°la tormenta ya ha pasado¡± y no se aprecia una intenci¨®n especial de revancha. Todo el mundo en el partido, recuerda un cualificado juntero, es consciente de que la organizaci¨®n necesita recomponer su imagen externa e interna tras la frontal pelea, y a partir de ahora ganar ¡°m¨²sculo¡± con la vista puesta en las elecciones municipales y forales de 2015. ¡°Las generales le importan sobre todo a Rajoy, pero donde nos la jugamos nosotros es en los comicios de 2015, y nos jugamos gobiernos¡±, a?ade.

La recomposici¨®n de puentes ya se manifiesta en gestos internos. Uno de los primeros mensajes de felicitaci¨®n que recibi¨® Llanos fue el de Javier de Andr¨¦s, la gran apuesta alavesa por el cargo que ella ha acabado ocupando una vez que Oyarz¨¢bal decidi¨® apartarse de la pugna para facilitar un consenso.

Y el hasta hoy secretario general y su sucesora cerrar¨¢n la pr¨®xima semana el traspaso de poderes. Primero por la ma?ana, en los pasillos del Parlamento, y luego en la apertura oficial del c¨®nclave, Llanos se esforz¨® en transmitir una idea: el partido llega ¡°unido¡± al congreso extraordinario. En G¨¦nova, 13, tras el respaldo p¨²blico a Quiroga de la propia secretaria general, Mar¨ªa Dolores de Cospedal, varios miembros de la direcci¨®n nacional trabajaron hasta ¨²ltima hora con gestiones contrarreloj para rebajar las pretensiones de Alonso, en ¨²ltima instancia, apoyado por la vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa.

Y una de las reflexiones que se ha afianzado en el PP nacional es que la direcci¨®n ha vivido dos batallas internas en menos de dos semanas, primero en Andaluc¨ªa y luego en Euskadi, con escenarios radicalmente distintos, pero ambas reflejan un prolongado enfrentamiento entre Cospedal y Santamar¨ªa. En la c¨²pula se daba por hecho que, aun con dificultades, la situaci¨®n se resolver¨ªa antes del congreso.

En cualquier caso, una vez resuelta la composici¨®n de la ejecutiva, los populares saben que a¨²n quedan por despejar las divisiones tras el exacerbado pulso mantenido entre Quiroga y Alonso. Algunos dirigentes temen que este proceso acabe menoscabando los apoyos internos a la presidenta. No obstante, ante la visita de Cospedal y de Mariano Rajoy, quien siempre ha respaldado p¨²blicamente a Quiroga, esperan que el partido se vuelque para ofrecer una imagen de unidad. Esto es, la que siempre acaba siendo la escenificaci¨®n final del partido ante las crisis internas.