Correa llena el F¨°rum

La lluvia no logr¨® disuadir a los cerca de 3.000 ecuatorianos que acudieron ayer al auditorio del F¨°rum para o¨ªr a su presidente, Rafael Correa, en la ya tradicional reuni¨®n que hace el mandatario con sus compatriotas durante sus visitas oficiales a Espa?a. El discurso del presidente no empez¨® hasta las nueve de la noche, a pesar de que la cita era a las seis de la tarde porque su vuelo tuvo un retraso de cinco horas por una aver¨ªa. Correa ofreci¨® su apoyo para superar la crisis al colectivo inmigrante. Record¨® las medidas tomadas por su Gobierno para evitar desahucios en Ecuador, despu¨¦s de que bancos extranjeros intentaran cobrar en el pa¨ªs las deudas contra¨ªdas por sus ciudadanos en el exterior. Tambi¨¦n resalt¨® el avance que su pa¨ªs ha vivido en materia de educaci¨®n, con proyectos como la Ciudad del Conocimiento.

El mandatario vivi¨® un verdadero ba?o de masas. Bail¨® hasta pasadas las once de la noche y subi¨® al escenario a cantar un par de canciones. Solo hubo algunos episodios tensos en los que respondi¨® a gritos aislados de reproche de algunos asistentes con frases como: "?C¨¢llese que est¨¢ hablando el presidente de la Rep¨²blica!" y "A esto lo llaman en Ecuador democracia, cuando en realidad es mala educaci¨®n. Es lo que tenemos que mejorar". "Reelecci¨®n" era el grito m¨¢s repetido por un p¨²blico que sigui¨® al mandatario hasta el ba?o, que tuvo que ser acordonado mientras este lo usaba. Incluso ah¨ª, dos operarios de limpieza ecuatorianos no pudieron resistirse a pedirle una foto.

Los asistentes eran recibidos en el recinto por j¨®venes que repart¨ªan guantes de l¨¢tex negros sin m¨¢s explicaci¨®n que: "Coja la mano sucia de Chevron". Es el nombre de una campa?a del Gobierno de Correa para defender la sentencia de la Corte Nacional de Justicia de Ecuador, que condena a la petrolera a pagar una indemnizaci¨®n de cerca de 7.000 millones de euros por los da?os causados al medio ambiente entre 1964 y 1992.

Lejos de la pol¨¦mica, los asistentes se pon¨ªan los guantes con alegr¨ªa y ondeaban sus banderas tricolor hasta el auditorio. Algunos ven¨ªan desde Lleida o Valencia. La entrada era libre y hasta completar el aforo. Pero Correa, el ¨²nico presidente ecuatoriano que ha conseguido acabar su mandato desde 1996, no solo atrae a sus compatriotas: banderas argentinas y alguna boliviana se pod¨ªan ver en la sala. Y unos pocos espa?oles tambi¨¦n acudieron a conocer al presidente ecuatoriano, como Juli S¨¢nchez, un catal¨¢n de 65 a?os que asegura que le "encanta" el presidente y su pol¨ªtica.

A pocos pareci¨® importarles el retraso. Sentado en su butaca, Washington Gallo, de 63 a?os, esperaba con paciencia su cuarta cita con el mandatario. "Su idealismo", responde con rapidez y sin titubeos a la pregunta de qu¨¦ le gusta de Correa. "Hasta que vino ¨¦l ning¨²n presidente se hab¨ªa preocupado de hacer cosas por el pueblo", a?ade. Lleva 14 a?os en Espa?a y ya le ha puesto fecha de caducidad a su condici¨®n de inmigrante: 2016, su a?o de jubilaci¨®n.

De los 72.910 ecuatorianos empadronados en Barcelona en enero de 2007 solo quedaban 36.718 a inicios de este a?o. La crisis y los recortes sociales hacen que cada d¨ªa sean m¨¢s los que se plantean volver a cruzar el oc¨¦ano. Como Amada Vel¨¢stegui, de 67 a?os, que hace pocos meses regres¨® de un viaje de "reconocimiento". Tiene una pensi¨®n "muy peque?a" que planea compaginar en Ecuador con alg¨²n negocio. "Me puse mal del est¨®mago y fui al hospital. ?Me atendieron gratis! ?Hasta la medicina! Para m¨ª fue una sorpresa porque all¨ª toda la vida ha habido que soltar cash [pagar]", explic¨®. "En diciembre me voy", concluy¨®.

Correa ser¨¢ hoy investido doctor honoris causa por la Universidad de Barcelona. Luego viajar¨¢ a Madrid, donde se reunir¨¢ con Mariano Rajoy y el Rey Juan Carlos I para luego viajar a Italia, donde se encontrar¨¢ con la comunidad ecuatoriana en G¨¦nova, la m¨¢s numerosa en ese pa¨ªs, y asistir¨¢ a la canonizaci¨®n de Juan Pablo II y Juan XXIII.