Libros, deporte y setas
Al cantante le fascinan las plazas circulares y los rincones m¨¢s desconocidos de Chueca
1. Librer¨ªa Panta Rhei. Voy siempre a comprar regalos. Por mi culpa se agot¨® el libro del fot¨®grafo Chema Mardoz. Lo he comprado, por lo menos, cinco veces. Lo que m¨¢s me gusta es el subsuelo del local, donde hay libros de fotos y fue donde encontr¨¦ a este autor (Hernan Cort¨¦s, 7).
2. Mercado de San Ant¨®n. Ir los s¨¢bados a tomar el aperitivo es un acierto. Voy a tomar ca?as, un vermut o una tapita. Reconozco que desde fuera no dice nada. Eso es porque todo est¨¢ volcado para adentro. Han logrado fusionar muy bien los espacios, la luz, los vac¨ªos. Soy usuario de todo el mercado. De arriba abajo. Y, adem¨¢s, hacen m¨²sica en directo (Augusto Figueroa, 24).
3. Circo Price. Estoy muy unido a ¨¦l, no solo como artista. Me encanta que el espacio sea circular porque se crea una especie de magia entre el escenario y el p¨²blico. Un di¨¢logo. Conserva esa m¨ªstica circense que fascinar¨ªa a cualquiera (Ronda de Atocha, 35).
4. La Magdalena de Proust. Lo primero que me llam¨® la atenci¨®n fue el nombre. Evocar el inicio de En busca del tiempo perdido me cautiv¨®. Es precioso y, para m¨ª, el nombre dice mucho de los lugares. La segunda raz¨®n por la que entr¨¦ fue el olor a pan. Est¨¢ riqu¨ªsimo y es org¨¢nico. No soy, para nada, un ortor¨¦xico, pero reconozco que me gusta comer bien (Regueros, 8).
Bailando en cuevas y circos
Jorge Drexler (Montevideo, 1964) adem¨¢s de m¨²sico, compositor, una suerte de poeta callejero y ganador de un Oscar, es m¨¦dico especializado en otorrinolaringolog¨ªa. El 3 de julio presentar¨¢ su ¨²ltimo trabajo, Bailar
en la cueva, en el Circo Price.
5. Restaurante El Cisne Azul. Es un local muy chiquitito, con mucha personalidad, donde no admiten reservas ni pagos con tarjeta. Tienen platos con todo tipo de setas. Cualquiera de ellos es espectacular. Es muy interesante probar la ensalada de pamplinas, una especie de berro silvestre (Gravina, 19).
6. Las instalaciones deportivas del Canal de Isabel II. Son enormes y muy desconocidas, hasta para la gente que vive en el barrio. Es un recinto al aire libre, pero cerrado y con una sola entrada, por lo que puedes dejar a los ni?os solos sin miedo a que les pase nada. Especialmente, me gusta el bosque de moreras, un para¨ªso para los que tenemos gusanos de seda (Filipinas, 54).
7. Plaza de Olavide. Es simplemente estupenda. Quien la dise?o tuvo una idea genial. Me recuerda a un Madrid R¨ªo, pero en peque?o y circular. Si tienes hijos, es muy lindo estar all¨ª con ellos, sentarse en uno de los muchos restaurantes a comer mientras ellos juegan en el centro de la plaza, donde todo converge, donde se termina el tr¨¢fico.
8. Cines Verdi. En Uruguay no existen las pel¨ªculas dobladas, todas son en versi¨®n original. Por eso, cuando llegu¨¦ a Madrid me sorprend¨ª tanto de que todo estuviera traducido en espa?ol. Me dedique, entonces, a buscar cines en V.O. Este es uno de los que sobrevive, lo que me parece heroico dadas las circunstancias en las que vivimos (Bravo Murillo, 28).
9. Grey Elephant. Es una escuela biling¨¹e, pero tambi¨¦n un lugar para llevar a los ni?os por las tardes. Las actividades que hacen son compartidas, es decir, para padres e hijos. Tienen una oferta cultural incre¨ªble: bailes, artes pl¨¢sticas, conciertos¡ (Mancebos, 17).
10. Y si consigo dejar a los ni?os en casa, vengo al Caf¨¦ Berl¨ªn. A parte de ser un lugar absolutamente lindo, tienen una programaci¨®n fant¨¢stica y muy bien gestionada. Lo mismo te puedes tomar una copa, que disfrutar de un concierto o bailar como loco en la pista. Pato y Ezequiel, los propietarios son, adem¨¢s, los due?os del Jos¨¦ Alfredo, otro de mis cl¨¢sicos en Madrid (Jacometrezo, 4).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.