?Rep¨²blica o payasadas?
Es lamentable que la demanda de un nuevo modelo en Espa?a se vincule a la exhibici¨®n de banderas que dividen en lugar de unir
Tengo la convicci¨®n de que la democracia, por muy avanzada que pudiera ser, siempre queda imperfecta cuando el pueblo no tiene la posibilidad de elegir a quien ostenta la m¨¢xima jefatura del Estado, nada m¨¢s y nada menos que a su representaci¨®n m¨¢s alta, al mando supremo de sus Fuerzas Armadas o a quien sanciona y promulga las leyes. Sobre todo, porque a la vista est¨¢ que nacer en las m¨¢s altas cunas o pertenecer a dinast¨ªas centenarias no asegura que los reyes sean personas honradas y de comportamiento personal, p¨²blico o familiar intachable. Pero no soy tan ingenuo como para creer que la Rep¨²blica sea por s¨ª misma garant¨ªa de democracia. Hemos visto ya muchas de ellas con menos democracia que algunas monarqu¨ªas y, lo que es peor, sin republicanismo, es decir, en donde no reinan los valores que nos hacen de verdad iguales, libres y fraternos.
La Rep¨²blica no es solo la posibilidad de elegir al Jefe del Estado. Es la convicci¨®n en la pr¨¢ctica generalizada de que a los dem¨¢s, a las otras y a los otros, hay que contemplarlos como nos contemplamos a nosotros mismos y tratarlos y relacionarnos con ellos como si el otro fuese nuestro propio yo. De ah¨ª que la Rep¨²blica sea, quiz¨¢ por encima de cualquier otra cosa, dignidad en todas y cada una de las personas cuando todas ellas sin distinci¨®n tienen la posibilidad efectiva y no solo formal de ser exactamente igual que cualquier otra en todos los ¨®rdenes de la vida social. De hecho, la no elegibilidad de los reyes no es lo que m¨¢s habitualmente hace que las monarqu¨ªas dejen de ser deseadas. Lo que suele acabar con ellas es la percepci¨®n ciudadana mayoritaria de su connivencia con quienes acaban con la dignidad y el bienestar del pueblo.
Por eso creo que la mejor manera de conseguir que ma?ana Espa?a sea republicana es unir cada vez m¨¢s a los espa?oles y no meterlos en nuevas disputas. Y por eso me parece tan lamentable que la demanda de una nueva Rep¨²blica en Espa?a se vincule a la exhibici¨®n de banderas que dividen en lugar de unir a los espa?oles o incluso a la experiencia traum¨¢tica del pasado, en lugar de convertirla en una aspiraci¨®n nueva, superior y mayoritaria hacia un futuro distinto. Por no hablar de quien cree hacer algo por ella llevando guillotinas a las manifestaciones o yendo a trabajar al Parlamento vestido de futbolista. La Rep¨²blica no es una patria de nailon, como dec¨ªa Mario Benedetti, y la ¨²nica manera de salvarla ¡ªo de traerla¡ª seg¨²n Ortega y Gasset, es ¡°pensar en grande, sacudirse de lo peque?o y proyectar hacia lo por venir¡±.
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