?Un congreso con voto directo de los militantes?
El problema del PSOE es su propia organizaci¨®n: son los capitanes y sargentos que llevan a?os y a?os ocupando las mismas plazas y est¨¢n ya maniobrando para estar en el Congreso Extraordinario como delegados
Desde hace a?os, el PSOE viene sufriendo vaivenes emocionales en funci¨®n de los resultados electorales. ?Es un problema de liderazgo, de programa, de organizaci¨®n, de empat¨ªa? Un poco de todo, mezclado y agitado. Sobre todo es un problema de adocenamiento, de acomodamiento, de conformismo, y de adaptaci¨®n de las personas que componen la organizaci¨®n al sistema actual.
El PSOE ha ido perdiendo paulatinamente el apoyo de los ciudadanos, en primer lugar, y m¨¢s tarde, de muchos militantes, que ve de forma frustrada y desesperada como el partido en el que han militado durante muchos a?os es incapaz de ver m¨¢s all¨¢ de su propio ombligo.
Se abre un debate nuevo en el PSOE: ?Un congreso extraordinario con votaci¨®n directa de los militantes?
Eduardo Madina sabe bien por qu¨¦ lo dice. El problema de la organizaci¨®n del PSOE es su propia organizaci¨®n: son los capitanes y sargentos que llevan a?os y a?os ocupando las mismas plazas (o intercambi¨¢ndolas) que son quienes siempre asisten a los congresos como delegados y que, una vez m¨¢s, est¨¢n ya maniobrando para estar en los asientos de ese Congreso Extraordinario como delegados.
La estructura del PSOE est¨¢ compuesta por personas que han hecho del aparato del partido su modus vivendi. Una vez m¨¢s, ir¨¢n al Congreso dispuestos a culpar al caballo de la carrera y hacer su apuesta por uno nuevo, al que luego lo atar¨¢n de pies y manos a cambio del apoyo prestado en votos. Y as¨ª sucesivamente.
La representaci¨®n de los delegados es tan democr¨¢tica como el voto directo de los militantes, pero cuando lleva tantos a?os bajo la misma forma y estructura, acaba l¨®gicamente viciada. Y eso es lo que ocurre.
El PSOE tiene un problema de liderazgo, no solo en la persona de Rubalcaba, sino en muchas de sus organizaciones territoriales. Rubalcaba hizo un papel esencial cuando Zapatero convoc¨® elecciones en un corto periodo de tiempo; ahora bien, y tambi¨¦n lo dije entonces, era un error que Rubalcaba se presentara a la Secretar¨ªa General. Su plazo hab¨ªa concluido con la p¨¦rdida electoral, cuando a¨²n manten¨ªa intacta su credibilidad y prestigio. Continuar al frente supon¨ªa un desgaste innecesario e inservible. Lo ¨²nico conseguido estos dos a?os ha sido perder m¨¢s credibilidad, agrandar la brecha con los ciudadanos, y permitir que surjan nuevas y leg¨ªtimas opciones pol¨ªticas.
El problema real del PSOE es la dificultad para que surjan voces y liderazgos nuevos para unos tiempos nuevos. Unos porque tienen miedo a los cambios que no controlan pues siente que ¡°el partido es de su propiedad¡±; otros porque se consideran con la sabidur¨ªa y la verdad m¨¢s absoluta, sin darse cuenta de que se han ¡°mimetizado¡± con el sistema; otros porque pretenden seguir agazapados en segundos y terceros puestos, donde ¡°se vive mejor¡± y se controla mucho m¨¢s, son aquellos que votar¨¢n en los congresos extraordinarios despu¨¦s de haber controlado las asambleas, haber anulado las voces m¨¢s cr¨ªticas, y exigir su puesto en la lista a cambio del voto al nuevo Secretario General, en definitiva, los que viven de las triqui?uelas que permite la legalidad estatutaria.
Ya s¨¦ que el aparato de un partido es necesario, pero no puede convertirse en la raz¨®n del partido por encima de sus militantes o sus votantes. La cultura de ¡°partido¡±, en el sentido org¨¢nico y f¨¦rreo del concepto, ha funcionado como un anestesiante.
Las primarias tampoco son la panacea, porque su resultado no supone elegir necesariamente ¡°al mejor¡±, y porque su pr¨¢ctica requiere tambi¨¦n frescura, dinamismo y convicci¨®n, y hasta pueden ser manipulables. Cada vez existe menos militancia que participe, muchos se han ido cansados de esperar que el PSOE reaccione, o arrinconados porque sus opiniones cr¨ªticas no gustaban a los aparatos. Ahora bien, supone quitar el tap¨®n que impide que las cosas se regeneren, abrir el grifo para que empiece a circular agua limpia aunque al principio se mezcle con la sucia, y supone la posibilidad de que se elimine el poder org¨¢nico a quienes ¨²ltimamente lo han ejercido con un pragmatismo interesado y personalista.
Eduardo Madina ha entendido que ¨¦l puede ser Secretario General de cualquier manera, pero que no es lo mismo c¨®mo se le elija. Si surge en un congreso con los delegados de siempre, su andadura comenzar¨¢ con el peaje obligatorio al aparato de mandos intermedios que no le dejar¨¢n actuar. En cambio, si es nombrado por la militancia, sus manos estar¨¢n libres para rehacer la estructura como considere o necesite.
La regeneraci¨®n vendr¨¢ de abajo arriba, y sobre todo, desmontando los mandos intermedios que han evitado durante a?os que la sangre, el debate real, la participaci¨®n circulara en el partido como algo normal.
Al PSOE le quedan pocas opciones para reaccionar a tiempo. Ha tenido demasiados avisos de la ciudadan¨ªa progresista para permitirle nuevos errores, producidos por el p¨¢nico a desmontar una carcasa vieja y oxidada que ya no da respuestas reales ni ilusionantes.
Hoy por hoy, el PSOE todav¨ªa es un partido necesario para gobernar Espa?a desde un proyecto de izquierdas. Pero ya no es el ¨²nico partido. Y si le importan m¨¢s sus Estatutos, su aparato, su ¡°cambiar las cosas¡± para que sigan controlando los mismos, pasar¨¢ de ser un partido de gobierno necesario, a un partido absolutamente prescindible, al que se le recordar¨¢ con nostalgia.
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