La v¨ªa Kaufmann a Winterreise

Jonas Kaufmann, el tenor m¨¢s cotizado, buscado y adorado del mundo en estos momentos, inici¨® en el Liceo una gira que le llevar¨¢ en las pr¨®ximas dos semanas a ocho capitales musicales europeas. Se trata de la gira de presentaci¨®n de su nuevo disco, Winterreise (Viaje de invierno), el ciclo de veinticuatro canciones de Franz Schubert que describe a trav¨¦s de la met¨¢fora de un viaje en medio de una naturaleza hostil, el viaje de un hombre al interior de s¨ª mismo a trav¨¦s del dolor, el fracaso, el recuerdo amargo, la locura y la alucinaci¨®n.

El Liceo estaba abarrotado, no hab¨ªan venido por Schubert, que nunca llena, sino por Kaufmann. Al final algunos, pocos, que no sab¨ªan de qu¨¦ iba la cosa, se quejaban de que no hubiera habido bises. Error: en Winterreise nunca se bisa, ser¨ªa de un mal gusto horrible. Otros, tambi¨¦n pocos, se quejaban de que no hubiera exhibido la impresionante voz que tiene. Otro error: Winterreise no es Tosca, es intimidad, introversi¨®n, recogimiento.

La v¨ªa Kaufmann a Winterreise es buena, hermosa y poco efectista. No es el Winterreise en carne viva de Matthias Goerne, ni el alucinado de Ian Bostridge, ni el autista de Padmore, todos ellos inmensos Winterreise recientes. Recuerda, aunque solo sea por actitud, la vieja, m¨ªtica, versi¨®n de Fischer-Dieskau. El viajero que propone Kaufmann siempre est¨¢ lucido, siempre es consciente de que ha emprendido un camino sin retorno hacia la nada, "Eine Stra?e mu? ich gehen, Die noch keiner ging zur¨¹ck" (He de recorrer un camino del cual nunca nadie ha regresado) afirma en la canci¨®n Der Wegweiser (El indicador) y por esa lucidez el viaje es quiz¨¢ m¨¢s terrible.

Empez¨® Kaufmann algo descolocado en las primeras canciones. Por mucho aplomo que se tenga y ¨¦l tiene mucho, el Liceo impone. Parec¨ªa que no acababa de encontrar el retorno de la voz y reservaba recursos. Ayudado por Helmut Deutsch, un pianista fabuloso que ofreci¨® a Kaufmann uno de los mejores acompa?amientos de Winterreise que se hayan escuchado jam¨¢s(Gerald Moore, incluido), el tenor encontr¨® la voz, jug¨® magistralmente con la din¨¢mica buscando el susurro y delicados apianamientos y con la complicidad de Deutsch jug¨® libremente con el tempo para dar la expresividad requerida a cada momento. Con estas herramientas Kaufmann condujo su personaje por la v¨ªa citada hasta un final consecuente con el planteamiento. La interpretaci¨®n de la ¨²ltima canci¨®n Der Leiermann (El m¨²sico callejero) desde una solitaria desolada y desesperanzada clarividencia fundamental nos dej¨® mudos y clavados en la butaca. Tres largu¨ªsimos segundos despu¨¦s estall¨® la merecida apoteosis, una fiesta de aplausos que en Winterreise siempre suena imp¨²dica.