La econom¨ªa acerca Valencia a Catalu?a
Por debajo de la tradicional incomunicaci¨®n de los Gobiernos valenciano y catal¨¢n fluye una intensa relaci¨®n empresarial
Las relaciones entre Catalu?a y la Comunidad Valenciana nunca han sido f¨¢ciles. Y ahora, con el debate soberanista, menos. Pese a compartir historia y cultura, y tener intereses econ¨®micos id¨¦nticos y complementarios, las relaciones entre ambos Gobiernos siempre han sido complicadas. La Batalla de Valencia(la mutaci¨®n de la derecha franquista en resistencia patri¨®tica a una figurada invasi¨®n catalana), as¨ª como la insistente instrumentalizaci¨®n de ese fantasma por parte del PP como arma de demolici¨®n electoral (contra defensores de la cient¨ªfica unidad ling¨¹¨ªstica) han distorsionado la correspondencia.
Aunque ha habido periodos de excepci¨®n. Pero siempre en funci¨®n de los equilibrios del Gobierno central. En 1993 el PSOE perdi¨® la mayor¨ªa absoluta y necesit¨® a Convergencia i Uni¨® (CiU) para gobernar con un pacto de legislatura. Entonces, entre la calle Cavallers y la plaza de Sant Jaume se inici¨® un tibio acercamiento que trunc¨® la victoria del PP en las auton¨®micas de 1995 (con un pacto con Uni¨®n Valenciana). Un a?o despu¨¦s, se repiti¨® la coyuntura en las generales. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar necesit¨® a CiU para salvar la mayor¨ªa simple del PP en Espa?a y se abri¨® otra aproximaci¨®n (previa fagocitaci¨®n de UV) en la que fructific¨® el pacto ling¨¹¨ªstico para alejar la lengua del debate pol¨ªtico.
Pero la mayor¨ªa absoluta del PP en 2004 rompi¨® de nuevo los lazos. Por las costuras se han ido perdiendo todos los discursos sobre las necesidades de articular las relaciones sobre las posibilidades que impon¨ªa la geograf¨ªa e impulsar un espacio en base a la realidad econ¨®mica europea. Los que hizo primero Jordi Pujol bajo el ep¨ªgrafe del Mediterr¨¢neo Noroccidental y los que se condensaron en el del Arco Mediterr¨¢neo del equipo de Joan Lerma, que luego asumi¨® Eduardo Zaplana, o los de Pasqual Maragall con la bandera de la Eurorregi¨®n. Con Francisco Camps (2003-2011) la relaci¨®n oscil¨® entre la hostilidad y la v¨ªa muerta. Con Alberto Fabra no es muy diferente.
Sin embargo, la realidad no ha dejado de empujar. Por una parte, la relaci¨®n comercial entre Catalu?a y la Comunidad Valenciana es muy poderosa. Seg¨²n los an¨¢lisis estad¨ªsticos de C-Intereg del per¨ªodo 1995-2010, Catalu?a fue el principal cliente de la Comunidad Valenciana (4.419,2 millones de euros, 21,5% de las ventas) y Catalu?a fue el principal proveedor para los valencianos (7.442,5 millones, el 31,9% de las compras). En ese mismo per¨ªodo, la Comunidad Valenciana tambi¨¦n fue el mercado m¨¢s importante para Catalu?a (17,2% de las ventas) y su principal proveedor (17,8% de las compras).
Cada vez que el PP o el PSOE han necesitado a CiU, ha habido acercamiento
Por la otra, el peso de la geograf¨ªa es determinante. El ge¨®grafo Josep Vicent Boira distingue entre relaciones pasivas y activas. ¡°Las pasivas vienen dadas por la geograf¨ªa, y hay una geograf¨ªa en los pueblos del litoral mediterr¨¢neo que impone unas relaciones norte-sur¡±. Contra eso, defiende, es muy dif¨ªcil luchar. ¡°Hubo un momento en que se pens¨® que la globalizaci¨®n iba a borrar la geograf¨ªa, pero no ha sido as¨ª. La geograf¨ªa es muy tozuda y las tendencias antiguas siempre acaban surgiendo¡±, refiere. Pero adem¨¢s, subraya, hay otra ¡°geograf¨ªa activa¡± que es la derivada de la globalizaci¨®n y que est¨¢ reconfigurando nuestros territorios.
