El d¨ªa despu¨¦s
Las elecciones europeas tendr¨¢n un efecto muy limitado en el gran tema sin resolver de hoy: el equilibrio de fuerzas entre pol¨ªtica y mercado
Hoy se vota la nueva composici¨®n del Parlamento Europeo y, en cierta medida, la orientaci¨®n pol¨ªtica de la UE en los pr¨®ximos a?os. Pero, al mismo tiempo, todos sabemos que estas elecciones tendr¨¢n un efecto muy limitado en lo que es el gran tema sin resolver de la nueva ¨¦poca en la que estamos: el equilibrio general de fuerzas entre pol¨ªtica y mercado. El d¨ªa despu¨¦s, las lecturas del acontecimiento ser¨¢n como siempre parciales y sesgadas. Esta desangelada campa?a ha incorporado muchas capas de incertidumbre y, al mismo tiempo, de expectativa, pero en clave m¨¢s local que europea. ?Cu¨¢l ser¨¢ el balance final de la abstenci¨®n? ?Resistir¨¢ el bipartidismo? ?Hasta que punto quedar¨¢n cubiertas las esperanzas de los partidos peque?os? ?Emerger¨¢n nuevas organizaciones capaces de trasladar a las instituciones la extensa rabia social y transformarla en nuevos formatos de acci¨®n pol¨ªtica? Pero, despejadas las inc¨®gnitas, todo empieza de nuevo, y nadie podr¨¢ eludir las grandes exigencias del nuevo ciclo pol¨ªtico que se abre.
Seguimos anclados en un escenario social que mezcla rabia, angustia y miedo en proporciones variables. Y si bien los responsables de la situaci¨®n han ido quedando definidos y forman la minor¨ªa crecientemente privilegiada, no est¨¢ para nada claro que ello derive de forma autom¨¢tica en un reforzamiento de la fuerza electoral y pol¨ªtica de las formaciones de izquierda. Parecer¨ªa l¨®gico que as¨ª fuera dada la matriz financiera, fiscalmente evasora y socialmente insolidaria que caracteriza el comportamiento de los m¨¢s poderosos en este interregno entre ¨¦pocas. Estamos viendo como en muchos pa¨ªses, lo que emerge es un mensaje neoproteccionista, de nacionalismo trasnochado y de exclusi¨®n a los for¨¢neos que se presenta como la salvaguardia de las tradiciones que cobijan y amparan, por obsoletas que puedan parecer ante un imparable proceso de cambio tecnol¨®gico e internacionalizaci¨®n. Marine Le Pen, promet¨ªa en campa?a ¡°proteger a Francia de la globalizaci¨®n neoliberal¡±, mientras denostaba a pol¨ªticos corruptos y a los insensibles tecn¨®cratas y bur¨®cratas de Bruselas y alababa a Putin como un patriota que defiende ¡°la herencia cristiana de la civilizaci¨®n europea¡±. Como recordaba Owen Jones hace unos d¨ªas en el CCCB, tenemos precedentes claros en el periodo de entreguerras que dio lugar al fascismo en muchos lugares de Europa. Hoy en d¨ªa los uniformes y los correajes no se llevan, pero crecen las posibilidades de capitalismos autoritarios que canalicen rabia, angustias y temores hacia formas autoritarias y represivas de nuevo cu?o. Y en ese escenario, los partidos socialdem¨®cratas tienen muchas dificultades en separarse ahora de lo que ha sido sus evidentes responsabilidades en el proceso que ha conducido al l¨ªo en el que estamos metidos, y del que no saldr¨¢n con f¨®rmulas de gran coalici¨®n con los conservadores que s¨®lo aplazan problemas y fragilizan la democracia.
Crece la posibilidad de capitalismos autoritarios que canalicen la rabia hacia formas represivas de nuevo cu?o
Nos vamos dando cuenta, asimismo, que el d¨ªa despu¨¦s de grandes movilizaciones populares contra las injusticias y los atropellos pocas cosas de fondo parecen cambiar. Se ha demostrado que es posible parar ofensivas expoliadoras de lo p¨²blico y bloquear injusticias flagrantes. Pero los avances son lentos en comparaci¨®n con los retos a los que nos enfrentamos. Se est¨¢ ya discutiendo el Transatlantic Trade and Investment Partnership que regular¨¢ las relaciones comerciales entre EEUU y la Uni¨®n Europea y que incluye formas espec¨ªficas de resolver conflictos comerciales fuera de los tribunales ordinarios. Una nueva vuelta de tuerca en el proceso de desinstitucionalizaci¨®n de los procesos econ¨®micos clave, con el evidente deterioro de la credibilidad y legitimidad de la democracia realmente existente. Es urgente abordar el debate de las instituciones, de la (auto)organizaci¨®n, de la capacidad de transformar las cosas, con amplias alianzas que incorporen las demandas populares en propuestas cre¨ªbles, radicales en sus contenidos estrat¨¦gicos e innovadoras en las formas de relaci¨®n entre instituciones y movilizaci¨®n social. Renovando las bases ¨¦ticas y de honorabilidad de la acci¨®n pol¨ªtica. La cuesti¨®n no estriba solo en gestionar las instituciones de otra manera. Se trata de hacer realidad las promesas incumplidas de la democracia, buscando una nueva institucionalidad que no busque su legitimidad solo en la din¨¢mica electoral, sino en su alianza, a veces conflictiva pero leal, con los procesos de cambio ya existentes que han sabido responder concreta y territorialmente a los problemas y a las oportunidades que se han ido planteando. Una alternativa pol¨ªtica que no eluda el problema central de los recursos econ¨®micos, de la capacidad de responder a las necesidades de sustento y de bienestar ciudadano. El problema no est¨¢ solo en las elecciones. El verdadero reto est¨¢ en el d¨ªa despu¨¦s.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica e investigador del IGOP de la UAB.
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