El misterio del joven acuchillado por las v¨ªctimas de su asalto
El juicio por la muerte del menor de Pontedeuma termina sin aclarar las razones del asalto El matrominio acusado se enfrenta a 20 a?os por la peteci¨®n de la familia del joven
Fue una muerte inexplicable y fatal con una pregunta que colear¨¢ siempre: ?qu¨¦ hacia Fernando S. G. en la casa de unos extra?os donde encontr¨® la muerte? ¡°No sabemos qu¨¦ hac¨ªa y ya nunca lo sabremos¡±, escribieron sus amigos el pasado domingo en las redes sociales. Ayer qued¨® visto para sentencia el juicio por el homicidio de este joven de 17 a?os que muri¨® desangrado en Pontedeume a dos pasos de la vivienda en la que se hab¨ªa colado la madrugada del 10 de julio de 2011 con los guantes de l¨¢tex puestos y otro par en el bolsillo junto a unos mu?ecos de Playmobil y varios juegos de llaves.
Ni la investigaci¨®n, que hace tres a?os explor¨® todas la v¨ªas, ni la treintena testimonios y pruebas aportados a la vista han despejado la eterna inc¨®gnita que empuj¨® a un chaval aplicado y de familia acomodada a allanar la modesta vivienda de unos completos desconocidos en plena noche. La muerte de Fernando sent¨® esta semana en el banquillo de los acusados a un matrimonio eum¨¦s, Agust¨ªn F. y Carmen F., de 68 y 67 a?os. ?l, un carpintero jubilado con problemas de vista, empu?¨® el cuchillo de 27 cent¨ªmetros de hoja que le dio su mujer para defenderse del intruso que los despert¨® mientras dorm¨ªan. Afirma que no lleg¨® a verle el rostro, solo el bulto de una persona alta y espigada a la que se enfrent¨® presa de un ¡°miedo terrible¡±, declar¨® el acusado. Lo alcanz¨® siete veces. Seis fueron heridas de menor calado: cortes en las manos y pu?aladas err¨¢ticas en el pecho, cadera y la regi¨®n lumbar. La s¨¦ptima le seg¨® la aorta pulmonar y lo mat¨®. Seg¨²n la versi¨®n del matrimonio, el joven se escabull¨® por la cocina y se desangr¨® a 100 metros sobre el adoqu¨ªn.
Para la fiscal¨ªa, es un homicidio atenuado en leg¨ªtima defensa y con el eximente de miedo insuperable para el que no procede condena penal dada la avanzada edad de los dos acusados. Para la acusaci¨®n particular, que ejercen los padres y hermanas de Nan (como llamaban al chico), es un asesinato terrible que merece el m¨¢s alto de los castigos (hasta 20 a?os de c¨¢rcel) y le suman otro delito por omisi¨®n del deber de socorro. Acusan a la pareja de acuchillar al menor para ¡°acallarlo¡±, de manipular las pruebas borrando el rastro de la sangre y retrasar 40 minutos la llamada al 112 mientras el chico ¡°mor¨ªa solo. Consideran que se desperdici¨® un tiempo precioso en el que los servicios de emergencia hubieran podido salvarle la vida. La perito forense que firm¨® la autopsia del chico asegur¨® que con la arteria principal del pulm¨®n perforada hubiera necesitado ¡°muchos medios y muy r¨¢pido¡± para sobrevivir. ¡°No sabemos qu¨¦ hac¨ªa all¨ª pero s¨ª sabemos que no iba armado y que intent¨® defenderse¡±, sostienen los amigos de la v¨ªctima. Ayer en las conclusiones que escuch¨® el jurado popular chocaron dos relatos muy distintos del mismo suceso. Si para el ministerio p¨²blico y la defensa del matrimonio este se defendi¨® del intruso al que sorprendi¨® en su casa, la acusaci¨®n particular present¨® a la v¨ªctima como un joven asustado al que dos personas acorralaron en una habitaci¨®n.
El pasado s¨¢bado centenares de vecinos de Pontedeume salieron a la calle en apoyo del matrimonio encausado, dos personas muy apreciadas en la villa. La concentraci¨®n vecinal molest¨® especialmente a la familia y amigos del menor que, unas horas despu¨¦s, replicaban con una nota para denunciar el ¡°juicio paralelo¡± orquestado desde el entorno de la pareja para ¡°coaccionar al jurado¡± en v¨ªsperas del juicio. Nan sali¨® a divertirse una noche de verano con su hermana melliza y su pandilla de amigos a Pontedeume y se dej¨® la vida. Sus compa?eros no sab¨ªan d¨®nde estaba y ¨¦l no se lo dijo ni siquiera a sus m¨¢s ¨ªntimos. La Guardia Civil no encontr¨® ning¨²n m¨®vil claro que lo empujase a allanar la casa de unos extra?os aunque los baraj¨® todos, del robo a una prueba de valor, una cita o que se refugiase all¨ª de alguna pelea callejera. Nada que explique su muerte.
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