La huelga m¨¢s larga en 40 a?os
El paro de Panrico ilustra el aumento de la conflictividad laboral tras las reformas legales La protesta, de ocho meses, ha dividido a trabajadores y sindicatos
¡°?Panrico es y ser¨¢, ejemplo de dignidad!¡±, gritaban los 200 huelguistas de Panrico el lunes pasado. Se concentraban ante la planta de Santa Perp¨¨tua de Mogoda tras ocho meses cerrada por la huelga m¨¢s larga de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas. El paro fue convocado contra el impago de n¨®minas que decidi¨® el consejero delegado, Carlos Gila, al llegar al cargo en septiembre y despu¨¦s contra el ERE de noviembre, que preve¨ªa 745 despidos en toda Espa?a. En la f¨¢brica catalana hubo 33 en 2013 y este a?o faltan 133, que pueden reducirse a 80 si las negociaciones van bien. La huelga no ha estado exenta de divisiones y conflictos en el lado de los trabajadores y de reproches a la Generalitat, mientras la empresa se ha mostrado inflexible.
Gin¨¦s Salmer¨®n (CC OO): "Era mejor la negociaci¨®n"
Presidente del comit¨¦ de empresa, y en l¨ªnea con la direcci¨®n de CC?OO, Gin¨¦s Salmer¨®n considera que ¡°que era mejor una buena negociaci¨®n que una mala sentencia¡± y admite que muchos huelguistas lo fiaron todo a las esperanzas a que la Audiencia dictara la nulidad del ERE. Tras el fallo, se mostr¨® partidario de desconvocar el paro. Sobre las cr¨ªticas al comit¨¦, reprocha la actitud a ¡°colectivos que radicalizaron el conflicto¡± y asegura que el comit¨¦ ha sido cr¨ªtico ¡°internamente¡± con la direcci¨®n de CC OO, a quien defiende como ¡°instituci¨®n¡±.
Los analistas consultados convienen que el caso de Panrico ilustra las consecuencias de los cambios legislativos al reducir las posibilidades de mediaci¨®n en los conflictos por parte de la Administraci¨®n. Josep Maria Ra?¨¦, expresidente del Consejo de Trabajo Econ¨®mico y Social de Catalu?a cree que ¡°el gran problema en Panrico ha sido la falta de voluntad de negociaci¨®n de las dos partes¡±.
Ra?¨¦ lamenta que las sucesivas reformas laborales han reducido mucho el papel de mediador de los Gobiernos auton¨®micos y la inspecci¨®n de Trabajo como autoridad laboral: ¡°La consecuencia ser¨¢ una polarizaci¨®n: donde haya fuerza por parte de los trabajadores, los conflictos se radicalizar¨¢n; y donde no haya, acatar¨¢n y terminar¨¢n en los juzgados¡±.
Tambi¨¦n el soci¨®logo del trabajo de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Jos¨¦ Castillo, cree que hay un ¡°cambio de las reglas de juego en el derecho del trabajo¡±. ¡°Nacieron para equilibrar las relaciones entre dos partes desiguales y las ¨²ltimas reformas laborales las han desequilibrado¡±. ¡°La actual legislaci¨®n propicia la conflictividad, es un s¨ªntoma de cu¨¢l es el marco que nos espera¡±, dice Fernando Balsells, profesor de la Universidad de Barcelona. Balcells critica que para salir de una crisis Panrico aplicara un ERE y haya mantenido posturas ¡°que habr¨ªa que remontarse a los a?os 70 para ver¡±, como la distribuci¨®n en Catalu?a de productos fabricados en otras plantas. Pero la huelga, advierte ¡°es el ¨²ltimo cartucho¡± y lamenta que no hubiera ¡°un comit¨¦ que haya centralizado la estrategia¡±. Sin una sola voz, ¡°tienes las de perder¡±.
