Inventos Wert: la ¡®postbeca¡¯
El Ministerio de Educaci¨®n ha tomado el principio de igualdad y lo ha retorcido tanto que se parece al de la malvada discriminaci¨®n
He encargado a los alumnos que preparen una exposici¨®n en clase. Les he dado instrucciones sencillas: disponen de 10 minutos para explicarla, no pueden llevarla escrita solo (?ay, qu¨¦ trabajo cuesta escribir ¡°solo¡± sin tilde!) una peque?a ficha para orientarse. El tema es libre y deben haber consultado varias fuentes para su composici¨®n.
El primer alumno nos habla de la moda del selfie. En su opini¨®n el aumento de este fen¨®meno responde al culto al cuerpo y a un egocentrismo galopante que nos empuja a olvidarnos de lo que nos rodea. La clase ha aplaudido su intervenci¨®n.
El segundo en intervenir ha salido sin un solo papel. Explica que no ha tenido que consultar fuentes, que se basa en su experiencia directa y que no ha sabido c¨®mo titular su exposici¨®n: ?la crisis? ?el final de las ilusiones? ?realmente estamos saliendo del t¨²nel?
¡°Cuando la crisis empez¨®, ¨¦ramos casi igual de pobres ¡ªcomienza¡ª pero ten¨ªamos algunas cosas que cre¨ªamos permanentes. Mi padre ya estaba prejubilado por enfermedad y su pensi¨®n era escasa. Cada semana ¨ªbamos a la farmacia a recoger los ocho medicamentos que necesita tomar diariamente. Ahora no vamos todas las semanas. Algunas veces lo estiramos 10 o 15 d¨ªas. Depende. Cada vez que vamos a por los medicamentos tenemos que pagar siete o 10 euros. No es gran cosa, pero hay semanas que nos viene muy mal, por eso cada d¨ªa se salta alguna pastilla para que la cajita le dure m¨¢s¡±. La clase se ha quedado en completo silencio. ¡°Soy hijo de jornaleros y nieto de jornaleros. Venir hasta aqu¨ª me cuesta una larga caminata cada d¨ªa. A¨²n as¨ª, mi familia y yo ten¨ªamos la ilusi¨®n de que hiciera estudios superiores. Mis padres estaban muy orgullosos porque hubiera sido el primero de toda mi familia. Pero ahora creo que es imposible. En el caso de que me dieran una beca me la pagar¨ªan a final de curso y nosotros no podemos aguantar ese tiempo¡±. La clase est¨¢ absolutamente conmovida, las bocas fruncidas, los ojos completamente abiertos, redondos, para evitar l¨¢grimas in¨²tiles. Pasaron despu¨¦s algunas otras cosas pero voy a poner fin a la escena. Ya es suficiente.
Este domingo es 4 de mayo. A miles de estudiantes todav¨ªa no les han ingresado sus becas. Quienes ya las han recibido certifican que han cobrado mucho menos que en a?os anteriores. Los que esperan todav¨ªa no saben cu¨¢l es la cuant¨ªa. Han inventado un tramo variable tan dif¨ªcil de descifrar que han anunciado para el pr¨®ximo a?o un simulador de c¨¢lculo m¨²ltiple. Antes cuando aspirabas a una beca sab¨ªas cu¨¢l era su cuant¨ªa. Ahora no. Los requisitos se han vuelto prolijos y algunos absolutamente surrealistas. Por ejemplo, en bachillerato, si te matriculas en un curso completo puedes tener beca, pero si vuelves a los estudios con 80% de asignaturas por completar, no tienes derecho alguno.
El Ministerio de Educaci¨®n ha tomado el principio de igualdad y lo ha retorcido de tal forma que se parece al de la malvada discriminaci¨®n. Quienes entregan la solicitud de una beca o ayuda se adentran en un universo desconocido de c¨¢lculos, plazos, estimaciones que no conocen y que les impiden planificar su vida ?Que vuelva Kafka, por favor y nos relate la maldad de esta burocracia postmoderna! Ya no hay becas, sino postbecas que se entregan casi al finalizar el curso. Mientras tanto los estudiantes, para sobrevivir en las aulas, necesitan pr¨¦stamos de familiares o de bancos, o sea, una especie de prebecas que ni Kafka podr¨ªa imaginar en sus laberintos. Quienes no lo consiguen, se marchan en silencio.
?Qu¨¦ equivocados est¨¢bamos los que anunci¨¢bamos que con esta pol¨ªtica educativa los pobres saldr¨ªan del sistema educativo superior en unos 10 o 15 a?os! Bastar¨¢n dos o tres cursos para que los m¨¢s desfavorecidos desaparezcan sin dejar m¨¢s rastro que el de su tristeza. Mientras, el monstruo sonr¨ªe.
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