Cierra Manterola, pierde la cultura
La hist¨®rica librer¨ªa de San Sebasti¨¢n, a punto de desaparecer tras una actividad iniciada en 1955
¡°?T¨² crees que es un tema suficientemente interesante para hacer un reportaje?¡±. Es la primera pregunta al vuelo que lanza Mari Loli Arbelaiz, una de las hermanas responsables de la librer¨ªa Manterola, situada en la calle del mismo nombre en San Sebasti¨¢n, a la que recientemente han decidido echar el cierre.
Su sorpresa quiz¨¢s provenga de lo olvidado que est¨¢ su negocio por la mayor¨ªa de la poblaci¨®n donostiarra, a la que ¡°ya no interesa¡± tanto comprar libros de este tipo. Sin embargo, la reacci¨®n de la propietaria no se corresponde con un hito tan importante como el cierre de un establecimiento que lleva casi 60 a?os vendiendo aut¨¦nticas joyas literarias.
La librer¨ªa Manterola es un establecimiento ¡°at¨ªpico¡±, fundado en 1955, dedicado no s¨®lo al comercio del libro antiguo, sino tambi¨¦n a mapas, planos, grabados, litograf¨ªas, carteles y cualquier otro impreso o manuscrito ¡°que sea testigo del pasado¡±, tal y como se definen en la p¨¢gina web (link de la web: http://www.libreriamanterola.com/default.htm). ¡°Cuando mi padre abri¨® el negocio, hab¨ªa alg¨²n que otro peri¨®dico que celebraba la apertura de nuestra librer¨ªa¡±. Hoy, la noticia es triste a la vez que totalmente opuesta a la de 1955: ¡°San Sebasti¨¢n se queda hu¨¦rfana de este tipo de librer¨ªas¡±.
La raz¨®n por la que cierran las puertas de este hist¨®rico lugar ¡°es la propia vida¡±. ¡°Todo negocio sobrevive en funci¨®n del trabajo que inviertes. Pero llega un momento en la vida en el que dices: ya no vamos a seguir trabajando m¨¢s¡±.
"Llega un momento en el que dices: no vamos a seguir trabajando m¨¢s"
Adem¨¢s, admite que la era del coleccionista antiguo no tiene un ¡°relevo generacional¡±. ¡°Los clientes que est¨¢n interesados en nuestros productos o ya est¨¢n cubiertos o han fallecido¡± y a?ade: ¡°Son una minor¨ªa las personas que quieren coleccionar o simplemente desean tener un libro¡±.
Por otro lado, tambi¨¦n afirma que la llegada de la era digital ha afectado ¡°mucho¡± al sector. Sujetando un volumen de los Fueros de Vizcaya comenta que ¡°los clientes de ahora no est¨¢n tan interesados en tener el libro en mano, como en la simple lectura¡±. ¡°El lector se ha acomodado y ya no es el mismo¡±. Mari Loli, a su vez, considera que el problema no es de precio, sino de ¡°inter¨¦s¡±. ¡°Nosotros recibimos a personas que, adem¨¢s de leer, puedan adquirir un libro como objeto de puro placer¡±. Y no se trata precisamente de libros que se puedan encontrar en cualquier esquina del territorio. De hecho, son ¡°reliquias¡± que m¨¢s que en la calle, perfectamente podr¨ªan pertenecer a una exposici¨®n. En el piso de arriba, donde aguardan una colecci¨®n interminable de la literatura vasca, se pueden ver ediciones de hace siglos, como El imposible vencido. Arte de la Lengua Bascongada de Manuel Larramendi, fechado en 1729. O una biograf¨ªa de San Ignacio de 1658 escrita en lat¨ªn. Incluso, si alguien se atreve a curiosear con m¨¢s atenci¨®n podr¨ªa encontrarse con alg¨²n libro de cuentas de alg¨²n convento de Euskadi, a los que Mari Loli confiesa tener especial ¡°man¨ªa¡± por su ¡°escasa¡± legibilidad.
En cualquier caso, ¡°son obras que parecer¨ªan impensables tenerlas en nuestras casas, y sin embargo cualquiera que se acerque hasta aqu¨ª puede acceder a ellos por un precio razonable. Creo que muchas veces su falta de ¨¦xito es por ignorancia. Porque una cosa es que el libro antiguo te guste o no, y otra que no sepas de su existencia¡±, comenta. De su riqueza dan fe autores como Miguel Barandiaran, Iribarren, Manuel Lecuona o Julio Caro Baroja, quien se acercaba ¡°much¨ªsimas veces¡± a refugiarse entre las estanter¨ªas.
Lo que atrajo a todas estas y otras firmas, con las que mantuvieron una estrecha relaci¨®n, es fruto del trabajo de la familia Arbelaiz. ¡°Nunca me he preguntado cu¨¢ndo ¨ªbamos a dejar de funcionar porque no es esa la cuesti¨®n importante. Todo depende de las horas que inviertas. Cuantas menos ventas tengas, m¨¢s tendr¨¢s que trabajar para mantener clientes y llamar su inter¨¦s. Las cosas no vienen dadas nunca. Por eso cuando escucho a la gente decir que ya no hay ayudas, yo me pregunto: ?De qu¨¦ ayudas hemos vivido nosotros? Que no digo que no haya que ayudar a la gente, pero tambi¨¦n hay que pelear y trabajar. Unos tendr¨¢n m¨¢s suerte y ser¨¢n m¨¢s h¨¢biles que otros, pero hay que tener g¨¦nero suficiente como para mantener a cada cliente contento. Luchar es dif¨ªcil, ahora y siempre¡±, subraya.
Una lucha que se vio reconocida en 2006, cuando el Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n premi¨® a la librer¨ªa con la Medalla al M¨¦rito Ciudadano de ese mismo a?o, aunque para Mari Loli este tipo de reconocimientos nunca le han causado ¡°ning¨²n inter¨¦s especial¡±, debido a que siempre le ha importado trabajar ¡°sin necesidad de recibir reconocimiento de este tipo¡±. ¡°No creo que hagamos nada en especial, todo es fruto de mucho oficio¡±, dice.
En cuanto a posibles alternativas que se han barajado para poder salvar y no cerrar la librer¨ªa, la responsable se lleva las manos a la cabeza cuando explica que la ¨²nica oferta que han recibido es de un restaurante. Por razones ¡°l¨®gicas¡±, tanto ella como sus dos hermanos, Maria Luisa y Juanjo, no tuvieron el m¨ªnimo inter¨¦s en conocer el contenido de la propuesta. De momento el local ¡°no cerrar¨¢ las persianas¡± literalmente, ya que el sobrino de los Arbelaiz trasladar¨¢ su negocio, otra librer¨ªa situada en la misma calle, al espacio que ahora ocupa Manterola. Sin embargo, a pesar de no cerrar la puerta, ¡°la esencia se perder¨¢ cuando nos vayamos nosotros¡±, dice Mari Loli. En cuanto al nombre, a¨²n debaten si mantener o no el actual. Con o sin nombre, la ciudad perder¨¢ un s¨ªmbolo de la literatura.
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