La mirada y el helic¨®ptero

Plaza Universitat. Van llegando columnas de manifestantes desde los barrios de Barcelona. Cuando lo hacen, se produce algo espectacular. Una mirada, cargada de emoci¨®n. Esa mirada es nueva. Naci¨® en 2011 y lo ha cambiado todo. Es una mirada dif¨ªcil de describir. Recubre una inteligencia nueva, que los pol¨ªticos ad hoc y algunos medios (en ocasiones, los medios no son tanto un poder como una regi¨®n del poder) no est¨¢n programados para, siquiera, intuir. Los problemas de esta semana para que ese periodismo-poder describa nuevos fen¨®menos, como Podemos (en la meseta), o las reacciones ciudadanas ante Can Vies (aqu¨ª), ejemplifican lo que est¨¢ pasando. Lo-que-est¨¢-pasando: se est¨¢n produciendo fen¨®menos que no caben en las palabras que, desde hace 35 a?os, se usan para describir la realidad. La manifestaci¨®n, consistente en varios miles de personas poseedoras de esa mirada, arranca. Pap¨¢s, mam¨¢s, beb¨¦s, abuelitos. Muchos j¨®venes que en 2011 era ni?os y que ya son, definitivamente, otra l¨®gica. La mani pasa al lado de un nutrido grupo de mossos encapuchados. Los mossos, junto a los coches de la firma Seat, son los ¨²nicos productos barceloneses que cada d¨ªa ganan m¨¢s equipamientos de serie. Hoy vienen con c¨¢mara para filmar a los ciudadanos mientras acceden al derecho de manifestaci¨®n. Por encima sobrevuela el helic¨®ptero de siempre, un elemento tan yuyu y, a la vez, tan cotidiano, que los turistas deben de pensar que, aqu¨ª, las pizzas se reparten con helic¨®ptero. Ya hay dos inteligencias en la ciudad. Una viaja en el helic¨®ptero, y parece que conoce a la otra desde esa perspectiva.