Boira alude a c¨®mo la geopol¨ªtica europea y mundial est¨¢ revalorizando el Mediterr¨¢neo y a c¨®mo eso impone la articulaci¨®n de pol¨ªticas comunes de econom¨ªa e infraestructuras. ¡°Las redes son la respuesta a esta situaci¨®n y los empresarios lo han entendido¡±. El ge¨®grafo pone el ejemplo de una reciente visita del embajador chino a Valencia donde solo se interes¨® por el corredor mediterr¨¢neo, la infraestructura que le permitir¨ªa acceder a Europa desde el sur. Boira considera que los elementos pasivos y activos de la geograf¨ªa y la econom¨ªa incitan a repensar las relaciones entre catalanes y valencianos.
En su relato, a medida que la escala de los procesos se ha hecho global, las diferencias internas son menores y ¡°solo se ve una gran regi¨®n econ¨®mica mediterr¨¢nea¡±. ¡°Eso ha hecho que las econom¨ªas catalana y valenciana hayan pasado de ser competitivas a complementarias o cooperadoras. El puerto de Valencia ya no compite contra el de Barcelona, sino contra el de Hamburgo o el de Rotterdam o el norte de ?frica. Vamos a grandes regiones econ¨®micas articuladoras que van a ser la base de las pol¨ªticas y de infraestructuras¡±, pondera.
El cambio de escala ha abierto los ojos sobre la realidad y los hechos han empujado a los dos principales grupos de presi¨®n de Catalu?a y la Comunidad Valenciana a coger el toro por los cuernos. A partir de 2006, las relaciones entre empresarios catalanes y valencianos dejan de estar mediatizadas por la pol¨ªtica y ahora ¡°son la punta de lanza de las relaciones entre Catalu?a y la Comunidad Valenciana¡±, explica Boira, que tiene un papel destacado en el nuevo discurso patronal. La Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios (AVE) y el C¨ªrculo de Econom¨ªa catal¨¢n han hecho un frente com¨²n para defender planteamientos de actuaci¨®n conjunta en base a la geograf¨ªa y a prioridades compartidas (infraestructuras, interrelaci¨®n econ¨®mica, financiaci¨®n¡).
Catalu?a es el principal mercado de valenciano y viceversa
En febrero de 2013, las inquietudes de los principales lobbies empresariales catal¨¢n y valenciano cristalizaron en el Manifiesto de Tarragona. El documento expon¨ªa la necesidad de superar las tensiones territoriales para tejer una macrorregi¨®n con la que competir en los mercados mundiales. Asimismo, reivindicaba la industria como instrumento generador de empleo y resaltaba la oportunidad de las dos comunidades de apoyarse en proyectos estrat¨¦gicos comunes como el corredor mediterr¨¢neo.
En el empe?o tambi¨¦n han contribuido las c¨¢maras de comercio. El pasado febrero, agrupadas bajo el paraguas del Espacio Econ¨®mico del Mediterr¨¢neo Espa?ol (junto a las de Baleares y Murcia), realizaron una firme apuesta por este cluster econ¨®mico de base territorial como locomotora para salir de la crisis. ¡°Son las bases de un programa econ¨®mico para una gran regi¨®n econ¨®mica: reindustrializaci¨®n, infraestructuras y log¨ªstica, turismo internacional y turismo residencial. Habr¨ªa que a?adir la agroindustria y el conocimiento y preparar un plan estrat¨¦gico de la regi¨®n econ¨®mica del Mediterr¨¢neo¡±, expone Boira.
