¡°El miedo a no trabajar permite ejercer presiones¡±
Los profesionales, muchos imprescindibles para el funcionamiento del sistema, viven pendientes de las renovaciones
Ha trabajado ocho a?os en Reino Unido, uno en Suecia y, desde 1999, est¨¢ vinculado al SAS. Primero en el Hospital Punta Europa de Algeciras y, desde hace ocho a?os, en el de Jerez. Ha tenido contratos de seis meses, de cuatro, de uno. El pr¨®ximo se le acaba a final de mayo y ya sabe lo que va a ocurrir: ¡°El hospital pedir¨¢ a la bolsa de trabajo un anestesista y me llamar¨¢n¡±, cuenta con cierta tranquilidad Juan Pedro Culsan, anestesista de 56 a?os.
?Pero qu¨¦ pasa si cuando el tel¨¦fono suena el trabajador no lo coge? ¡°Me quedo sin trabajo¡±, asegura. Los eventuales del SAS comparten una obsesi¨®n: no separarse del tel¨¦fono. Para los estructurales, los d¨ªas clave son cuando se les est¨¢ acabando el contrato en vigor, pero para los que trabajan de forma m¨¢s espor¨¢dica, la posibilidad de perder estas llamadas se convierte en una pesadilla recurrente.
El SAS est¨¢ obligado siempre a hacer tras llamadas a un aspirante antes de pasar al siguiente de la lista. Para los contratos de corta duraci¨®n, las tres llamadas son en el mismo d¨ªa y para los de larga, en d¨ªas distintos. Pero los profesionales se quejan de que, a menudo, el tel¨¦fono suena tres veces seguidas y, si no hay respuesta, el contrato se da por perdido en apenas un minuto. ¡°Si esto se hace as¨ª, est¨¢ mal hecho¡±, advierte la directora general de Profesionales, Celia G¨®mez.
Los eventuales estructurales se ayudan ahora de las redes sociales y de los correos electr¨®nicos para avisarse unos a otros de que est¨¢n llamando para las renovaciones. Aun as¨ª, Culsan asegura que la situaci¨®n, aunque se acumulen a?os de experiencia, siempre genera incertidumbre. ¡°Estamos en una posici¨®n d¨¦bil y el miedo a no trabajar permite ejercer presiones de todo tipo¡±, advierte.
ALICIA VIGLERIO Psiquiatra
¡°La estabilidad que nos vendieron en la convocatoria fue un parip¨¦¡±
Tras a?os de contratos temporales, siempre esperando que sonara el tel¨¦fono, Alicia Viglerio pens¨® que le tocaba un periodo de calma cuando en 2010 aprob¨® una convocatoria puesta en marcha por la Consejer¨ªa de Salud para consolidar puestos de trabajo estructurales de cada centro sanitario. En su caso, el Hospital de Puerto Real (C¨¢diz). Se public¨® en el Bolet¨ªn Oficial de la Junta de Andaluc¨ªa, los aspirantes se sometieron a un examen te¨®rico y al juicio de un tribunal. ¡°Nos lo vendieron como una f¨®rmula para darle estabilidad durante cinco a?os a nuestras plazas. Pero fue un parip¨¦¡±, asegura Viglerio.
Los contratos se van renovando por un a?o en 2011 y 2012, pero, en febrero de 2013, todos los trabajadores se quedaron con el 75% de jornada y sueldo y, la mayor¨ªa de ellos, con renovaci¨®n mensual. En enero firmaron por cuatro meses y ahora, seg¨²n lo anunciado esta semana por la Consejer¨ªa de Salud, se le ofrecer¨¢ un contrato hasta enero. ¡°Somos personal estructural, tenemos casi asegurada la renovaci¨®n. Pero siempre queda la duda y, sobre todo, el recorte al 75%¡±, afirma esta psiquiatra. Ella aplica la reducci¨®n de jornada laboral layendo solo a trabajar cuatro d¨ªas a la semana. ¡°Se supone que no voy los viernes, pero al final hay programas que no se pueden cambiar y muchos viernes tambi¨¦n voy¡±, asegura.
MAR?A Administrativa en paro
¡°Han dejado de llamarme, estoy en la calle como muchos otros¡±
Mar¨ªa tuvo su primer contrato en el SAS como telefonista en 1996. La llamaron para una sustituci¨®n y repiti¨® unos meses despu¨¦s. Pero fue a partir de 2000 cuando empez¨® a encadenar un contrato temporal con otro: primero en el Hospital de Motril y luego en el de Granada. ¡°Siempre de administrativo, en el mismo sitio, pero con duraci¨®n variable. En un a?o pod¨ªa tener seis o siete contratos. Unos de meses y otros de d¨ªas¡±, cuenta Mar¨ªa, nombre ficticio porque prefiere no dar el real. ¡°Hay mucha cultura del miedo en el SAS¡±, asegura.
Su situaci¨®n empez¨® a cambiar a principios de 2011, cuando not¨® que se distanciaban los contratos. En 2012 trabaj¨® solo dos meses y medio y en 2013, un mes. Una sustituci¨®n de verano con el 75% de la jornada y sueldo. Fue en septiembre y, desde entonces, no ha vuelto a trabajar. Lleva un a?o cobrando el subsidio de desempleo y los servicios sociales han emitido un informe en el que advierten de riesgo de exclusi¨®n social. Tiene 45 a?os, una hija y sus padres le ayudan a pagar la hipoteca.
En el caso de los administrativos, asegura Mar¨ªa, los recortes han supuesto un doble castigo porque el SAS no distingue entre las funciones de un auxiliar administrativo y un administrativo, una categor¨ªa superior y, por tanto, con retribuci¨®n m¨¢s alta. Los trabajadores afectados han pedido que se unifiquen, pero igualar los sueldos costar¨ªa a Salud 17 millones de euros al a?o. ¡°Un auxiliar administrativo cobra 1.000 euros y un administrativo, 1.350. As¨ª que yo estoy en la calle, en mi casa, como muchos compa?eros. Han dejado de llamarme¡±, afirma Mar¨ªa.
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