Conforme a ley
Sugiero que las partes de ese todo inarm¨®nico que llamamos Espa?a se ajusten menos a la historia sentimental y m¨¢s a la econom¨ªa
Sostiene el secretario de Estado Antonio Beteta que la financiaci¨®n auton¨®mica se aprob¨® ¡°conforme a ley¡± y que, por lo tanto, es inaceptable reclamar una deuda hist¨®rica. Cu¨¢nta raz¨®n tiene este hombre: al fin y al cabo, los recortes que padecemos en sanidad y educaci¨®n se han hecho conforme a ley, el rechazo del estatuto catal¨¢n se hizo conforme a ley y, si me apuran, hasta Luis XVI fue guillotinado conforme a ley. Solo que tal vez la ley sea injusta y haya que cambiarla. Eso s¨ª, Beteta acierta en una cosa: la aprobaci¨®n del modelo fue multilateral, todos los grupos pol¨ªticos mayoritarios estuvieron de acuerdo. Ah¨ª nos duele. El d¨ªa en que Fabra y Puig se comprometan a dimitir en cuanto un Gobierno central de los suyos rechace la reclamaci¨®n de la deuda hist¨®rica valenciana, les creeremos. Porque, que yo sepa, la deuda hist¨®rica se ha venido arrastrando a lo largo de los gobiernos de Aznar, de Zapatero y de Rajoy. ?O no?
En las ¨²ltimas semanas se est¨¢n produciendo movimientos de reagrupaci¨®n auton¨®mica inducidos por el descontento que genera la financiaci¨®n de las comunidades. Por un lado, se alinean las regiones del interior, por otro, las regiones mediterr¨¢neas. Acabamos de saber que Catalu?a, Valencia, Murcia y Arag¨®n son las comunidades que incumplieron en 2013 el objetivo del d¨¦ficit: pues claro, como que son las paganas de Espa?a. Mal asunto para el Gobierno, para cualquier gobierno, porque ni unos ni otros pueden ceder y menos en v¨ªsperas de elecciones. Desde el punto de vista del sentido com¨²n la cosa est¨¢ clara. ?De d¨®nde viene el dinero?, de los impuestos; ?qui¨¦n paga impuestos, los territorios o los ciudadanos?, evidentemente los ciudadanos, que son los que generan riqueza. Consecuencia: las asignaciones tienen que distribuirse en funci¨®n de los habitantes. Sin embargo, a veces lo obvio tropieza con matizaciones que tambi¨¦n tienen su miga: no hay que olvidar que la legitimaci¨®n de los nacionalismos perif¨¦ricos se sustenta precisamente en la idea de que los sujetos pol¨ªticos son los territorios y no los ciudadanos.
El tema es complejo, pero hay un principio b¨¢sico sin el cual no es posible la democracia: el de que las personas no pueden ser discriminadas en las prestaciones sociales cualquiera que sea su lugar de residencia. Esto significa que la reivindicaci¨®n de Extremadura, pongamos por caso, y la de la Comunidad Valenciana son ambas leg¨ªtimas, pero no est¨¢n equilibradas: mientras la sobrefinanciaci¨®n que la primera ingresa por cada ciudadano extreme?o implique que este recibe m¨¢s y mejores servicios de los que se prestan a un ciudadano valenciano, el sistema ser¨¢ injusto y llevar¨¢ incorporada la semilla de su destrucci¨®n. Luego se sorprender¨¢n de que en vez de una regi¨®n que dice que Espa?a le roba haya dos. Tengo para m¨ª que una de las causas de la situaci¨®n presente fue la disparatada configuraci¨®n del mapa auton¨®mico en la Transici¨®n. No, no estoy reclamando la vuelta al centralismo. Lo que sugiero es que las partes de ese todo inarm¨®nico que llamamos Espa?a se ajusten menos a la historia sentimental y m¨¢s a la econom¨ªa. ?Tan dif¨ªcil es entender que el eje mediterr¨¢neo deber¨ªa concurrir como un solo actor al concierto com¨²n y el eje central, tres cuartos de lo mismo? Por desgracia estos reajustes requieren serenidad de ¨¢nimo e inteligencia, precisamente lo que nos falta en la contienda civil incruenta ¡ªllamemos a las cosas por su nombre¡ª en la que andamos metidos.
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