Una directora que es puro nervio

Un programa con las dos ¨²ltimas sinfon¨ªas de Schubert supone una piedra de toque para una orquesta y un director musical. Con autores como Schubert, o como Mozart, no hay lugar para las apariencias. O se hacen muy bien o se queda en evidencia. Se llen¨® el Auditorio. Al irresistible atractivo de las obras musicales hab¨ªa que a?adir la presencia de la directora m¨¢s carism¨¢tica del panorama actual, la australiana Simone Young, catapultada a las m¨¢s altas cotas de prestigio desde la Opera Estatal y la Orquesta Filarm¨®nica de Hamburgo. La semana pasada ofreci¨® con la ONE un monogr¨¢fico Bruckner. Este fin de semana el desaf¨ªo era, si cabe, a¨²n mayor. Pues bien, no solamente sali¨® airosa, sino que obtuvo un ¨¦xito extraordinario.

Simone Young es puro nervio. Dirige con gran energ¨ªa y sobre todo con un sutil dominio de los tiempos, las din¨¢micas y el equilibrio global. Controla todo con precisi¨®n y transmite fuerza. Consigui¨® movimientos primorosos como el andante con moto de la ¨²ltima sinfon¨ªa de Schubert, y dio en todo momento sensaci¨®n de tener las ideas muy claras. Quiz¨¢s su experiencia oper¨ªstica le llev¨® a enfatizar las tensiones. En cualquier caso, la orquesta sonaba fluida. Gust¨¢ndose, convenciendo. La gestualidad y el movimiento de la directora pueden gustar m¨¢s o menos. Los resultados sonoros fueron impecables.

Por poner un pero falt¨®, quiz¨¢s, un punto de gracia en la lectura. La b¨²squeda de la perfecci¨®n interpretativa, en un sentido m¨¢s bien acad¨¦mico, se impuso al concepto de una versi¨®n m¨¢s imaginativa. Es cuesti¨®n de un mayor conocimiento entre la batuta y la orquesta. Ello no impidi¨® que se escuchase un Schubert de mucho m¨¦rito, plet¨®rico de naturalidad y t¨¦cnicamente bien resuelto. La Orquesta Nacional respondi¨® al reto con brillantez. Esta tarde y ma?ana por la ma?ana se repite el concierto en el Auditorio. Si pueden, no se lo pierdan.