Los presos sustituyen a empleados en los servicios de las c¨¢rceles catalanas
Los sindicatos denuncian que la medida solo pretende ahorrar costes en economatos o lavander¨ªa 150 empresas recurren a la mano de obra del Centro de Iniciativas para la Reinserci¨®n Diputados de la oposici¨®n reclaman ¡°equiparar¡± los sueldos con los del mercado
Teresa Rodr¨ªguez la han echado de la c¨¢rcel. Sali¨® el 1 de abril y, desde entonces, no ha vuelto a pisar el centro para j¨®venes de Quatre Camins, en La Roca, donde pasaba ocho horas cada d¨ªa. Rodr¨ªguez, de 56 a?os, ha trabajado los ¨²ltimos cuatro como auxiliar de cocina en la cafeter¨ªa del penal, donde almuerzan los funcionarios. Ahora se ve en la calle, mientras su tarea diaria ha sido asumida por presos del Centro de Iniciativas para la Reinserci¨®n (CIRE), una empresa p¨²blica de la Generalitat que se encarga de darles trabajo para favorecer su reinserci¨®n.
El cambio en la gesti¨®n de la cafeter¨ªa ¡ªde externa a interna¡ª afecta a ocho empleados y ha irritado a los sindicatos UGT y CC OO. Tambi¨¦n a Teresa Rodr¨ªguez. ¡°Estoy de acuerdo en que la persona que, por desgracia, entra en una prisi¨®n tenga derecho a reinsertarse. Lo que no me parece tan bien es que, para hacer el bien a una persona, se haga el mal a otra. Llevo muchos a?os trabajando y cumpliendo las leyes, y ahora me veo as¨ª¡±, lamenta.
El caso del centro de Quatre Camins ni es ¨²nico ni ser¨¢ el ¨²ltimo. Desde 2012, el Gobierno catal¨¢n ha expresado su voluntad de que, cada vez m¨¢s, sean los propios presos quienes se hagan cargo de los servicios del penal: lavander¨ªas, economatos y alimentaci¨®n. Las cocinas pasaron a manos de los presos primero en Ponent (Lleida), despu¨¦s en Wad-Ras (la c¨¢rcel de mujeres) y, ahora, en J¨®venes. ¡°Sin prisa pero sin pausa, pasaremos a una gesti¨®n interna de esos servicios. Respetaremos los plazos de los contratos con las empresas externas, pero no las renovaremos¡±, explica la directora del CIRE, Elisabeth Abad.
¡°Sin prisa pero sin pausa, pasaremos a una gesti¨®n interna de esos servicios¡±
¡°?Qu¨¦ mejor que usar nuestros propios recursos!¡±. La medida, alega Abad, ayuda a la reinserci¨®n de los presos. ¡°Adquieren autoestima y seguridad en s¨ª mismos. Y, si trabajan y tienen dinero, pueden dar algo a sus familias¡±, sintetiza. La directora recuerda que los afectados no son empleados de la administraci¨®n y rechaza la lectura que hacen los sindicatos: que se est¨¢ sustituyendo a trabajadores por presos para gastar menos. ¡°Si a la vez que hacemos pol¨ªticas de reinserci¨®n ahorramos y ayudamos a autofinanciarnos, mejor, pero el CIRE no se cre¨® para ganar dinero¡±.
En una comparecencia parlamentaria al poco de tomar posesi¨®n, Abad admiti¨® que la gesti¨®n interna de las cocinas en Ponent y Wad-Ras ha supuesto un ahorro para la administraci¨®n penitenciaria cercano al 21%. En n¨²meros absolutos, eso son dos euros por men¨². El recorte es posible porque los presos, aunque cobran por su trabajo, cobran menos que en el mercado laboral normal: una media de 270 euros mensuales, seg¨²n los datos del Departamento de Justicia. Teniendo en cuenta que su jornada laboral no sobrepasa, en la mayor¨ªa de casos, las cuatro horas diarias, eso supone un 84% del salario m¨ªnimo interprofesional.
Teresa no sabe lo que cobran los internos que trabajan en el CIRE ¡ªintuye que menos¡ª pero s¨ª sabe la cantidad que reflejaba su n¨®mina: 1.250 euros brutos al mes como auxiliar de cocina. ¡°Si a un preso le dan para comida y gastos y luego tiene un dinero libre, aqu¨ª hay algo que yo me estoy perdiendo. No s¨¦ si eso es reinserci¨®n o negocio y a qui¨¦n beneficia¡±, cuenta, airada, la mujer. Ella y sus compa?eros han demandado a la empresa externa y a la Administraci¨®n, a la que acusan de no haber buscado una alternativa.
¡°El anterior director del CIRE sol¨ªa decir que hab¨ªa que competir con China¡±
¡°Apoyamos la reinserci¨®n de los presos, pero no a cambio de destruir puestos de trabajo. Y m¨¢s cuando el objetivo es recortar gastos¡±, lamenta Ricardo Couceiro, de la Federaci¨®n de Hosteler¨ªa de UGT. Le secunda Liliana Baigorria, del mismo ramo en CC OO: ¡°Los compa?eros se han quedado sin nada y nadie se ha preocupado por ellos¡±.
