Ajuste fino y desbarajuste

El presidente Alberto Fabra cerr¨® ayer, tras un trabajoso acuerdo con los baronesdel partido, el ajuste fino que ten¨ªa previsto realizar en su Gobierno y en su partido tras los resultados del 25-M.

Un ajuste impulsado desde G¨¦nova, donde la preocupaci¨®n por la p¨¦rdida de uno de sus principales graneros electorales dispar¨® todas las alarmas. El primer diagn¨®stico, cuando el PPCV entraba por el pasillo de urgencias, atribuy¨® a los fallos en comunicaci¨®n el mal estado del paciente. A partir de ah¨ª, las medidas para combatir los s¨ªntomas fluyeron con naturalidad.

Lo primero fue cambiar al portavoz del Gobierno, Jos¨¦ Ciscar, que llevaba meses pidiendo a gritos un relevo para dedicarse a organizar el PP en la provincia de Alicante. Para la vacante Fabra design¨® al ¨²nico liderazgo ascendente, la consejera Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¤, capaz de eclipsarlo.

Lo segundo, defenestrar al secretario general Seraf¨ªn Castellano, de quien se hab¨ªan quejado ¡°casi todos¡± en Madrid y que, sin saberlo, se hab¨ªa convertido en el cabeza de turco perfecto. Castellano nunca pens¨® que Fabra prescindir¨ªa de ¨¦l porque, si lo tumbaban, el presidente se quedaba a la intemperie. Y se equivoc¨®. Tanto que Fabra ni pesta?e¨® cuando fue su n¨²mero dos el que qued¨® a la deriva ante la negativa del Gobierno a darle una salida airosa en la Delegaci¨®n del Gobierno y qued¨® reducido a consejero de Gobernaci¨®n.

Los ajustes finos del presidente no ocultan el desbarajuste grande en el que se halla el PP valenciano, con 23 puntos y medio mill¨®n de votos menos que ponen en peligro su gobierno en las instituciones. La diferencia para Fabra es que ahora ha sabido ligar, con un ajuste fino, la suerte de quienes le cuestionan a la suya. Al menos, hasta 2015.