Abismos de luz opresiva y m¨²sica negra
El apabullante concierto de Nine Inch Nails contrast¨® con las actuaciones de Kendrick Lamar y Blood Orange en la ¨²ltima noche
Diminuto e insignificante. Un mero ¨¢tomo, mejor a¨²n, la parte infinitesimal de un ¨¢tomo. Se ignora si Trent Reznor pretend¨ªa conseguir este sentimiento entre los componentes de la multitud que sigui¨® su concierto en la enorme explanada del F¨®rum, pero lo cierto es que cada uno de los all¨ª presentes se sinti¨® peque?o, una minucia anonadada ante el apabullante despliegue de luz de Nine Inchs Nails, los Cecil B DeMille del Primavera Sound 2014 que acab¨® con las luces del sol del primer d¨ªa de junio. Si la banda norteamericana impuso su pegada, visual y sonora, la m¨²sica negra dej¨® patente que en directo resulta imprevisible. Mientras la gran estrella del hip-hop Kendrick Lamar hizo un concierto que fue de m¨¢s a menos para acabar a la francesa, Blood Orange entretuvieron sin m¨¢s, dejando la delicia del detalle para los discos. Junto con el extrav¨ªo mental de Justin Vernon, s¨ª el de Bon Iver, al frente de Volcano Choir, fueron alguno de los m¨²ltiples puntos de inter¨¦s de un acontecimiento que dada su envergadura resulta inabarcable. No hay un Primavera Sound, cada espectador se lo construye a medida.
Nine Inch Nails, un mastodonte sonoro y un paquidermo visual. No por lento, sino por enorme. El responsable de iluminaci¨®n de la gira debi¨® llegar a la tienda y tal y como cuentan hacen los jeques en las boutiques, debi¨® llev¨¢rselo todo, dejando en el establecimiento un par de temblorosas velas. Hasta aqu¨ª no hay m¨¦rito, s¨®lo d¨®lares. Ocurre que la disposici¨®n de tanta luz, suficiente para hacerse una idea de lo que fue el primigenio big bang cosmol¨®gico, estaba dispuesta de manera que bajo ella, los componentes de Nine Inchs Nails parec¨ªan seres oprimidos, insignificantes humanos empeque?ecidos por parrillas de luz que se situaban a poca distancia de sus cabezas. Un poco como hiciera Peter Gabriel con su gira de So, pero con un despliegue de luz apabullante. Incluso hab¨ªa momentos en los que el p¨²blico era azotado por parrillas de luces cegadoras verdes de una gran intensidad, provocando que incluso la masa se viese intimidada. En suma, hab¨ªa una idea, no s¨®lo medios.
Trent cantaba desazonado cogi¨¦ndose al micro como si soltarlo le condujese al Averno
Porque el remate a tal despliegue, o mejor dicho, su gui¨®n, es la m¨²sica desasosegante de Nine Inchs Nails, un rock angustiado azotado por ritmos maquinales que resulta implacable. Trent, quien por cierto tiene un rostro que evoca al de Mikel Erentxun y podr¨ªa haber nacido en Ataun, cantaba desazonado cogi¨¦ndose al micro como si soltarlo le condujese al Averno mientras la banda torturaba sus instrumentos con deliberada ferocidad para que canciones como?The warning, The great destroyer -?qu¨¦ t¨ªtulo tan adecuado!-?Wish, The hand that feeds, Head like a hole o Hurt, todas en el tramo final del concierto, dejasen a la masa arrollada. Fue un concierto f¨ªsico y pasmoso que permiti¨®, de paso, comprobar los niveles de producci¨®n y de calidad t¨¦cnica del Primavera Sound, donde todo ha sonado con una incuestionable calidad.
La actuaci¨®n de Kendrick Lamar no estuvo, tristemente, a la altura esperada yendo de m¨¢s a menos. Y no tanto por el repertorio, sino porque por la raz¨®n que fuese el recitador californiano la finaliz¨® sin decir ni Pamplona y sin llegar al tiempo que el programa estipulaba. Opt¨® por banda convencional con guitarra, bajo y bater¨ªa, dejando que los teclados dibujasen fondos y disparasen coros y bases. Temas de sat¨¦n como las excelentes?Bitch, Dant Kill my vibe o Poetic justice sonaron m¨¢s ¨¢speras que en disco, sobre todo la segunda, de una precisi¨®n suiza, pero funcionaron. Ocurri¨® lo mismo con Money trees, pero al poco tiempo este recitador que escapa del ch¨¢ndal, vest¨ªa una camisa de cuadros no de le?ador sensible, sino de chaval moliente, comenz¨® el show ¡°tombolero¡± de que si un lado de la audiencia canta mejor o peor que el otro, demostrando que tiene una lengua m¨¢s r¨¢pida que lo que tard¨® en torpedear su propio show. Cuando el p¨²blico se iba adaptando a estos lugares comunes del g¨¦nero, Kendrick pir¨® de escena. Se pir¨®, no se march¨®. Muy guay eso de que sus negrazos llevasen camiseta del Bar?a, pero para ganarse al p¨²blico hace falta otra actitud.
Muy guay eso de que los negrazos de Kendrick llevasen camiseta del Bar?a, pero para ganarse al p¨²blico hace falta otra actitud.
La que tuvo por ejemplo Blood Orange encabezados por Devont¨¦ Hynes, un saltimbanqui que no par¨® de dar saltos por escena. Tambi¨¦n se despidi¨® a la francesa, pero es que igual eso ya es tendencia entre los m¨¢s afterpost y por aqu¨ª a¨²n no nos hemos enterado. Se trat¨® de otro grupo de m¨²sica negra cuyo sonido en disco y en directo difiere un trecho, decant¨¢ndose la propuesta sobre escena m¨¢s hacia el pop negro, funky y chisposo, -digamos onda Prince o Michael Jackson, por citar dos paradigmas-, que hacia la electr¨®nica negra. El ejemplo m¨¢s claro fue la interpretaci¨®n de Chamakay, una pieza que combina unas bases de graves oscuros y retumbantes con sonidos tropicales sobre los que planea la voz. Este contraste no fue tan evidente en directo, donde funcionaron mejor piezas perfil pop negro como You¡¯re not good enough, una delicia epid¨¦rmica que hizo bailar, especialmente, a las f¨¦minas anglosajonas all¨ª presentes. Ellos, por supuesto, las imitaron y la fiesta fue completa.
En realidad como lo ha sido en casi todo el Primavera que ya es historia, incluido el err¨¢tico concierto de Volcano Choir, que no logr¨® despertar el inter¨¦s de la multitud. La confirmaci¨®n del papel del p¨²blico for¨¢neo como sustento, un 44% del total seg¨²n la organizaci¨®n, que destac¨® un crecimiento importante del procedente de Inglaterra e Italia y su perfil de cada vez m¨¢s adulto, como lo demostr¨® que este a?o se viese por el recinto a p¨²blico con copas de vino en vasos adecuados aunque l¨®gicamente de pl¨¢stico, marcan dos ejes del futuro de un certamen donde este a?o las noticias han sido canosas. Sobre y ante los escenarios. Por eso pareci¨® chusco que algunos polic¨ªas de paisano requiriesen el vaciado de bolsillo a quienes no fumaban cigarrillos de vapor. Para ellos, el Primavera s¨ª debi¨® ser un espect¨¢culo asombroso.
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