El balc¨®n pierde gas
Los miembros m¨¢s representativos del Gobierno central y el PP nacional dan la espalda a la alcaldesa y el presidente de la Generalitat en la ¡®masclet¨¤¡¯
El balc¨®n del Ayuntamiento de Valencia ha sido tradicionalmente un espacio donde la ¨¦lite pol¨ªtica y econ¨®mica ha gustado de prodigarse y las influencias se han hecho tan visibles como lo dem¨¢s. El balc¨®n parece un lugar c¨®modo, de privilegio, donde la alcurnia puede alternar los trajes chaqueta con los blusones falleros. Un escaparate cuya vida ¨²til, de solo 19 d¨ªas al a?o, ha sabido aprovechar como nadie la alcaldesa Rita Barber¨¢. Pero hacerse visible supone, adem¨¢s de mostrar las virtudes, poner a tiro unos puntos d¨¦biles que en los ¨²ltimos tiempos se han convertido casi en lunares. Con un panorama pol¨ªtico valenciano complejo, en el que los casos de corrupci¨®n han sembrado de descr¨¦dito al Partido Popular valenciano y las encuestas no son favorables, acudir al balc¨®n puede entenderse como una muestra de apoyo. Y estas han escaseado.
La alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, ha empezado a pasar de puntillas por el balc¨®n en el que ha reducido su presencia los d¨ªas anteriores a la fiesta cuando entraba y sal¨ªa casi disparada y sin pararse demasiado. Aunque durante los d¨ªas grandes ha atendido a sus invitados, durante los d¨ªas previos, como suele ser habitual, se ha ausentado del balc¨®n en varias ocasiones. El ministro de agricultura, Miguel Arias Ca?ete y el de asuntos exteriores, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo, mantenedor de la fallera mayor de Valencia, han acudido al balc¨®n del Ayuntamiento pero, como en otras ocasiones, no lo han hecho otros miembros m¨¢s significativos del Gobierno central a los que la alcald¨ªa esperaba acoger.
Los invitados institucionales, entre los que sol¨ªan estar diversos dirigentes del Gobierno central, han pasado a ser mayoritariamente l¨ªderes de segunda fila como embajadores, alcaldes o delegados del Gobierno. Y el problema no es que el Ayuntamiento no los invite. En 2014, los esfuerzos de Rita Barber¨¢ por conseguir que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy o la secretaria general del PP, Mar¨ªa Dolores de Cospedal, vinieran en Fallas han sido en vano. Ni uno ni otra se han asomado al famoso balc¨®n en el que, con los a?os, los aplausos se han amortiguado y se agudizan los silbidos tanto por el impacto de la crisis como por los innumerables casos de corrupci¨®n que afectan a los populares valencianos.
Lejos queda la imagen de aquel 2011 en que Rita Barber¨¢ compart¨ªa risas con el l¨ªder popular Mariano Rajoy y el expresidente de la Generalitat Francisco Camps y recib¨ªa afables gritos de ¡°que bote Rajoy¡± y ¡°que bote Camps¡±. Ahora, la masclet¨¤, que se ha convertido en la caja de resonancia de todos los malestares, clama ¡°Fabra dimisi¨®n¡± y ¡°Fallas s¨ª, corruptos no¡±.
El cierre de R¨¤dio Televisi¨® Valenciana ha da?ado mucho la imagen del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. Los trabajadores del canal auton¨®mico son los m¨¢s activos en las protestas diarias de la plaza. Los miembros de la llamada marea azul, contraria a las prospecciones petrol¨ªferas el Mediterr¨¢neo, tambi¨¦n han hecho visible su enfado.
Los esfuerzos de la alcaldesa por traer a Rajoy o Cospedal no han funcionado
El presidente de la Generalitat, pese a su bajo momento de popularidad, no ha conseguido que lo respalden las figuras m¨¢s relevantes del Gobierno central en el balc¨®n, aunque no se ha perdido la masclet¨¤ en cuatro de los cinco d¨ªas grandes. La mayor¨ªa de los consejeros tambi¨¦n ha pasado por este anta?o vistoso escaparate pol¨ªtico. Tanto el de Gobernaci¨®n, el de Econom¨ªa, el de Sanidad o el vicepresidente del Consell se han exhibido en diversas ocasiones.
Barber¨¢ y Fabra, para quienes las encuestas pintan negro en las pr¨®ximas elecciones, han resultado una compa?¨ªa poco atractiva las pasadas Fallas en un momento en el que el Gobierno central rehuye m¨¢s lastres de los que ya acarrea por las medidas impopulares que ha adoptado a trav¨¦s del Bolet¨ªn Oficial del Estado. Casos como G¨¹rtel, Brugal, Emarsa, Cooperaci¨®n o N¨®os han generado un desgaste en el Partido Popular Valenciano que preocupa, y mucho, al aparato del partido en Madrid.
La plaza se ha convertido en la caja de resonancia de los malestares
Desde que tuvieron lugar las manifestaciones estudiantiles de la primavera valenciana en 2012, fuertemente reprimidas por la polic¨ªa, las protestas bajo el balc¨®n no han dejado de sucederse con tem¨¢ticas diversas. El autodenominado movimiento de la Intifalla lleva a?os aprovechando la presencia de las autoridades en el balc¨®n para emitir los mensajes que, dicen, quienes est¨¢n varios metros sobre sus cabezas nunca escuchan.
En 2014, los ¨²nicos aplausos han estado dirigidos a los pirot¨¦cnicos que son los verdaderos protagonistas de uno de los mayores espect¨¢culos de la fiesta.
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