El escritor que compr¨® su tiempo
Los editores de Jaume Cabr¨¦ celebran sus 30 a?os de fidelidad a Proa
A veces un gesto, un detalle de factor humano, puede m¨¢s que todo el dinero del mundo. Bajo el pseud¨®nimo de Mart¨ª Sellar¨¦s y con el t¨ªtulo Un estiu male?t, Jaume Cabr¨¦, un profesor de instituto de 36 a?os, ganaba el Sant Jordi de novela en diciembre de 1983. En la primavera siguiente, aparec¨ªa como La teranyina, editada por Proa. Y en ese mismo sello, 30 a?os despu¨¦s, sigue publicando el hoy autor de Les veus del Pamano y Jo confesso, ya uno de los escritores m¨¢s reputados y de mayor ¨¦xito de las letras catalanas. En tiempos de desapego y escalas de valores en relaci¨®n al mejor postor, la fidelidad es noticia. ?Y el dinero? ¡°He recibido ofertas espectaculares, donde se me promet¨ªa el oro y el moro y quiz¨¢ por eso desconfi¨¦, pero la literatura es confianza y yo la tengo en una manera de hacer y en la sensaci¨®n de que no me siento abandonado nunca porque el gran deseo oculto de un autor es no ser abandonado jam¨¢s en ning¨²n momento por su editor¡±, argumentaba ayer Cabr¨¦ ante todos los editores que ha tenido en esas tres d¨¦cadas y que ayer en Barcelona quisieron agradecerle, juntos, esa continuidad.
La otra clave de la longevidad de la relaci¨®n de Cabr¨¦ con Proa est¨¢ en un pacto de caballeros de una sola cl¨¢usula cumplida, dice ¡°escrupulosamente¡±: ¡°No me presion¨¦is, no me habl¨¦is del nuevo libro ni de c¨®mo est¨¢ ni de cu¨¢ndo lo tendr¨¦ acabado¡±. Parece simple, pero siempre cuesta que un editor no apriete y m¨¢s el que conozca los tempos productivos del autor de Senyoria. De media, Cabr¨¦ tarda entre libro y libro de cinco a seis a?os, pero es que para el celebrado Les veus del Pamano (16 idiomas) tard¨® siete; y desde ¨¦se al ¨²ltimo, Jo confesso (23 lenguas), ocho a?os.
El autor exige una condici¨®n: que no se le presione nunca con la nueva entrega
Cierto es que el autor deja cuerpo y alma, casi materialmente: ¡°Cuando entregu¨¦ Les veus del Pamano, en el primer encuentro con el editor, Isidor C¨®nsul, me desmay¨¦¡±, desvel¨® ayer. ¡°Suele pasarme cuando termino una obra: debe ser una especie de duelo que hago a los personajes que se me van¡±. Justamente, ahora por casa tiene dando vueltas desde hace un par de a?os a otros personajes: ¡°Los acabo de conocer, pero no he hallado a¨²n el elemento m¨¢gico que me lleve a decir que funcionar¨¢n¡±. El esfuerzo para comprender a sus personajes y hacerlos cre¨ªbles es casi m¨ªtica en Cabr¨¦, hasta el extremo de incorporarles alguna cualidad que les permita poder admirarlos por m¨¢s malvados que sean, como ocurri¨® con su p¨¦rfido Rafel Mass¨® de Senyoria, al que hizo aficionado a la astronom¨ªa, una de las pasiones del escritor. Lo confiesa en el reciente Qu¨¨ pensa Jaume Cabr¨¦ (D¨¨ria), larga entrevista con su amigo historiador Crist¨°fol A. Trepat.
La amistad permite que Cabr¨¦, de natural muy reservado, admita que fue lector tard¨ªo (16-17 a?os) y cite su noviciado de a?o y medio con los jesuitas en Ra?mat y el inicio de la redacci¨®n de una primera novela del Oeste en unas aburridas tardes de sus veranos infantiles en esa Tona tan autobiogr¨¢ficamente elogiada por el joven protagonista de Jo confesso. Sin llegar al mismo grado de intimidad, Cabr¨¦ se mostr¨® distendido rodeado de sus editores, que facilitaron el ambiente contando an¨¦cdotas de su vinculaci¨®n. As¨ª, fue Joan Carreras Mart¨ª quien, ¡°jurado ingenuo¡± de ese premio Sant Jordi de 1983, record¨® como primer editor de Cabr¨¦ que ¨¦ste lleg¨® tarde a la velada de concesi¨®n porque se perdi¨®. Oriol Izquierdo le conoci¨® cuando era jefe de redacci¨®n en 1986; tres a?os despu¨¦s ya le trat¨® como director literario: ¡°Fue generoso por paciente: ¨¦l me ense?¨® a ser editor¡±, record¨® quien promover¨ªa la Biblioteca Jaume Cabr¨¦.
Tuvo que ser Romi Porred¨®n, la viuda del tercer editor, C¨®nsul, quien evocara la amistad entre ellos por ser ambos de la generaci¨®n literaria de los 70 y de c¨®mo se intercambiaban los papeles puesto que Cabr¨¦ ¡°era el primer lector de los textos de Isidor¡±. Una gesti¨®n de C¨®nsul con Antonio Lobo Ant¨²nes, de los autores favoritos de Cabr¨¦, hizo que el portugu¨¦s diera claves editoriales para que el barcelon¨¦s fuera publicado en Francia por su mismo editor, Christian Bourgois.
¡°No es nada d¨®cil cuando se ha de intervenir en sus textos¡±, apunta su editor actual Josep Lluch, ex alumno del Cabr¨¦ profesor en un instituto de Tarrassa. Un Cabr¨¦ que dedica todos sus libros a su mujer Margarida, ayer tambi¨¦n presente (¡°Han de pasar unos a?os para leer lo que va escribiendo y saber con exactitud qu¨¦ hace¡±, admit¨ªa) y que mantuvo un tiempo la familia con su sueldo cuando el marido se la jug¨® con la literatura y dej¨® el magisterio. Hoy le va bien, como constatan las cifras de traducciones que recit¨® su agente Cristina Mora. Y porque los editores nunca le preguntan: ¡°?Cu¨¢ndo entregar¨¢s?¡±. Cabr¨¦ es de los pocos escritores que ha podido comprar su tiempo.
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