Matonismo de buen rollo
Tras aparecer en un programa de TV3 fui objeto de burlas al d¨ªa siguiente en el mismo espacio por una humorista de plantilla
He dudado antes de dedicar el presente espacio a un incidente del que fui protagonista involuntario hace diez d¨ªas. Mis dudas ten¨ªan que ver con el temor a estar contribuyendo indirectamente a dar importancia a un episodio irrelevante desde un punto de vista personal, como es el hecho de que, tras mi aparici¨®n en el programa Els matins de TV3, el 9 de abril, fuera objeto de burlas al d¨ªa siguiente en ese mismo programa por parte de la humorista de plantilla. Buenos amigos me recomendaron olvidar el incidente, y yo hubiera seguido su consejo si no fuera porque la reacci¨®n de muchos espectadores ¡ªquejas formales ante el CAC incluidas¡ª me llev¨® al convencimiento de que lo sucedido desbordaba con mucho lo meramente personal para convertirse en un claro indicador del funcionamiento de los medios p¨²blicos de este pa¨ªs y, m¨¢s all¨¢, un s¨ªntoma del grado de intoxicaci¨®n colectiva al que estamos llegando.
Empezar¨¦ por constatar una coincidencia temporal que en modo alguno puede ser considerada casual: empec¨¦ a ser invitado a colaborar con regularidad en medios de comunicaci¨®n p¨²blicos catalanes a partir de que, a finales del pasado agosto, publicara en diversos peri¨®dicos tanto de Madrid como de Barcelona algunos art¨ªculos se?alando la falta de pluralidad de aquellos medios. Que la coincidencia no es casualidad lo acredita el hecho de que, casi como saludo de bienvenida, he terminado por acostumbrarme a escuchar alguna variante de la frase ¡°ahora ya no podr¨¢ decir que no somos plurales¡±, como si la cr¨ªtica quedara desactivada por invitar al cr¨ªtico o como si en el fondo de lo que me hubiera estado quejando en mis art¨ªculos fuera de que no me invitaran a m¨ª. Lo propio sucedi¨® el pasado d¨ªa 9, en que este mismo asunto ocup¨® buena parte del tiempo que estuve en el plat¨®, en perjuicio de cualesquiera otras cuestiones.
Pero se conoce que incluso mi an¨®mala aparici¨®n en ese programa (nunca antes hab¨ªa participado en ¨¦l) a algunos les debi¨® parecer excesiva, o simplemente les result¨® insoportable escuchar en su propia casa aquello que en la calle est¨¢ en boca de todos (el flagrante sectarismo de los informativos de TV3), y decidieron que hab¨ªa que volver a la carga, pero esta vez, en un alarde de coraje pol¨ªtico, sin el invitado presente. Y es aqu¨ª donde entra en escena la mencionada humorista, presta siempre con sus chanzas para salir al cruce de quienes osen cuestionar el menor aspecto del proceso soberanista, con la conductora del programa haci¨¦ndole entre risas la segunda voz.
Constituir¨ªa un empe?o imposible intentar contra-argumentar sus afirmaciones, por la sencilla raz¨®n de que ni siquiera alcanzaban el estatuto de argumentos (el lector puede comprobarlo por s¨ª mismo acudiendo a Internet). Mejor que eso ser¨¢ intentar un simple ejercicio de distanciamiento para calibrar la medida de lo que en Catalu?a hemos terminado por considerar normal. ?Qu¨¦ hubiera ocurrido si en un programa equivalente, en la misma franja horaria pero en otra cadena p¨²blica, alguien se hubiera comportado de manera parecida? ?Se imaginan la escandalera que se hubiera armado entre nosotros si, verbigracia, en Los desayunos de TVE un pensador catal¨¢n cr¨ªtico con el supuesto partidismo de RTVE hubiera sido objeto de escarnio por parte de un colaborador fijo del programa que lo hab¨ªa invitado?
Conviene llamar la atenci¨®n sobre los planteamientos que ha terminado por acu?ar el discurso oficial en Catalu?a para justificar su abierta instrumentalizaci¨®n de la televisi¨®n p¨²blica. Por lo que se refiere a los programas de debate, para los soberanistas en el poder el pluralismo consiste en permitir la aparici¨®n de un discrepante una vez cada quince d¨ªas, en debates o tertulias en las que la relaci¨®n es seis contra uno, cinco contra uno o, en el mejor de los casos, cuatro contra uno, mientras que, en lo tocante a los informativos, el supuesto indiscutido es que tanto el pluralismo como la objetividad vienen garantizadas por la supuesta profesionalidad de quienes trabajan en ellos, argumento corporativista donde los haya y que, llevado a sus ¨²ltimas consecuencias, impedir¨ªa formular reproche alguno a las reiteradas manipulaciones de Telemadrid, Canal 9 o el TDT Party.
Desde hace un tiempo se habla mucho de la movilizaci¨®n independentista que est¨¢ teniendo lugar en Catalu?a calific¨¢ndola de c¨ªvica, tolerante, pac¨ªfica y... alegre. Sin duda, hay quienes, como la humorista en cuesti¨®n, se divierten mucho en nuestros medios de comunicaci¨®n p¨²blicos. Recuerdan con su alegr¨ªa aquel mon¨®logo de Gila, en el que un paleto contaba que en su pueblo eran muy bromistas: le pusieron un cartucho de dinamita a un mozo en el o¨ªdo, y le volaron la cabeza. El comentario final del paleto parec¨ªa pensado para describir lo que hoy sucede en el espacio p¨²blico catal¨¢n: ¡°y va la madre, la t¨ªa asquerosa, y se cabrea; es lo que le dijimos: si no sabe aguantar una broma, m¨¢rchese del pueblo¡±. Alg¨²n responsable pol¨ªtico de este pa¨ªs deber¨ªa darse cuenta de que estamos bordeando peligrosamente el matonismo. O tal vez sea peor, y los hay que llevan rato acampados en ¨¦l. Eso s¨ª: de buen rollito.
Manuel Cruz es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Contempor¨¢nea en la UB.
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