Remedios Moyano: "Me quedo con la solidaridad"
Remedios Moyano y la otra media docena de compa?eras que comenzaron a hacer manualidades para vender fueron muy criticadas por algunos compa?eros. Pero sus creaciones, que comenzaron siendo centros de Navidad y han recorrido el calendario de festivos ¡ªSan Valent¨ªn, Carnaval, Sant Jordi¡.¡ª se han vendido en mercadillos y han aportado dinero a la caja de resistencia. De la experiencia se queda ¡°con la solidaridad entre compa?eros, como los estibadores o los sindicatos peque?os y de la ciudadan¨ªa¡±.
Pese a la divisi¨®n en la asamblea ¡ªentre partidarios de no aceptar ni despidos ni rebajas salariales y los de que optaban por minimizar las salidas¡ª, los huelguistas han llegado al final del paro con una masiva participaci¨®n en las asambleas semanales. Unas reuniones en las que no han faltado representantes de peque?as organizaciones que, si bien han estado al lado de los huelguistas, manten¨ªan posturas m¨¢s radicales y cr¨ªticas con CC?OO, que tiene el 90% de afiliaci¨®n en Santa Perp¨¨tua.
Desde el sindicato, su secretario general, Joan Carles Gallego, analiza que el de Panrico ¡°ha sido un conflicto at¨ªpico por la posici¨®n autoritaria de la empresa¡±. Recuerda que el sindicato apost¨® ¡°por la negociaci¨®n, por sindicalizar el conflicto, pero que la asamblea opt¨® por judicializar y no se acept¨® un refer¨¦ndum entre la plantilla, los que estaban en huelga y los que no¡±. Es cierto que buena parte de los huelguistas lo fiaron todo al juicio de la Audiencia Nacional, con la esperanza de que declarara el ERE nulo y sin un plan B.
La sentencia aval¨® el grueso de los despidos, pero prohibi¨® los previstos en 2015 y 2016. ¡°El fallo no daba ni quitaba la raz¨®n a ninguna de las dos partes; fue una oportunidad para reconducir el conflicto¡±, analiza Ra?¨¦. Pero los huelguistas votaron masivamente mantener el paro. En las decisiones de la asamblea ha pesado, a juicio del secretario general de CC OO, ¡°la distorsi¨®n por parte de organizaciones que no tienen nada que ver con el conflicto y que lo han utilizado para otros intereses propios¡± y han priorizado ¡°la ¨¦pica a la gesti¨®n del conflicto¡±.
J. Ll. del Alc¨¢zar: "Estar¨ªan peor sin la huelga"
Josep Llu¨ªs del Alc¨¢zar forma parte, desde la organizaci¨®n Lucha Internacionalista, de los grupos de apoyo de la huelga. Alaba la actitud de ¡°unos trabajadores que lo han tenido todo en contra: la empresa queriendo imponer su plan; la Generalitat que no ha defendido los derechos de los trabajadores; y el aislamiento de los sindicatos CC OO y UGT¡±. Del Alc¨¢zar cree que los trabajadores ¡°estar¨ªan en una situaci¨®n muy distinta y peor si no hubieran hecho huelga¡±. ¡°Se ha reducido la cifra de despidos y ahora son capaces de organizarse¡±, celebra.
Papel de la Generalitat
Sobre el papel de la Generalitat, Balcells considera que deber¨ªa haberse implicado m¨¢s: ¡°Ante un conflicto como este, si la Administraci¨®n no interviene para defender a los trabajadores, es muy dif¨ªcil que acabe bien¡±. La mediaci¨®n perdi¨® a su principal activo cuando el director de Relaciones Laborales, Ramon Bonastre, que conoc¨ªa bien a las partes, fich¨® por la consultora PwC en enero. Uno de los reproches m¨¢s compartidos a la Generalitat es haber tardado en reaccionar cuando en diciembre la Inspecci¨®n de Trabajo resolvi¨® que Panrico hab¨ªa vulnerado el derecho de huelga al distribuir boller¨ªa fabricada en otras plantas. Se hubiera podido elevar a la fiscal¨ªa, recuerda Balcells.
