Ventanas a la posteridad
Hasta 326 placas met¨¢licas evocan en numerosos edificios de la ciudad a las personalidades que se distinguieron en vida, dentro de un plan municipal informatizado que acopia la memoria de Madrid
Tienen forma de rombo, color amarillo y son de metal. Un filete azul remarca sus bordes. Su centro se ve suavemente combado, por razones de est¨¦tica y para que la lluvia y la nieve se deslicen por ellas sin da?arlas. Bien visibles, jalonan los muros de numerosos edificios, que su presencia acredita y distingue: son las 326 placas que el Ayuntamiento de Madrid dedica desde 1990 a personas egregias y afamadas, as¨ª como a enclaves de importancia en la historia de la ciudad. Parecen ventanas que miran hacia la posteridad. A las placas y a su contenido van a tener acceso cuantas personas lo deseen a partir de ahora.
Ello ha sido posible gracias a que todas han quedado integradas en una p¨¢gina digital abierta dentro del Plan Memoria de Madrid, promovido por el Ayuntamiento, tarea acometida por la Biblioteca Digital que dirige Gilberto Pedreira. La p¨¢gina exhibe la situaci¨®n documentada de las 326 placas hasta hoy instaladas en otros tantos puntos de la ciudad, adem¨¢s de permitir recorrer hasta siete itinerarios singulares, como el que relaciona a los escritores de la Generaci¨®n literaria de 1927, el Madrid de los Pintores o un circuito vinculado a la tauromaquia.
La nueva p¨¢gina fue presentada recientemente por Pedro del Corral, delegado municipal de Las Artes, en el Cuartel del Conde Duque. La Biblioteca Digital pone en relaci¨®n, adem¨¢s, las principales instituciones archiv¨ªsticas y bibliotecarias madrile?as entre s¨ª, desde el Archivo de Villa a la Hemeroteca, la Imprenta Municipal o la Biblioteca Hist¨®rica. Su incesante tarea a¨²na la mejor documentaci¨®n de la ciudad, seg¨²n sus responsables.
Cuando en 1990 el alcalde de Madrid, Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, viaj¨® a Londres, se trajo de all¨ª la idea de evocar la memoria de lugare?os ilustres con placas met¨¢licas semejantes a las all¨ª existentes, aunque las londinenses eran de color azul. Aqu¨ª se adopt¨® el color amarillo, en consonancia con la luz dominante en Madrid. Las placas del Plan Memoria de Madrid, ahora incentivado, fueron dise?adas en 1990 por Manuel Alegre. Construidas en forma romboide, a base de hierro cubierto de esmaltes cer¨¢micos y fundido a 1.200 grados, y tienen 52 cent¨ªmetros de lado. El texto va escrito con tipograf¨ªa Univers y los nombres propios, en caracteres de la familia Times, ambas en azul. Al pie llevaron un escudo municipal pol¨ªcromo, hoy monocromo. El precio aproximado de cada placa ronda hoy 600 euros. Cada una de ellas consta de cuatro ojales en sus v¨¦rtices para otros tantos tornillos con los que se fijan a lugares visibles de los edificios donde moraron los personajes elegidos o en los enclaves que figuran en el repertorio.
Los expertos madrile?istas Antonio Bonet Correa, Jos¨¦ Montero Alonso, Virginia Tovar, Jos¨¦ del Corral y Manuel Montero Vallejo asesoraron entonces a los ediles que decidieron nombrar las primeras 176 placas. Curiosamente, en aquella primera relaci¨®n, la paridad ideol¨®gica de los nombres efigiados era un hecho. El n¨²mero de mujeres era a la saz¨®n muy reducido, si bien hoy ha aumentado con nombres como los de Carmen Conde, Rosa Chacel, Mar¨ªa Moliner o Mar¨ªa Zambrano, que goz¨® del privilegio de tener dedicada una placa en vida, al igual que la mezzosoprano Teresa Berganza y los escritores Camilio Jos¨¦ Cela y Antonio Gala. Lo usual es que el r¨®tulo evoque a personajes fallecidos.
