F¨²tbol y elecciones: ganar Europa
?Cu¨¢ntos reconocer¨¢n que quien de verdad gan¨® el gran partido fue la abstenci¨®n de m¨¢s de la mitad del electorado?
Fin de semana electoral inolvidable. El d¨ªa de reflexi¨®n vimos la gran batalla europea: Madrid contra Madrid, una competici¨®n a vida o muerte por el n¨²mero uno de Europa. En el duro y largo camino de la lucha por el terreno de juego, partido a partido, gol a gol, han quedado aniquilados, derrotados, europeos y perif¨¦ricos de todo el continente. El objetivo era la victoria, ganar, competir hasta el ¨²ltimo aliento por la hegemon¨ªa europea. Madrid ya es el centro del mundo.
Una reflexi¨®n ¡°de infarto¡± (dicen los showman ¡ª?esas radios!¡ª que nos la explican) hasta para todos los aguafiestas y herejes que nos olvidamos de que el f¨²tbol es el refugio sentimental, cultural y hasta pol¨ªtico de una ingente multitud de contempor¨¢neos seguramente tan bienintencionados como quienes no compartimos tal pasi¨®n.
Un d¨ªa de reflexi¨®n con moraleja: el rey de Europa est¨¢ en el Madrid del dinero y el poder, ganador en el ¨²ltimo minuto al Madrid populachero y castizo. ?Europa en su bolsillo? El marat¨®n Madrid ¡ª?ah, la marca Espa?a!¡ª exhibe la goleada del centralismo. As¨ª lo deducen ¡ªme consta, les escuch¨¦¡ª perif¨¦ricos orgullosamente independentistas tanto o m¨¢s competitivos, dispuestos a tomarse la revancha hist¨®rica.
El f¨²tbol, como nos ense?¨® el querido Manolo V¨¢zquez, marca nuestra cultura y resulta una herramienta pedag¨®gica imprescindible para la simplificaci¨®n
La cosa viene de muy lejos, oficialmente se se?ala hacia 1714, pero cada d¨ªa los ciudadanos catalanes somos testigos de que hay entre nosotros muchos ¡ªdemasiados¡ª que no pueden pasar sin compararse constantemente con Madrid. Y cual inefables caballeros andantes, dispuestos a participar en el gran juego de ver la democracia como un deporte de competici¨®n, los m¨¢s populares pol¨ªticos echan mano del futbol como modelo. As¨ª llegan los goles, las goleadas, los empates, las rivalidades, el gana y pierde y la pol¨ªtica se convierte en una competici¨®n. Son los propios pol¨ªticos, desde Esperanza Aguirre y Rosa D¨ªez hasta Oriol Junqueras o Artur M¨¢s quienes hablan de ¡°grandes victorias¡±, de ¡°derrotas¡± y de ¡°empates¡±.
El f¨²tbol, como nos ense?¨® el querido Manolo V¨¢zquez, marca nuestra cultura de espa?oles todos (y de catalanes no menos todos) y resulta una herramienta pedag¨®gica imprescindible para la simplificaci¨®n. As¨ª que todo el mundo entiende perfectamente que la gran victoria independentista es lo importante. Que ERC tenga m¨¢s votos que CiU est¨¢ para entendidos y fuerzas vivas. Unos y otros comprender¨¢n perfectamente que les digan que el PSC ¡ªy con ¨¦l el PSOE en Espa?a, una gran alegr¨ªa para la derecha realmente existente¡ª ha bajado a Segunda Divisi¨®n, cosa que los m¨¢s avispados y ufanos comentaristas corear¨¢n con gran placer como profec¨ªa autocumplida.
Efectivamente, el eterno entrenador de la pol¨ªtica catalana, de acuerdo con el actual seleccionador espa?ol, hace mucho que persigue un ¨²nico objetivo: aniquilar el que fue potente socialismo catal¨¢n y espa?ol. Ayer se vio claro que ese objetivo se cumpl¨ªa implacablemente con los socialistas espa?oles bajo m¨ªnimos. ?Se recuperar¨¢n o pactar¨¢n, como quiere frau Merkel, una enorme coalici¨®n en Europa y en Espa?a que acabar¨ªa del todo con ellos?
Qu¨¦ cruel es el f¨²tbol. Y tambi¨¦n la pol¨ªtica. ?Cu¨¢ntos van a reconocer que el p¨²blico que no acudi¨® al gran partido electoral y que quien de verdad gan¨® fue la abstenci¨®n de m¨¢s de la mitad del electorado? ?A qui¨¦n le va a gustar admitir que la izquierda europea y espa?ola (exist¨ªa, doy fe) est¨¢ en el banquillo, anda dispersa, aunque asoma en brotes de nueva generaci¨®n esperanzadores? Por cierto, ERC ?es de izquierdas o s¨®lo nacionalista? preguntaban los despistados.
En Francia se preguntan cosas perecidas ante una Marine Le Pen que, seg¨²n el analista Sami Na?r ¡°ha robado¡± el programa de la izquierda ?es esto populismo? ?Han ganado los populismos y nacionalismos y as¨ª dominar¨¢n la legislatura y el futuro de Europa? ?Acaso Merkel y Rajoy no son nacionalistas (alemana ella, espa?ol ¨¦l)? Aqu¨ª tenemos a Mas y a Junqueras: quienes les han votado han hecho un 3 en uno, de esta forma se vota por Catalu?a, contra Espa?a y para una Europa diluida en peque?os reinos muy independientes. La gente corriente tiene ideas propias sobre una Europa que no aprende nunca a explicarse a s¨ª misma para llevar la idea original de colaboraci¨®n, bienestar, libertad, justicia y solidaridad al m¨¢s remoto y distante ciudadano del continente. ?D¨®nde qued¨® esa Europa?
La gente corriente intuye cosas: como que ¡°en una Catalu?a independiente habr¨¢ que votar independentista si quieres que te cure el m¨¦dico¡±. Eso es lo que les mueve. En Catalu?a estas elecciones han sido como un partido de f¨²tbol seg¨²n la lectura oficial: ganan los nacionalismos que forman un nuevo bipartidismo y pierden todos los dem¨¢s.
Preguntas, en un inolvidable fin de semana, que llevan a muchas m¨¢s. ?Qui¨¦nes son los europeos? ?Qu¨¦ les mueve? ?Qu¨¦ les importa? C¨®mo conocer a los europeos es preguntarse por la relaci¨®n con el vecino. Y ?qui¨¦nes son los vecinos en esta ¨¦poca en la que el mundo, Europa, caben en una tableta electr¨®nica y la democracia es un deporte de competici¨®n?
Margarita Rivi¨¨re es periodista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.