Pero la falta de complicidad pol¨ªtica no es la ¨²nica sombra sobre este proceso iniciado por los empresarios. Boira apunta tambi¨¦n hacia la hoja ruta del soberanismo en Catalu?a. La presidenta aragonesa, Luisa Fernanda Rudi, acaba de sugerir en Valencia que el corredor ferroviario central ser¨ªa la alternativa al mediterr¨¢neo en caso de que la independencia de Catalu?a prosperase. ¡°Eso va a marcar la posici¨®n del Gobierno central y una buena parte del PP ante la situaci¨®n¡±, se?ala Boira.
Admitiendo el derecho de Catalu?a a decidir su futuro, mantiene que la hoja de ruta soberanista ¡°no ha reflexionado suficientemente sobre las consecuencias de su decisi¨®n en el Pa¨ªs Valenciano¡±. Y advierte de que ¡°una espa?olizaci¨®n de Espa?a supondr¨ªa una desvalencianizaci¨®n de Valencia¡±. ¡°Cuando por fin ten¨ªamos una narrativa muy s¨®lida de una estructuraci¨®n econ¨®mica y de relaciones hist¨®ricas entre Catalu?a y Valencia, no digo que ahora con ese debate salte todo por el aire, pero s¨ª que pierde eficacia porque est¨¢ sirviendo en bandeja de plata a otros intereses ligar la realidad econ¨®mica valenciana a otras opciones que no son la del corredor mediterr¨¢neo¡±, lamenta. El camino entre Catalu?a y la Comunidad Valenciana nunca acaba de estar expedito.
¡°Una cuesti¨®n que est¨¢ viva¡±
El escritor y antrop¨®logo Joan Francesc Mira, uno de los ensayistas que con mayor solvencia ha actualizado la sustantividad de los valencianos, consider¨® hace unos a?os el catalanismo pol¨ªtico como una utop¨ªa prescindible en la Comunidad Valenciana. Seg¨²n explica, las relaciones entre valencianos y catalanes dieron un salto a partir de los a?os sesenta. Nunca hab¨ªan sido "tan importantes" como a partir de esa d¨¦cada, cuando se publica Nosaltres els valencians, de Joan Fuster, y se establecen lazos muy activos que extienden una corriente "procatalana, con todas las comillas que se quiera" que impregna la cultura, los medios de comunicaci¨®n e incluso grupos pol¨ªticos que nunca se lo hab¨ªan planteado. "Hay algo desde entonces que provoca la reflexi¨®n", apunta.
La parte negativa, seg¨²n Mira, es que esa expansi¨®n caus¨® una reacci¨®n contraria en los a?os de la Transici¨®n, cuya imagen es enfrentamiento y conflicto. En cualquier caso, resalta que la relaci¨®n ¡°es una cuesti¨®n que est¨¢ viva y hace pensar a la sociedad valenciana¡±. Pero Mira reconoce que ¡°est¨¢ m¨¢s viva entre valencianos que entre catalanes¡±. Esa relaci¨®n va m¨¢s de sur a norte que de norte a sur y ¡°la presencia activa¡± de valencianos en Catalu?a es m¨¢s fuerte que al rev¨¦s.
Pone como ejemplo que desde los a?os ochenta la producci¨®n de escritores valencianos en Catalu?a es m¨¢s importante que nunca. Igual que la representaci¨®n de valencianos en asociaciones e instituciones como el Pen Club, la Associaci¨® d'Escriptors en Llengua Catalana o el Institut d'Estudis Catalans. O el papel destacado de periodistas valencianos en medios catalanes. Seg¨²n Mira, esta especie de "imperialismo valenciano" en Catalu?a se percibe como natural. "Son realidades constatables, no fantas¨ªas", advierte. Mira percibe ahora unas relaciones m¨¢s equilibradas en la Comunidad Valenciana, pero se?ala que ha sido crucial la desactivaci¨®n del catalanismo radical y la desaparici¨®n de partidos como Uni¨®n Valenciana, aunque el anticatalanismo se ha enquistado como un arma de agitprop para el PP.
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