El crep¨²sculo y los adioses
H¨¦ctor Alterio, Lola Herrera y Mag¨¹i Mira convencen en una versi¨®n optimista y virada hacia lo c¨®mico de ¡®En el estanque dorado¡¯
La memoria es alma de la identidad y bit¨¢cora de los afectos. La programaci¨®n recurrente de espect¨¢culos cuyo tema gira en torno a la memoria, es prueba de que nuestros teatros vuelven a tener pulso social y de que el p¨²blico anda buscando algo m¨¢s que distracci¨®n: en mes y medio se han estrenado en Madrid Andr¨¦ & Dorine, Una vida robada, El arte de la entrevista y, ahora, En el estanque Dorado, comedia dram¨¢tica optimista cuyo argumento gira en torno a la relaci¨®n sentimental de una pareja anciana y la reconstrucci¨®n del mal gestado v¨ªnculo que ¨¦l, cuya memoria a corto plazo y sentido de la orientaci¨®n flaquean, tiene con su hija Chelsi, de 42 a?os, que viaja hasta su lugar de veraneo para presentarles al amor de su vida.
Norman, v¨¦rtice del conflicto, es un octogenario cuyo narcisismo y falta de empat¨ªa (que enmascara con un humor sarc¨¢stico), sumados al deterioro cognitivo propio de la edad, han ido aisl¨¢ndole progresivamente, lo que no le impide seguir tratando a su encantadora y resuelta hija como si fuera una in¨²til. Etel, septuagenaria vitalista y abnegada, es el puente de Norman con el mundo circundante, cuyo radio est¨¢ menguando a ojos vista. Respecto a la exitosa versi¨®n teatral original, de 1979, de la que se hicieron una adaptaci¨®n f¨ªlmica c¨¦lebre y otra televisiva, Emilio Hern¨¢ndez, autor de la que acaba de estrenarse en el Teatro Bellas Artes, elimina al personaje del cartero, antiguo novio de Chelsi, y mantiene lo esencial.
EN EL ESTANQUE DORADO
Autor: Ernest Thompson. Versi¨®n: Emilio Hern¨¢ndez. Int¨¦rpretes. Lola Herrera, H¨¦ctor Alterio, Luz Valdenebro, Camilo Rodr¨ªguez y Mariano Estudillo. Vestuario: Rodrigo Claro. M¨²sica: David San Jos¨¦. Luz: Jos¨¦ Manuel Guerra. Escenograf¨ªa: Gabriel Carrascal. Direcci¨®n: Mag¨¹i Mira. Teatro Bellas Artes.
H¨¦ctor Alterio hace de Norman un ser extremadamente socarr¨®n, cuya fragilidad emerge de rato en rato (en esos gestos de perplejidad y desconcierto s¨²bitos caracter¨ªsticos de la edad provecta, por ejemplo), que gasta un humor porte?o lapidario para disimular su desd¨¦n por el com¨²n de los mortales. Es un bromista compulsivo pero certero, al que Lola Herrera sirve en bandeja de plata cien ocasiones para que coloque sus chistes por la escuadra.
Encarnada por Herrera, Etel es contrapunto cristalino del pesimismo de Norman y espejo que le devuelve una imagen mejorada y entra?able de s¨ª mismo. La funci¨®n est¨¢ virada hacia lo c¨®mico, sin que eso reste emoci¨®n a los episodios dram¨¢ticos ni a la anagn¨®risis. Luz Valdenebro le coge el pulso a Chelsi, por fin, en su emocionado y emocionante cara a cara con pap¨¢. Camilo Rodr¨ªguez negocia elegantemente los cambios de actitud que Ernest Thompson, el autor, traza en el camino del novio de Chelsi, y Mariano Estudillo es, en su desgarbo org¨¢nico, un sosias de Jeremy Duncan, el t¨®rpido adolescente protagonista de Zits, tira c¨®mica de Scott y Borgman. Dirigida por Mag¨¹i Mira, la comedia agarra la atenci¨®n del p¨²blico por la solapa, pero la suelta inopinadamente durante esa escena ¨²ltima, que, compuesta as¨ª (y rematada con un lugar com¨²n, licencia de la casa), resulta melodram¨¢tica, lo cual no desluce todo el trabajo anterior.
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