Los trabajadores de Santa Perp¨¨tua tambi¨¦n han pagado caro la incapacidad, en el pasado, de negociar un convenio ¨²nico para todas las f¨¢bricas del grupo. Les hubiera facilitado oponerse al recorte con las mismas condiciones y una sola voz. Pero el famoso cuadro con los despidos previstos en el ERE por plantas, que castigaba a la f¨¢brica catalana, no facilit¨® la unidad. La direcci¨®n de Panrico siempre ha dicho que los costes laborales de Santa Perp¨¨tua son un 20% superiores al resto y pas¨® por alto el compromiso de no hacer ajustes en dos a?os tras el recorte de 2012.
Desde el inicio de la crisis, Santa Perp¨¨tua ha visto cerrar 200 empresas, en su mayor¨ªa industrias. El miembro del Observatorio de los Movimientos Sociales de la universidad Pompeu Fabra, Jordi Mir, subraya c¨®mo han cambiado las organizaciones: ¡°Antes, en las empresas, todo el mundo entend¨ªa que estaba en el mismo barco, con un objetivo com¨²n. Ahora no, a menudo la propiedad ve la masa salarial como un lastre¡±. ¡°Oaktree se qued¨® Panrico para reducir gasto y sanearla para probablemente volverla a vender, y esta forma de actuar dificulta cualquier negociaci¨®n¡±, a?ade.
Cuentan los m¨¢s veteranos de Panrico, que cuando la f¨¢brica pertenec¨ªa a la familia Costafreda, bastaba que los trabajadores pegaran cuatro gritos ante el chal¨¦ del due?o para conseguir mejoras laborales. Hoy el due?o no tiene ni cara para los empleados.
Antonio Garc¨ªa: "La sentencia de los despidos fue pol¨ªtica"
Partidario de mantener la huelga, asamblea tras asamblea, el trabajador del almac¨¦n Antonio Garc¨ªa ha defendido la continuidad de la huelga: ¡°No hubi¨¦ramos conseguido una rebaja en los despidos de 2.000 a 745 personas y la sentencia que proh¨ªbe despidos futuros e impl¨ªcitamente afirma que los ejecutados son improcedentes¡±. Vot¨® seguir en huelga hasta el d¨ªa que se desconvoc¨®: ¡°Me pod¨ªan las ganas de luchar¡±. Critica duramente a las c¨²pulas de los sindicatos CC?OO y UGT y lee la sentencia del ERE como ¡°pol¨ªtica y ejemplarizante¡±.
Beatriz Arenas: "El comit¨¦ nos ha escondido informaci¨®n"
Miembro del comit¨¦ de huelga: ¡°Con un 90% de afiliados es una verg¨¹enza que no hayan hecho nada m¨¢s que decir que entr¨¢ramos a trabajar¡±. Arenas, una de las ¨²nicas cuatro empleadas de Administraci¨®n que han secundado la huelga, es muy cr¨ªtica con CC?OO y con el comit¨¦ de empresa, al que pertenece. ¡°La falta de democracia ha sido brutal, nos han escondido informaci¨®n¡±, reprocha al presidente. Su balance: ¡°El poder ha ganado: no pod¨ªan dejarnos ganar¡±. ¡°Tengo la cabeza muy alta, hac¨ªa muchos a?os que no hab¨ªa una huelga as¨ª¡±.
Jos¨¦ Luis Moreno: "Hemos nadado para morir en la orilla"
Trabajador de la l¨ªnea de los Donettes, Jos¨¦ Luis Moreno es uno de los impulsores de la revocaci¨®n del comit¨¦ de empresa, para la que recoge firmas desde que acab¨® el paro. Asegura que con la huelga en marcha, no lo pudieron hacer y que estar¨ªa dispuesto a asumir la tarea del comit¨¦, con quien se muestra muy cr¨ªtico: ¡°No han sabido estar al lado del trabajador ni rebelarse contra CC?OO como hubiera hecho un comit¨¦ como dios manda¡±. Valora la huelga como un ¡°fracaso¡±: ¡°Hemos nadado ocho meses para acabar muriendo en la orilla¡±.
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