Luces y sombras de las chapas
- M¨¢rmol, piedra y bronce. Madrid recuerda la memoria de sus hijos e hijas m¨¢s ilustres mediante numerosos tipos de placas que jalonan los enclaves donde nacieron, vivieron o murieron. M¨¢rmol, piedra y bronce son los materiales elegidos por los escultores para distinguir a las egregias personas que han de pasar a la posteridad. A las simples l¨¢pidas se a?aden las que incorporan efigies, retratos, incluso bustos.
- Falta de identidad. Para Milagros Hern¨¢ndez, concejal de Izquierda Unida responsable de Cultura, "el equipo municipal de Gobierno carece de una pol¨ªtica de identidad ciudadana", a la hora de designar a aquellas personalidades que merecen ser efigiadas.
- Ministros republicanos. Durante los primeros a?os posteriores a la Transici¨®n, la presencia de la izquierda en los equipos municipales de gobierno logr¨® equiparar celebridades de distinta extracci¨®n ideol¨®gica; as¨ª, figuraron personalidades como la de Indalecio prieto y Francisco Largo Caballero, ministros socialistas.
Las placas m¨¢s recientemente inauguradas han sido dedicadas al escritor ribere?o Jos¨¦ Luis Sampedro, que vivi¨® en la calle de Cea Berm¨²dez, 51 y tambi¨¦n al llorado guitarrista flamenco Paco de Luc¨ªa, vecino de la calle de la Ilustraci¨®n. Hay otras a la espera y listas para ser fijadas en cuanto las agendas edilicias lo permitan; es el caso de la del escritor Juli¨¢n Mar¨ªas.
El poeta Miguel Hern¨¢ndez, quien recorriera, ya herido de muerte por la enfermedad, distintas prisiones franquistas, tiene desde fines del pasado a?o su propia placa en la calle de Vallehermoso, 96, donde durante la Guerra Civil viviera y no demasiado lejos de la dehesa de la Villa, concretamente, en la calle de Wellingtonia, donde residi¨® su amigo el Nobel de Literatura Vicente Aleixandre.
Las placas madrile?as m¨¢s veteranas datan de hace un cuarto de siglo, cuando el nombre del compositor Manuel de Falla ¡ªque entre 1904 y 1905 ten¨ªa por vecino al zarzuelista Amadeo Vives¡ª subi¨® a la primera de estas placas, precisamente la que evoca, desde la fachada del portal 72 de la calle de Serrano, que el genial compositor escribi¨® all¨ª su primera gran obra: La vida breve.
En el nutrido repertorio de nombres efigiados figuran tambi¨¦n personajes de ficci¨®n, como el Rat¨®n P¨¦rez, surgido de un cuento del Padre Coloma, preceptor de Alfonso XIII cuando era ni?o. La leyenda, de cu?o n¨®rdico, asegura que el ratoncito viv¨ªa en una caja de galletas de la confiter¨ªa Prast y lo convert¨ªa en conseguidor de regalos para todos aquellos ni?os y ni?as que hab¨ªan sufrido la ca¨ªda de uno o varios dientes de leche. Pues bien, P¨¦rez cuenta con su propia placa en la calle del Arenal, donde un peque?o muse¨ªto relata su historia.
Otros esmaltes se refieren a lugares madrile?os repletos de pasado, como las llamadas Gradas de San Felipe, en plena la Puerta del Sol, templo hoy desaparecido. De all¨ª surg¨ªan los rumores m¨¢s aviesos de la ciudad, que en pleno siglo XVI llegaban incluso de la lejana Am¨¦rica hispana para expandirse por doquier desde la agitada escalinata madrile?a.
En ocasiones, la leyenda inscrita en una placa se refiere a edificios hoy inexistentes: ¡°En este lugar estuvieron las casas del Cord¨®n, donde el secretario de Felipe II, Antonio P¨¦rez, vivi¨® desde 1575 y sufri¨® cautiverio hasta su fuga en 1585¡±. As¨ª puede leerse en la plaza del Cord¨®n.
