Un cumplea?os muy meritorio
Pauline en la Playa, Australian Blonde y Arizona Baby brillan en la fiesta del sello madrile?o, inevitablemente desigual pero impecable de organizaci¨®n y sonido
Sonaba a buen plan para recibir el verano, y m¨¢s en fin de semana. Lo fue. Una docena de grupos por jornada, comparecencias breves, transiciones ¨¢giles, un sonido irreprochable y un cartel lo bastante ecl¨¦ctico como para curiosear, entusiasmarse a ratos y concederse par¨¦ntesis para el avituallamiento. La sesi¨®n transcurri¨® as¨ª, distendida y sin apreturas, hasta que a las 23.33 los resucitados Australian Blonde suministraron Chup chup, la canci¨®n que los hizo insospechadamente famosos, apuntal¨® a la discogr¨¢fica anfitriona y defini¨® los par¨¢metros sonoros de eso que en 1994 llam¨¢bamos Generaci¨®n X. Las 8.000 personas que brincaban como rejuvenecidos clientes del Kronen no proven¨ªan necesariamente de aquella a?ada, pero a los himnos se los acaba distinguiendo por su alcance intergeneracional.
El D¨ªa de la M¨²sica ven¨ªa languideciendo en Madrid y las bodas de plata de Subterfuge sirvieron esta vez de excusa para hilvanar una f¨®rmula diferente: exclusivamente nacional, pero con pedigr¨ª alternativo y algunos reencuentros para soplar las velas de tan meritorio cumplea?os. Entre los redivivos se esperaba con curiosidad a Los Fresones Rebeldes, presentados por Juan de Pablos con inconfundible fervor y con tiempo para aportar una decena de ejemplos de su pop c¨¢ndido, como de yey¨¦s modernos. ?Por qu¨¦ me tengo que enamorar? y, sobre todo, el c¨¦lebre Al amanecer se convirtieron en una sonora fiesta, pero esa exaltaci¨®n del amateurismo y la voz nasal, mon¨®tona y remotamente afinada de In¨¦s Fresona invocaban una frescura demod¨¦. ¡°Han pasado tropecientos a?os y no hemos aprendido nada¡±, resumi¨® el guitarrista, Miguel Fres¨®n, en un gui?o que sin querer son¨® m¨¢s sincero que provocador.
La fiesta hab¨ªa comenzado horas antes, con La La Love You, Pantones, The Bright, Bravo Fisher!, Najwajean (otra resurrecci¨®n sorprendente) y una muy at¨ªpica clemencia meteorol¨®gica en comparaci¨®n con anteriores advenimientos veraniegos en el patio del Matadero. Nos ahorramos as¨ª soponcios y calorinas, aunque habr¨ªa quien a?orase la profusi¨®n de camisetas de tirantes, bermudas y dem¨¢s ejemplos de esa liviandad textil que tanto ameniza visualmente los par¨¦ntesis entre conciertos y contribuye a estrechar lazos interpersonales. A falta de rigores solares, la energ¨ªa la aport¨® el tr¨ªo gijon¨¦s Dr Explosion con su pintoresca fusi¨®n de blues-rock cal¨®rico y guitarreo entre el p¨²blico con unas letras mucho m¨¢s desenfadadas y burlonas (Dr¨¢cula yey¨¦, Eres feo chaval) de lo que el g¨¦nero sugiere.
El aire chistoso constituye el principal activo de L Kan, aunque esa necesidad de resultar simp¨¢ticos y bufos a cada frase acaba torn¨¢ndose fatigos¨ªsima. Entre tanto electropetardeo, eso s¨ª, el encendido alegato final de Her¨¢clito result¨® risible de puro surrealismo. En realidad, lo m¨¢s serio, po¨¦tico, fino y pulido de la noche fue tambi¨¦n lo menos festivalero, ese delicioso pop enso?ador de Pauline en la Playa. Nadie como las hermanas ?lvarez ha sabido sumergirse en el universo singular¨ªsimo de Vainica Doble, la dulzura ir¨®nica, el lirismo inesperado. Mar y Alicia no solo sonaron empastadas, sino que apuntalaron su ternura con preciosas pinceladas de saxo o clarinete. Y remataron con la hilarante (pero inteligente) Sola, de sus a?os como Undershakers.
Fue la mejor racha de la noche, con los hirsutos y campestres Arizona Baby exhibiendo una envidiable precisi¨®n instrumental ac¨²stica y su cantante, Javier Vielba, metido en la piel de l¨ªder carism¨¢tico. Fran Fern¨¢ndez, espl¨¦ndido de voz y arrollador en cuanto a pegada, no necesit¨® tanta locuacidad para ponerse al frente de los reconstituidos Australian Blonde. Su sonido actual como Fran Nixon no se parece en nada al que anoche rescat¨® con absoluta solvencia, pero eso no hace sino avalar su versatilidad. Y el muy digno envejecimiento de un repertorio que la mayor¨ªa del p¨²blico llevaba sin repasar unos cuantos a?os.
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