Muchos textos y peor amplificaci¨®n
Decepcionante espect¨¢culo que pretend¨ªa homenajear al cante jondo de 1922
Espect¨¢culo concebido en homenaje al hist¨®rico Concurso de Cante Jondo de 1922 celebrado en el Jard¨ªn de los Aljibes del Alhambra de Granada, su resultado es sobrio en la concepci¨®n de la escena, la luz y un correcto resultado en la indumentaria, con una plantilla entonada y pareja, que da de s¨ª y refleja rigor. Sobran los textos, sean eminentes o no, pues ese didactismo resulta regionalista y provinciano. El que quiera teor¨ªa, que se compre un libro. Al teatro se va a ver bailar, al fundamento y el despliegue de su magia de movimientos. Pocas veces la palabra ayuda a ese principio de Terps¨ªcore, y en este caso, nada. Y es una pena que el teatro estaba tan desangelado, semivac¨ªo, con la sola ocupaci¨®n de una quinta parte de la platea.
En la memoria del cante: 1922
Coreograf¨ªa y direcci¨®n: Rafaela Carrasco (con David Coria); m¨²sica: Antonio Campos, Juan Jos¨¦ Su¨¢rez y Jes¨²s Torres; vestuario: Blanco y Belmonte; escenograf¨ªa y luces: Gloria Montesinos. Nuevo Teatro Alcal¨¢. Hasta el 20 de abril.
Los dos n¨²meros m¨¢s redondos y plenos se encuentran casi al final de la obra: Malague?a de Antonio Chac¨®n, bailada por David Coria y el cierre, las deliciosas Canti?as de Juana Vargas La Macarrona a las que Rafaela Carrasco pone todo su poso y su baile caracter¨ªstico, con ciertas poses a la antigua muy evocadoras, de gran gusto. Coria, por su parte, ha madurado bien, ¨¦l posee fuerza y lirismo, con un baile preciso y aplicado que comunica bien con el p¨²blico en la zona sensible de la interpretaci¨®n y en el que a veces, el exceso en querer ser virtuoso en las vueltas, desluce lo suyo. Y es que este tipo de artista no necesita de tal floreo para llegar. Tambi¨¦n el cuadro de La Zambra (Homenaje a La Gazpacha) estuvo lleno de gracia y de ritmo. En general, las coreograf¨ªas est¨¢n estructuradas con acierto, usando a discreci¨®n del canon y de cierta geometr¨ªa espacial. Ana Morales tambi¨¦n luci¨® concentraci¨®n y en la Saeta.
Gustar¨ªa poder ver este espect¨¢culo sin esa atroz y burda amplificaci¨®n del suelo como del cante o las guitarras, capaz de absolver cualquier matiz, de llevarse por delante las sutilezas de los estilos y otras ternuras de este arte.
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