Ataques preventivos

El fallecimiento de Adolfo Su¨¢rez ha desatado un ataque colectivo de elogios retrospectivos. Su¨¢rez ha recibido en su muerte el apoyo y reconocimiento que no logr¨® en vida. He tenido la oportunidad de vivir en primera persona los actos de homenaje que se han celebrado esta semana en Madrid. Son momentos que propician la introspecci¨®n y la reflexi¨®n en los que he apreciado un reconocimiento social y pol¨ªtico sincero hacia Su¨¢rez, probablemente motivado en parte por una sensaci¨®n colectiva de no haber correspondido en vida en la medida de lo que su figura merec¨ªa.

He sido testigo tambi¨¦n de la n¨ªtida separaci¨®n entre el pasado y el presente. Me llam¨® mucho la atenci¨®n el momento en que acompa?¨¢bamos al f¨¦retro por las calles de Madrid y la gente ensalzaba la figura del expresidente Su¨¢rez a la vez que recriminaba la actitud del actual presidente espa?ol, Mariano Rajoy. Lo cort¨¦s no quita lo valiente: el esp¨ªritu de concordia del pasado no oculta la alta exigencia social ante los sinsabores del presente.

Durante estas largas horas de meditaci¨®n me he visto acompa?ado por dos soci¨®logos europeos tan reconocidos como Ulrich Beck y Anthony Giddens. Su ideario orienta el desaf¨ªo de fomentar canales de di¨¢logo y consenso, principalmente entre fuerzas pol¨ªticas que proceden de tradiciones diferentes, con un sentido generoso del acuerdo. Creo encontrar en sus ideas el significado actualizado del concepto del esp¨ªritu de la Transici¨®n que estos d¨ªas tanto se ha rememorado.

El sentido de la coincidencia hist¨®rica, o con mayor probabilidad la pura casualidad, ha querido que en Euskadi nos encontremos ante la oportunidad ¨²nica de contrastar este esp¨ªritu con la realidad, las ideas con las actitudes y las palabras con los hechos. En pleno fervor colectivo por el esp¨ªritu de la Transici¨®n, el pasado jueves se constituy¨® en el Parlamento vasco la Ponencia de Autogobierno.

Lo cierto es que, de momento, lo m¨¢s llamativo ha sido el indiscriminado ¡°ataque preventivo¡± al que hemos asistido, con todas las fuerzas lanzando mensajes que no concuerdan en absoluto con el a?orado, loado, proclamado, reclamado y manido esp¨ªritu. Antes de reunirse y comenzar a trabajar, cada fuerza pol¨ªtica se ha visto en la obligaci¨®n de definir el terreno ajeno y afirmar el propio. As¨ª, y mientras por la ma?ana se ensalzaba el esp¨ªritu de Su¨¢rez, por la tarde se desencadenaba desde dos partidos vascos de la oposici¨®n uno de los episodios de ataque preventivo m¨¢s activo de los ¨²ltimos a?os.

Todo un despliegue que, desde mi punto de vista, no ha contribuido m¨¢s que a confirmar nuestra carencia, porque la ciudadan¨ªa ha aplaudido ante nosotros el esp¨ªritu que en realidad nos est¨¢ demandando. Estoy convencido de que, tras las vistosas escaramuzas preventivas, la citada ponencia va a ser el escenario en el que los diferentes grupos parlamentarios sabr¨¢n encender ese esp¨ªritu de la Transici¨®n que necesitamos para Euskadi.