Enemigos p¨²blicos
El desprecio de lo p¨²blico es un disparate porque al final quien lo acaba padeciendo siempre es el m¨¢s d¨¦bil
Las reuniones de comunidad de vecinos son terribles pero hay algo mucho peor y es que no haya reuniones de comunidad de vecinos. He visitado algunos pa¨ªses que dan fe de ello. Ves fachadas precarias y zonas comunes que mejoran con la hierba crecida. Las puertas blindadas marcan un privado y un p¨²blico perfectamente distinguibles frente a escaleras sin luz y ata¨²des que parecen ascensores. Prometo que aquellos desangelados encuentros en los recibidores del bloque para discutir sobre las tuber¨ªas se ven de otra manera.
Lo mismo sucede con las asociaciones de vecinos. Son una lata, pero cambien los patios de los edificios de los que les hablo por calles y plazas sin colectores y estos problemas les parecer¨¢n alta pol¨ªtica, sentir¨¢n que hablan de cloacas o farolas con Churchill. El barrio, o lo haces o te lo hacen, y quien dice barrio dice escuela o ambulatorio. El desprecio de lo p¨²blico es un disparate porque al final quien lo acaba padeciendo siempre es el m¨¢s d¨¦bil. Y el d¨¦bil siempre puede ser uno mismo, nuestros padres o nuestros hijos.
Es por eso que uno de los fen¨®menos m¨¢s inquietantes a los que asistimos durante los ¨²ltimos a?os fue la aparici¨®n de think tanks, de peri¨®dicos y de grupos de presi¨®n que se dedicaron a crear teor¨ªa para socavar cualquier cosa que tuviese que ver con una concepci¨®n integradora de las pol¨ªticas p¨²blicas. Vimos la aparici¨®n de numerosos columnistas del neoliberalismo que intentaban convencernos de las virtudes de la desaparici¨®n de las pol¨ªticas sociales. Era curioso comprobar que la mayor parte de ellos viv¨ªa, en no pocas ocasiones, de antiguos monopolios, de empresas de hormig¨®n del BOE o de asesor¨ªas auton¨®micas. Algunos eran altos funcionarios del Estado en excedencia. Vaya, que los art¨ªculos y las ponencias del lobby las pagaban mi IVA y su IRPF, querido lector. Dicho de otra manera, a quien machaca el fraude en los cursos de formaci¨®n es, sobre todo, a los parados. Las instituciones que los amparan van a continuar sin pasar privaciones.
Es un discurso tramposo, te¨®rica y emp¨ªricamente endeble, pero efectivo porque sabe c¨®mo explotar multitud de aspectos al alcance de cada uno de nosotros: los defectos de la administraci¨®n de la cosa p¨²blica. Lo que m¨¢s duele es que han contado con la ayuda inestimable de muchos administradores defectuosos que llegaron a confundir lo p¨²blico con la funcionarizaci¨®n.
He visto m¨¦dicos que dicen que pueden reducir tu lista de espera si vas a su consulta privada¡
Todos tenemos un curr¨ªculo en todos los ¨¢mbitos de lo p¨²blico con hechos m¨¢s o menos escandalosos. As¨ª, recordando, en el instituto tuve dos profesores que ven¨ªan bebidos a clase, fijos, eternos y tolerados. En la universidad, us¨¢bamos la fama para evitar aquel o el otro pero como hab¨ªa un absentismo laboral en Bellas Artes bochornoso al final no serv¨ªa de mucho.
Lo curioso es que en este pa¨ªs el discurso contra lo p¨²blico ha contado con colaboradores tenaces y de una profesionalidad fuera de duda. Algunos hits, que estar¨ªamos todo el d¨ªa: he visto dar una subvenci¨®n a un alcalde del Bergued¨¤ para que callase, y es que hab¨ªa montado un pollo considerable porque la jefa del servicio se hab¨ªa ido a la peluquer¨ªa y hab¨ªa pasado de ¨¦l¡ He visto cenas copiosas de expertos en ¨¦tica y est¨¦tica a cargo del proyecto de investigaci¨®n del ministerio, cenas que val¨ªan dos sueldos de profesor asociado¡
He visto m¨¦dicos que dicen que pueden reducir tu lista de espera si vas a su consulta privada¡ He visto notarios especializados en salir de su despacho para que se consume la ley de propiedad vertical en b¡ He visto barrios sin planos para que no se sepa si al final los tubos que pusieron en los desag¨¹es eran de veinticinco o de treinta¡
Pues eran de quince y me dir¨¢n que lo leen todos los d¨ªas en los peri¨®dicos: los ERE, los aeropuertos o las autopistas de Madrid, y que es cansino, pero sucede que al final uno se encuentra con el ascensor social como un ata¨²d, con la escalera sin luz, o un amigo que no quiere pasar por la consulta privada para que le arreglen un poco lo suyo y hagan esperar a otro que quiz¨¢s lo necesita m¨¢s.
A cada cual la parte que le toca, hemos visto c¨®mo padres de alumnos que despreciaban la escuela y gente se quejaba por tener que hacer un poco de cola en las urgencias¡ Por eso es necesario recordar las palabras de Monica de Oriol de la semana pasada, que mostraban el desprecio gen¨¦tico que tiene una parte del empresariado espa?ol hacia tantos j¨®venes. De Oriol los describi¨® como par¨¢sitos que no sirven para nada. Para m¨¢s se?as, la se?ora de Oriol es la due?a de la empresa que estuvo al cargo de velar por la seguridad en el Madrid Arena la noche que murieron, ay, cinco chicas.
Que los que tienen mando en plaza las gastasen de esta guisa era previsible. Lo que cuesta aceptar es que contasen con la ayuda de tanta gente que dice defender lo p¨²blico y de tanta gente que depende de ello. Cuando oigan las quejas por tener que discutir por el color de la escalera piensen en el m¨¦dico que le mueve la lista a mi amigo y en el decorador de la se?ora de Oriol. Las pintamos para defendernos unos y otros.
Francesc Ser¨¦s es escritor.
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