En un contexto de crisis y alto desempleo, ?es l¨ªcito que algunos trabajadores se vean reemplazados por presos? Los expertos admiten que es un asunto controvertido. ¡°El trabajo de los internos puede entrar en el terreno de la competencia desleal y romper las normas laborales del pa¨ªs¡±, explica Ramon Al¨®s, profesor de la UAB y autor de estudios sobre la inserci¨®n laboral de los presos en Catalu?a. Al¨®s matiza que se trata de un problema ¡°limitado¡± ¡ªla poblaci¨®n reclusa no llega a las 10.000 personas y no todas pueden trabajar¡ª y, adem¨¢s, defiende que los presos gestionen servicios en las c¨¢rceles. ¡°Tiene sentido que la cocina la lleven los internos, los resultados han sido positivos¡±.
Creado en 1989, el CIRE ocupa hoy a 3.853 personas ¡ªel 45% de los presos que pueden trabajar¡ª que sirven lo mismo a la administraci¨®n que al sector privado. En los 60.000 metros cuadrados que ocupan los talleres de los centros penitenciarios, los internos producen parte del mobiliario urbano de las escuelas p¨²blicas, imprimen el papel de oficio de los juzgados y confeccionan uniformes para los hospitales, entre otros. Unas 150 empresas tambi¨¦n cuentan ya, para sacar adelante su producci¨®n, con la mano de obra del CIRE, que adem¨¢s dise?a su propia marca de productos (made in Cire, se llaman) y los venden en establecimientos como Vin?on o El Corte Ingl¨¦s. Los presos que est¨¢n en semilibertad, adem¨¢s, pueden hacer trabajos en el exterior.
Abad, que asumi¨® el mando del organismo el a?o pasado, pretende que aumenten los encargos al CIRE, tanto de la administraci¨®n como, sobre todo, de las empresas privadas. Una de las aspiraciones estrella del organismo es ofrecer su mano de obra a empresas que, en un momento dado, decidieron externalizar la producci¨®n ¡ªa China, al norte de ?frica¡ª para que vuelvan a producir en Catalu?a, en los talleres de las prisiones. Una de las empresas que ya lo ha hecho, gracias a las ventajas competitivas que supone el CIRE, es el fabricante de art¨ªculos de cocina Valira, de Reus. Justicia no dispone de los datos sobre cu¨¢ntas empresas han seguido esa senda.
¡°Las empresas est¨¢n mostrando una gran sensibilidad social, apuestan por la reinserci¨®n. Han pensado que, si pueden producir aqu¨ª, precio por precio lo hacen aqu¨ª¡±, resume Abad. El profesor Al¨®s se muestra algo esc¨¦ptico y apunta a otras motivaciones empresariales. ¡°El anterior director del CIRE sol¨ªa decir que hab¨ªa que competir con China. Las empresas no vuelven por las buenas, sino que se benefician de condiciones que no son las de mercado¡±.
Diversos diputados de la oposici¨®n han puesto el acento en la necesidad de ¡°equiparar¡± los sueldos del CIRE con los del mercado laboral ordinario. ¡°Si no, nos encontramos que, cumpliendo una tarea fundamental como es la reinserci¨®n, podemos practicar una especie de dumping social interno¡±, resumi¨® el diputado socialista Ferran Pedret en la comparecencia parlamentaria de Abad. En esa sesi¨®n, David Fern¨¢ndez, de la CUP, fue m¨¢s all¨¢. ¡°Es obvio que hay un sistema especial y excepcional de trabajo cautivo¡±.
En una l¨ªnea similar se expresa Juli¨¢n R¨ªos, experto en derecho penitenciario de la Universidad Pontificia de Comillas. ¡°Que las personas presas puedan trabajar no s¨®lo les permite conservar h¨¢bitos laborales, sino tambi¨¦n formarse para acceder mejor a un trabajo cuando salgan de la c¨¢rcel. Ahora bien, ese trabajo debe quedar sometido a la legislaci¨®n laboral, otorgando al preso todos los derechos que todo ciudadano en libertad tiene¡±.
¡°Nos hemos de plantear como sociedad qu¨¦ hacemos con los presos. Si solo les queremos castigar, no tiene sentido darles trabajo¡±, matiza Al¨®s. El profesor dice que la formaci¨®n y los trabajos que se dan en los talleres del CIRE son ¡°simples, rutinarios, poco profesionalizados¡±. O sea, que contribuyen, pero poco, a la inserci¨®n laboral. Tenerlos ocupado tiene otras funciones: ¡°A la gente condenada le hace pasar el tiempo. No est¨¢n por el patio, no se comen la cabeza, se alejan de situaciones de conflicto, reciben disciplina, orden, respeto... Adem¨¢s, pueden comprarse algo o darlo a su familia, y eso ayuda a su autoestima¡±.
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