Recuperar los Poblados Mar¨ªtimos

Desde hace m¨¢s de 50 a?os la cultura occidental y en particular la europea ha estado abordando la protecci¨®n de los centros hist¨®ricos, de las ciudades construidas y heredadas, a partir de las experiencias urban¨ªsticas arraigadas en la pr¨¢ctica italiana, muy especialmente en la ciudad de Bolonia. Las bases, que pronto se convertir¨ªan en mandatos para los urbanistas y gestores urbanos, prescrib¨ªan la conservaci¨®n de la estructura funcional, social y patrimonial, consideradas como rasgos estructurales de las formaciones urbanas, con el objetivo de mantener y garantizar la preservaci¨®n de los bienes urbanos protegibles. En consecuencia, m¨¢s all¨¢ de la protecci¨®n patrimonial era necesario abordar la reutilizaci¨®n urbana evitando el despilfarro inmobiliario.

Se ha recorrido un largo camino para alcanzar la incorporaci¨®n y consolidaci¨®n de este corpus bolo?¨¦s en la urban¨ªstica contempor¨¢nea y, una vez alcanzado el objetivo, se ha perfeccionado con la incorporaci¨®n del paisaje como elemento constitutivo de los bienes culturales, como pone de releve el Convenio por el Paisaje suscrito en Florencia. Las leyes nacionales, espa?olas y valencianas, han incorporado estas orientaciones a lo largo de un tiempo de abundancia normativa que nos ha conducido a una cierta madurez.

Recientemente se han producido acontecimientos judiciales y legislativos en Valencia sobre la controversia en torno a la prolongaci¨®n de la avenida de Blasco Ib¨¢?ez hasta el mar que permiten vislumbrar esperanzas sobre la integridad futura de los Poblados Mar¨ªtimos.

En consecuencia, en este nuevo contexto, parece oportuno y lleno de sentido volver a considerar la cuesti¨®n y elaborar unas bases que puedan servir eficazmente para la recuperaci¨®n urbana de los Poblados Mar¨ªtimos.

Se tratar¨ªa, en nuestra opini¨®n, de analizar los Poblados Mar¨ªtimos con mirada hist¨®rica objetiva y extraer de ella unas bases end¨®genas, derivadas de la estructura de su formaci¨®n urbana, que constituyeran lo que podr¨ªamos denominar rasgos permanentes, cuyo mantenimiento resulta deseable en el proceso de recuperaci¨®n urbana que debe caracterizar una nueva etapa.

Se?alaremos, en primer lugar, que a lo largo del proceso de sustituci¨®n del caser¨ªo originario y de la formaci¨®n de los ensanches del siglo XIX se han conservado las siguientes reglas: mantenimiento de la parcelaci¨®n de la barraca originaria con variaciones en torno a la anchura b¨¢sica. Mantenimiento de la ventilaci¨®n cruzada Este-Oeste en las nuevas construcciones. Y mantenimiento del acceso individual a cada vivienda desde el espacio p¨²blico.

Estas reglas han permitido controlar las alturas y generar el perfil caracter¨ªstico de la formaci¨®n urbana sin recurso a otros par¨¢metros reguladores.

En segundo lugar, podemos establecer que a lo largo del proceso de despliegue de los tejidos de los sucesivos ensanches producidos en el siglo XIX y XX, se han seguido las reglas de crecimiento por bandas Norte-Sur (siguiendo la retirada de las aguas y generando una caracter¨ªstica ret¨ªcula viaria) y prolongaci¨®n de las v¨ªas transversales a la b¨²squeda de una sucesiva correspondencia

Todas estas reglas urbanas o rasgos permanentes han dotado a los Poblados Mar¨ªtimos de una fisonom¨ªa propia que fue reconocida y protegida mediante la declaraci¨®n como Bien de Inter¨¦s Cultural de buena parte de ellos en el a?o 1993.

As¨ª pues, consideramos que la observancia de los rasgos permanentes anteriormente descritos, junto con el cuidado del paisaje urbano y el respeto de los derechos sociales de los habitantes, en especial el de participaci¨®n y el derecho a la ciudad, deber¨ªan ser las herramientas adecuadas para afrontar una deseable recuperaci¨®n urbana de los Poblados Mar¨ªtimos.

Vicente Gonz¨¢lez M¨®stoles es arquitecto, miembro del Consell Valenci¨¤ de Cultura. Suscriben el texto Ana Noguera Montagut, Vicente Mu?oz Puelles, Jes¨²s Huguet Pascual, Gl¨°ria Marcos Mart¨ª y Josefa Frau Ribes, miembros del Consell Valenci¨¤ de Cultura.