Otras veces, las placas se permiten incluir licencias literarias como la que, junto al palacio de Villahermosa, en pleno paseo del Prado, recuerda la c¨¦lebre despedida madrile?a de Cervantes en su Viaje al Parnaso; rememora en ella la grandeza citadina: ¡°?Adi¨®s, Madrid; tu prado y fuentes que manan n¨¦ctar, llueven ambros¨ªa¡ ?¡±.
Los detalles que se brindan al lector y la lectora de las placas son a veces prolijos. Es el caso de los que se leen sobre el muro de un edificio de ladrillo rojo en la calle de Zurbano, 28: ¡°Aqu¨ª estuvo la casa en cuya buhardilla el pintor Pablo Ruiz Picasso concibi¨® y realiz¨® en 1901 la revista Arte joven¡±. Del escritor canario Benito P¨¦rez Gald¨®s, encastrado en su adorado Madrid, se da noticia de que vivi¨® su primera estancia en la ciudad, entre 1862 y 1863, en una pensi¨®n de la calle de las Fuentes, 3. Francisco de Goya cuenta ya con dos placas ¡ªen la Quinta del Sordo una de ellas¡ª y hay dos m¨¢s a la espera. San Isidro es de los m¨¢s nombrados.
Pero, ?qui¨¦n determina que el nombre de tal personaje o tal otro figure en esas placas que sellan para la posteridad la personalidad encumbrada? Es Antonio Maura Barandiar¨¢n, doctor en Filolog¨ªa Rom¨¢nica y asesor del ¨¢rea municipal de Las Artes, quien responde: ¡°Consultamos con cronistas de la Villa ¡ªselecto grupo de escritores y profesores vinculados al Instituto de Estudios Madrile?os¡ª y conversamos adem¨¢s con familiares de los personajes elegidos y con el vecindario¡±, explica. En teor¨ªa, aunque con muy pocos precedentes, los vecinos de la finca elegida para fijar una placa pueden oponerse a su instalaci¨®n. ¡°Es un porcentaje muy peque?o el de quienes se oponen¡±, a?ade el asesor.
El dise?ador Manuel Alegre alerta de que algunas constructoras, cuando acometen obras en edificios efigiados, han hecho desaparecer varias placas, ¡°como las dedicadas a Pr¨®spero Merim¨¦e y a Manolete en la plaza de Santa Ana¡±.
En el empe?o municipal por recobrar la historia, el Ayuntamiento no est¨¢ solo. El Colegio de Arquitectos, seg¨²n una idea de Paloma Barreiro Pereira, documentada por el Servicio Hist¨®rico colegial, decidi¨® entre 1992 y 2006 tachonar los dinteles de importantes edificios de la ciudad, aquellos de mejor arquitectura. Lo hizo con placas de bronce dise?adas por los arquitectos Juan Pablo Rodr¨ªguez Frade y ?ngel de la Cruz; en ellas se narraba sucintamente la historia, la entidad y el autor o autores del edificio elegido. ¡°No fue tarea f¨¢cil, pero contamos con la inestimable ayuda de Alfredo Tejero, entonces concejal de Hacienda, y de Jaime Terceiro, a la saz¨®n en la Fundaci¨®n Caja Madrid, que apoyaron la idea y se pudo materializar¡±, explica Barreiro.
De esta manera, personajes reales o de ficci¨®n, edificios y lugares famosos, quedan inmortalizados en el semblante capitalino. As¨ª, el recuerdo inscrito de pr¨®ceres hispanos medievales, renacentistas, ilustrados o rom¨¢nticos, visitantes egregios como Napole¨®n, Carlos I de Inglaterra, V¨ªctor Hugo, o Rossini, permiten rememorar en silencio un rico pasado, velado hoy entre el fragor de la ciudad.
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