El modelo Qatar
Barcelona tiene crecientes v¨ªnculos con el emirato, pero no puede ignorar las grandes injusticias de su modelo social
Es evidente la riqueza y potencia emergente del emirato de Qatar, con la pol¨ªtica expansiva de su imagen y sus inversiones, algunas de ellas ya en Barcelona. Sus fuerzas armadas (QAFID) han adquirido recientemente el hotel Renaissance y el fondo Qatar¨ª Diar ha invertido 200 millones de euros en el hotel W, antes Vela. Su compa?¨ªa a¨¦rea oficial, Qatar Airways, es la imagen omnipresente del F¨²tbol Club Barcelona, incluido el anuncio internacional con los jugadores del Bar?a promocionando el pretendido para¨ªso de Qatar. Todo ello hace que nos preguntemos sobre este pa¨ªs y sobre su capital, Doha.
Hace ya meses que se extiende la pol¨¦mica en torno a la preparaci¨®n del Mundial de F¨²tbol de 2022. Dos l¨ªneas de informes, del diario brit¨¢nico The Guardian desde septiembre de 2013, y de Amnist¨ªa Internacional, que lo presenta en su publicaci¨®n del pasado enero, argumentan lo que ya se intuye en una visita r¨¢pida a la ciudad de Doha. Esta ciudad gen¨¦rica, que crece como una gran maqueta sin memoria, llena de hoteles, rascacielos corporativos, barrios de lujo, museos y estadios, proyectados algunos de ellos por Jean Nouvel, Rem Koolhaas y otros; esta ciudad del control omnipresente, fr¨ªa dentro de los veh¨ªculos y ardiente en las avenidas llenas de operarios en el extremadamente caluroso clima catar¨ª; dentro de una sociedad tradicional y clasista, bastante machista, que excluye a las mujeres debajo del anonimato de sus abayas e hijabs negros y tupidos, se basa en un sistema que esclaviza e invisibiliza a m¨¢s de un mill¨®n de trabajadores migrantes.
Seg¨²n estas informaciones, la que ser¨¢ la sede de la Copa de Mundo de F¨²tbol de 2022, incumple los derechos humanos. El 90% de los trabajadores, procedentes de India, Pakist¨¢n, Nepal, Sri Lanka, Ir¨¢n, Egipto y Filipinas tienen el pasaporte requisado por sus empleadores; el 56% no cuenta con la tarjeta sanitaria necesaria para acceder a los hospitales p¨²blicos; el 21% ¡°a veces, raramente o nunca¡± recibe su salario; el 20% obtiene un salario m¨¢s bajo del prometido, y el 15% tiene un puesto diferente del que le hab¨ªan asegurado, presenta textualmente el informe de Amnist¨ªa Internacional. Los trabajadores migrantes, que constituyen el 94% de la mano de obra, carecen del derecho de sindicaci¨®n, derecho que s¨ª tienen los trabajadores originarios de Qatar.
Con estas condiciones de trabajo, abusivas y precarias, proliferan los accidentes: la media se aproxima a un accidente mortal en las obras cada uno o dos d¨ªas. Entre 2010 y 2012 consta que fallecieron entre 500 y 700 trabajadores indios; y The Guardian inform¨® que entre el 4 de junio y el 8 de agosto de 2013 murieron 44 nepaleses. La Confederaci¨®n Sindical Internacional (ITC) calcula que, a lo largo de estos a?os hasta el inicio del mundial de f¨²tbol, podr¨ªan llegar a ser unos 4.000 los fallecidos en accidentes laborales en las obras p¨²blicas e infraestructuras, m¨¢s una gran cantidad de heridos, lesionados y discapacitados. No solo se mueren en accidente laboral, tambi¨¦n de ataques al coraz¨®n, de suicidios por desesperaci¨®n o al desfallecer por las malas condiciones de vida: insuficientes horas de descanso, mala alimentaci¨®n, hacinamiento en viviendas, entornos contaminados y escaso soporte sanitario.
?Barcelona, una ciudad que ha sido referente por su urbanismo, necesita tomar como modelo la imagen de Doha? ?Tiene sentido admirar un suced¨¢neo de ciudad que est¨¢ siguiendo lo peor de nuestro modelo de desarrollo insostenible? ?Vamos a cerrar los ojos ante la denuncia de constantes y graves abusos en el sector de la construcci¨®n de dicho pa¨ªs? Cuestionada Zaha Hadid, autora del gran estadio Al Wakrah para el Mundial, sobre si no le preocupa que haya accidentes mortales en su obra, ha declarado que ella, como arquitecta, no puede hacer nada y que le preocupan mucho m¨¢s los muertos en su Irak natal.
Es cierto que Doha nos queda un poco lejos, pero sus inversores y su marca ya est¨¢n entre nosotros y va ser el centro en el Mundial de 2022. Por lo tanto, tenemos una cierta responsabilidad en apoyar lo que Amnist¨ªa Internacional argumenta en su campa?a: pedir que el Gobierno de Qatar tome realmente medidas urgentes para que se respeten los derechos humanos y se hagan cumplir las leyes y los contratos; y exigir a las empresas constructoras que abusan de los trabajadores, contratados y subcontratados, que cesen en ello y cumplan las leyes.
Nuestro mundo de opulencia y comodidades se ha basado y se basa en no mirar la trastienda global de la explotaci¨®n, extendida por muchos pa¨ªses. Pero en este caso se ha establecido una relaci¨®n tan directa entre Qatar y Barcelona ciudad y club de f¨²tbol que se hace dif¨ªcil mirar solo su imagen representativa, que intenta convertirse en un referente simp¨¢tico, y no hacerse eco de esta pol¨¦mica que pone sobre la mesa los mecanismos de enriquecimiento con la explotaci¨®n de los recursos y de las personas.
Josep Maria Montaner es arquitecto y catedr¨¢tico de la ETSAB-UPC.
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