¡°Este Ayuntamiento est¨¢ dirigido por una panda de descerebrados¡±
Los pinchazos y declaraciones de la Pok¨¦mon desvelaron la guerra permanente entre los ediles
¡°En el Ayuntamiento de Santiago, o sobrevives o te suicidas¡±, confes¨® el concejal Adri¨¢n Varela cuando se encontr¨® cercado por la juez De Lara en el interrogatorio. Si en algo coinciden y est¨¢n compenetrados los exmiembros del gobierno compostelano, adem¨¢s de en su colecci¨®n de imputaciones, es en la manera que ten¨ªan de defenderse ante la magistrada: ech¨¢ndole la culpa a los otros y evidenciando la guerra interna en la que viv¨ªa enfrascada la corporaci¨®n tras la dimisi¨®n del alcalde elegido en las urnas, Gerardo Conde Roa, al ser imputado por fraude fiscal. ¡°El Ayuntamiento est¨¢ dirigido por una panda de descerebrados¡±, sigui¨® describiendo en su declaraci¨®n judicial Varela, conocido dentro de la supuesta trama de corrupci¨®n con el alias de Pijolandia.
?La desconfianza entre los diferentes ediles y el alcalde sucesor, ?ngel Curr¨¢s, era total. Las escuchas de Aduanas dejan patente que el ambiente se fue enrareciendo desde el primer momento, cuando tras la marcha de Conde Roa se le indic¨® la puerta de salida a su asesor, ?ngel Espadas, y se cay¨® de la corporaci¨®n Paula Prado. Con la llegada de las imputaciones, el aire ya se vici¨® del todo. Result¨® que lo de Santiago no eran ¡°da?os colaterales¡± de lo de Lugo, como predec¨ªa precisamente Prado el d¨ªa de los primeros arrestos de la Pok¨¦mon. Poco tiempo despu¨¦s, cuando le toc¨® declarar a otra edil imputada, Rebeca Dom¨ªnguez, la responsable del ¨¢rea municipal de Educaci¨®n afirm¨® que ¡°la situaci¨®n del Ayuntamiento¡± era ¡°insostenible¡±. Esa s¨ª fue una predicci¨®n atinada.
Dom¨ªnguez se defendi¨® ante la juez responsabilizando del caos al alcalde, al jefe de gabinete e incluso a los funcionarios. El alcalde, seg¨²n ella, la ¡°puenteaba¡± y mancillaba su departamento ordenando directamente a un jefe de servicio, por ejemplo, que manipulase un informe en favor de Sermasa, una de las empresas del grupo Vendex involucradas en la trama de sobornos y favores pol¨ªticos. Curr¨¢s, por su parte, acusaba a Dom¨ªnguez de lanzar ¡°insidias¡± contra ¨¦l: ¡°Rebeca me calumnia de forma permanente¡±.
La brecha interna era tal, seg¨²n los concejales de Deportes y Educaci¨®n, que el alcalde ni siquiera les hablaba. Curr¨¢s solo hac¨ªa caso a Mar¨ªa Pardo y Reyes Leis, otras dos ediles del grupo de gobierno que pasaban ¡°el d¨ªa en el despacho¡± del regidor. Este ya tan mermado equipo de confianza de Curr¨¢s, formado por dos personas, qued¨® la semana pasada reducido a la mitad, al dimitir junto a otros seis concejales Mar¨ªa Pardo, todos ellos condenados por prevaricar al autorizar el pago del abogado de Varela con cargo al erario p¨²blico.
Pero en las grabaciones autorizadas por la juez se oyen un sinf¨ªn de acusaciones mutuas y gruesos insultos que se brindan entre s¨ª distintos miembros de la corporaci¨®n. Desde el ¡°todo lo que toca Conde Roa huele a pelotazo urban¨ªstico¡± de Paula Prado, hasta las perlas de ¡°fr¨ªgida¡±, ¡°subnormal¡± y ¡°mal follada¡± que le dedic¨® Pijolandia a otra edil que, por cierto, fue la ¨²nica agasajada por la trama que rechaz¨® el regalo de la empresa. Paradojas de la vida, esta concejala cay¨® tambi¨¦n con el septeto que aprob¨® costear su defensa. Sorprendentemente, en aquella reuni¨®n se ausentaron Reyes Leis y el alcalde, y esto les vali¨® para librarse de la sentencia que inhabilit¨® al grupo por nueve a?os.
Las conversaciones entre ?ngel Espadas, Paula Prado y el hermano de esta, Luciano, son quiz¨¢s lo m¨¢s elocuente. ¡°Si es [alcalde] Curr¨¢s, nos suicidamos¡±, comentaba la entonces edil a Espadas tras la dimisi¨®n de Conde Roa. ¡°?Qu¨¦ me voy a cortar con estos cuatro ni?atos de mierda!¡±, exclamaba el abogado Luciano Prado, en otra charla, despu¨¦s de anunciarle a Espadas que iba a mover en los juzgados una serie de denuncias an¨®nimas de un potente empresario contra tres concejalas de Curr¨¢s: ¡°Esta va a ir imputadita, ?eh?, va a ir imputadita y va a ir bien imputadita¡±.
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