Al ¨¦xtasis por el recogimiento
El artista asturiano ha afilado su discurso al tiempo que su m¨²sica recoge inflexiones folcl¨®ricas, una dicotom¨ªa que el p¨²blico acoge con admiraci¨®n absorta
Los conciertos de Nacho Vegas precisan de un periodo de adaptaci¨®n o, mejor a¨²n, de resituaci¨®n, justo el t¨ªtulo que ha escogido el asturiano para su ¨²ltimo trabajo. Venimos de un mundo convencional en el que rige la afinaci¨®n temperada, pero Vegas ajusta las notas en su garganta de manera abrupta, como una caja de cambios en la que rascasen las marchas. El gijon¨¦s silabea, marca las erres y adopta una fon¨¦tica nasal, pero el ser humano sobrevive a todo y al cuarto de hora se acostumbra a esta dicci¨®n. Es a partir de ah¨ª cuando podemos congraciarnos con las virtudes del gijon¨¦s, observador mordaz y letrista notabil¨ªsimo que ayer volvi¨® a llenar la Joy Eslava en la segunda de sus tres comparecencias.
Hay algo en Vegas de ¡°redefinici¨®n de la modernidad¡±, m¨¦rito que le atribuye a su paisana Lorena ?lvarez en la casi verbenera Rapaza de San Antol¨ªn. Nacho es cada vez m¨¢s un artista de folk, por mucho que la pose parta del indie y los textos se hayan vuelto m¨¢s pol¨ªticos y afilados que nunca. Quiz¨¢s en esta extra?a dicotom¨ªa radique el mayor m¨¦rito de este hombre taciturno, lac¨®nico y espigado que sigue fiel al traje oscuro y disimula su mirada tras el flequillo. Vegas le saca los colores a los poderosos y llama al rearme moral (Runr¨²n), pero conjuga el trasfondo vitri¨®lico con formas musicales radicalmente populares (Perplejidad, Taberneros). Y su p¨²blico procura el ¨¦xtasis a trav¨¦s del recogimiento, lo que constituye un m¨¦rito indudable para estos 105 minutos de ceremonia.
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