La historia en venta
Un malentendido impulsa al propietario del piso desde el que el anarquista Mateo Morral intent¨® asesinar a Alfonso XIII y a la reina Victoria en 1906 a ofrecer por un mill¨®n el conocido inmueble
Esta es la historia de dos confusiones. La primera ha motivado que un piso que no estaba en venta lo est¨¦; la segunda provoc¨® que esta vivienda, que necesita una gran reforma, se confundiera con otra que est¨¢ tambi¨¦n en venta en el mismo edificio pero en magn¨ªficas condiciones. Todo esto ser¨ªa intrascendente si no estuvi¨¦semos hablando del piso desde el que el anarquista Mateo Morral arroj¨® una bomba envuelta en un ramo de flores al paso de la comitiva nupcial el d¨ªa de la boda de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, el 31 de mayo de 1906. Aquel intento de magnicidio fracas¨® porque el artefacto fue desviado por los cables del tranv¨ªa y explot¨® sobre la multitud: 23 muertos y un centenar de heridos graves.
El piso con el balc¨®n desde el que Mateo Morral intent¨® asesinar al rey es propiedad de Godofredo Chicharro, tambi¨¦n due?o del restaurante Casa Ciriaco, que est¨¢ en la planta baja del edificio, en el n¨²mero 84 de la calle Mayor. En el local se conserva una fotograf¨ªa de gran formato de aquel d¨ªa en la que se aprecia la confusi¨®n del momento. Como destaca el historiador Eduard Masjuan, autor de la biograf¨ªa sobre Mateo Morral Un h¨¦roe tr¨¢gico del anarquismo espa?ol (Icaria, 2009), Chicharro "ha manifestado varias veces que no ten¨ªa intenci¨®n de vender el piso". Hasta ahora.
La raz¨®n est¨¢ en la primera confusi¨®n: el peri¨®dico digital Vozp¨®puli public¨® el d¨ªa 7 la noticia de que el piso estaba en el mercado. A Chicharro empezaron a llamarle medios de comunicaci¨®n, pero no para pedir mesa en alguno de los salones de Casa Ciriaco, entre fotos de toreros y camareros con chaquetilla blanca, sino para ver el piso y recordar su historia. "?Pero si yo no he puesto ning¨²n anuncio, ni he llamado a ning¨²n sitio? ?Qui¨¦n dice que yo vendo?", protestaba. Todo fue por una conversaci¨®n "en broma", seg¨²n Chicharro, con un conocido que acab¨® en el confidencial.
"Si yo no he puesto ning¨²n anuncio, ?qui¨¦n dice que? vendo?", protestaba el due?o
El asunto se embroll¨® m¨¢s porque un portal inmobiliario crey¨® que el piso estaba en su base de datos y lo anunci¨® con una informaci¨®n en la que contaba la historia del atentado y daba las caracter¨ªsticas del inmueble: 580.000 euros de precio, reformado, bonitas vistas y en una cuarta planta¡
Sin embargo, el piso desde el que se atent¨® est¨¢ en la quinta. El malentendido no es raro porque las cr¨®nicas de la ¨¦poca contaban que Morral estaba alojado en el cuarto, ya que hab¨ªa una entreplanta que hoy es el primer piso. Esta segunda confusi¨®n entre cuarto y quinto propici¨® que el propietario del inmueble de la cuarta planta recibiera llamadas interes¨¢ndose por su vivienda en venta y preguntando, para su sorpresa, si all¨ª atent¨® Corral. "No tiene nada que ver", dec¨ªa.
Las consecuencias de ambos malentendidos son que el portal inmobiliario ha tenido que modificar su anuncio (ya no es el piso desde el que se arroj¨® la bomba, sino un piso ubicado en ese edificio). Y Godofredo Chicharro, que antes no pensaba vender, al calor de tanta llamada y visita, ahora se deja querer: "Si alguien viene con un mill¨®n de euros, se puede negociar...".
Entre los que sue?an con poder disfrutar de las vistas que ten¨ªa Morral, est¨¢ el escritor Montero Glez, autor de P¨®lvora negra, que cuenta aquellos hechos y por el que recibi¨® el premio Azor¨ªn de Ensayo en 2008: "Hasta hemos montado un grupo para jugar a la Loter¨ªa Primitiva por si nos toca".
Monolito en recuerdo de las v¨ªctimas
Desde ese estrecho balc¨®n, uno de los dos del sal¨®n que dan a la calle Mayor, se ve al fondo la c¨²pula de San Francisco el Grande. Enfrente, la iglesia castrense y el monolito con ¨¢ngel, de 1962, que recuerda a las v¨ªctimas del atentado y ante el que cada d¨ªa se detienen gu¨ªas tur¨ªsticos con extranjeros a los que explica la historia del lugar.
Entre los que sue?an con disfrutar de las vistas que ten¨ªa Morral est¨¢ el escritor Montero Glez
Esas vistas son las que ten¨ªa Morral cuando lleg¨® a lo que entonces era una pensi¨®n, para alquilar una habitaci¨®n con balc¨®n a la calle Mayor. Masjuan explica que "era una pensi¨®n ilegal, no reun¨ªa las condiciones", as¨ª que aquel joven educado, de 25 a?os, que pag¨® varios d¨ªas por adelantado, "no tuvo que registrarse", lo que desobedec¨ªa las ordenanzas dictadas ante el regio acontecimiento.
Desde que se aloj¨® el 21 de mayo, Morral pas¨® los d¨ªas en los caf¨¦s. P¨ªo Baroja cuenta en La dama errante, novela que toca de forma lateral este acontecimiento, que ensayaba el atentado lanzando naranjas desde el balc¨®n. El 31 de mayo hac¨ªa mucho calor. Morral vio llegar la carroza calle Mayor arriba, procedente de la iglesia de los Jer¨®nimos. A las 13.55 lleg¨® su momento. "Pero los cables del tranv¨ªa o una guirnalda de las que engalanaban la calle, seg¨²n otros, desvi¨® su objetivo", dice Masjuan.
El joven huy¨® pero dos d¨ªas despu¨¦s fue detenido cerca de Torrej¨®n de Ardoz por un guarda que le vio pinta sospechosa. Morral, que iba armado, se revolvi¨®, lo mat¨® y despu¨¦s se peg¨® un tiro.
El inmueble de la calle Mayor pas¨® a ser conocido como la casa de la bomba. La pensi¨®n se transform¨® en vivienda. Chicharro recuerda que vivi¨® en alquiler muchos a?os la hija de un embajador espa?ol, hasta que en los setenta el hermano de Godofredo, ya fallecido, y ¨¦l lo compraron, aunque no recuerda la cantidad. "Nunca volvi¨® a vivir nadie ah¨ª, ni siquiera de alquiler. De vez en cuando ven¨ªan las hijas de mi hermano, pero nada m¨¢s. Nos llegaron a ofrecer 200 millones de pesetas [hoy 1,2 millones de euros], pero dijimos que no".
?Y ahora? "?Ahora?, f¨ªjate qu¨¦ vistas, qu¨¦ armarios y esos arbolitos que se ven desde ese balc¨®n. Si alguien llega con un mill¨®n...".
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