Algo en lo que creer
Los pol¨ªticos que han exigido sacrificios no ha tenido la decencia de renunciar a sus privilegios
En medio de esta sonrojante rutina de apuntarse todos una victoria electoral, aunque sea extrapolando los datos de unas elecciones europeas hasta el rid¨ªculo de llevarlos hasta casi la comunidad de vecinos. Al hilo de esta cortedad de miras de nuestros dirigentes pol¨ªticos, buscando excusas de lo sucedido en Espa?a sin descubrir que lo realmente preocupante es lo que ha ocurrido en Europa, con un Parlamento lleno de partidos de extrema derecha, xen¨®fobos y euroesc¨¦pticos. Normalizada la corrupci¨®n hasta el punto de que la condena de ocho a?os de c¨¢rcel a un consejero de un Gobierno auton¨®mico por robar el dinero destinado a los que ellos llamaban ¡°negritos¡± ya no alcanza la portada de los principales diarios de Espa?a.
En medio, antes o despu¨¦s ¨Cno lo recuerdo- de todo esto, alguien que apenas conozco m¨¢s all¨¢ de las redes sociales coloc¨® una fotograf¨ªa de un guardia civil acurrucando con una manta a un inmigrante y un peque?o texto: ¡°Todav¨ªa podemos seguir creyendo en el ser humano. Buenos d¨ªas¡±.
Por motivos personales, me he fijado estos d¨ªas en que cada ma?ana hay mucha gente que se sigue levantando para hacer bien su trabajo. He comprobado que los recortes de Bruselas y los hachazos presupuestarios al sistema sanitario p¨²blico retraen recursos indispensables, pero son incapaces de restar un ¨¢pice de profesionalidad a los trabajadores que disfrutan con lo que hacen. Que all¨ª donde no llega el sistema, hay un m¨¦dico que decide alargar la mano. Y que, en ese otro lado donde la sanidad privada te inunda de burocracia para ahorrarse unos euros, hay un facultativo dispuesto a echar un garabato para hacer las cosas un poco m¨¢s f¨¢ciles en los momentos m¨¢s dif¨ªciles.
En seis a?os de crisis, esta clase pol¨ªtica que nos ha exigido austeridad y sacrificios, dejando en el esqueleto al Estado de bienestar, no ha tenido la decencia de renunciar a ni uno solo de sus privilegios. Y en ello siguen, instalados en su coche oficial mientras un enfermero va a pie a atender a un paciente en su casa. Y en ello contin¨²an, con sus sueldos, sus dietas, sus taxis, sus billetes de avi¨®n; mientras los voluntarios de una ONG que lucha cada d¨ªa para sobrevivir sin recursos p¨²blicos acuden a tu casa, sin preguntar ni pedir nada a cambio, para dar una muerte digna a una persona.
Esta insoportable verborrea poselectoral desprende un pestilente olor a caduco y a?ejo. Y est¨¢ tan alejada de los problemas de la sociedad que provoca verg¨¹enza ajena. Por ello tiene tanto m¨¦rito que haya tanta gente que se sigue levantando cada ma?ana para tapar los agujeros que est¨¢ dejando tanto desprop¨®sito y tanta mediocridad. Y por eso, todav¨ªa, podemos seguir creyendo en el ser humano.
@jmatencia
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