Una pasi¨®n japonesa

Siguiendo la tradici¨®n de presentar en los aleda?os de la Semana Santa alguna de las Pasiones conservadas de Bach, el ciclo de conciertos Palau 100 propuso a sus abonados una Pasi¨®n seg¨²n San Juan, menos famosa pero no de menor calidad que la c¨¦lebre y muy divulgada Pasi¨®n seg¨²n San Mateo.

La obra lleg¨® de la mano del Bach Collegium Japan que dirige Masaaki Suzuki, una formaci¨®n con larga experiencia que ha conseguido figurar por m¨¦ritos propios al lado de las prestigiosas formaciones occidentales que han monopolizado la interpretaci¨®n de la pieza durante d¨¦cadas.

El modelo de Pasi¨®n propuesto por Suzuki pertenec¨ªa a la moderna tendencia a reducir el n¨²mero de int¨¦rpretes al m¨ªnimo, tres docenas entre coro, solistas y orquesta. Un modelo que gana en nitidez lo que pierde en cuerpo y fuerza, que deja los errores individuales a la intemperie pero dibuja muy claramente las l¨ªneas.

A pesar de que el producto ya ven¨ªa muy rodado pues antes de llegar a Barcelona hab¨ªa pasado desde mediados de marzo por Bilbao, Valladolid, Oviedo, Par¨ªs, Lyon, Toulouse y Vic, en el Palau le cost¨® bastante arrancar. El inicio result¨® err¨¢tico, todo el mundo daba bien su parte, pero el conjunto no se equilibraba, ni el coro internamente, ni la orquesta, ni la conjunci¨®n de ambos. La direcci¨®n de Suzuki, muy sobre el comp¨¢s y poco sobre la frase, atenta al detalle pero perdiendo el sentido del conjunto, tampoco ayudaba. Poco a poco cantantes y orquesta empezaron a escucharse unos a otros y finalmente la cosa acab¨® bastante bien y a la altura de lo esperado.

Entre los solistas destac¨® la soprano Joanne Lunn que a partir de una voz potente y hermosa cant¨® con intensa expresividad. Damien Guillon, contratenor, estuvo mejor en su segunda aria que en la primera, en donde apareci¨® desdibujado. Result¨® correcto el bajo Chiyuki Urano como Jes¨²s y poco interesantes el tenor Yosuke Taniguchi y el bajo Peter Kooij. Gerd T¨¹rk asumi¨® con correcci¨®n el papel de Evangelista.