La ¨¦lite extranjera descansa en Urgel
Los fundadores de Embassy, Lhardy o Price moran en el Cementerio Brit¨¢nico
A pocos metros del bullicio de la calle del General Ricardos existe un oasis de paz, piar de p¨¢jaros y tumbas de nombres pomposos que resulta desconocido hasta en Urgel. Y eso que el p¨®rtico del Cementerio Brit¨¢nico de Madrid es imponente con sus almenas neog¨®ticas y su fachada siena. Un camposanto que acaba de someterse a una reforma para solventar los graves problemas de cimientos gracias a la generosidad de dos familias de acaudalados industriales brit¨¢nicos ¡ªla constructora Sunley y la cervecera Allen¡ª con familia pol¨ªtica enterrada all¨ª.
¡°Somos un lastre para el Gobierno brit¨¢nico. Entiendo que no quieran gastar el dinero de los contribuyentes. Porque hay cementerios en Birmania, India, China¡¡±, explica el hispanista David John Butler, que conduce con una pasi¨®n contagiosa la visita. El sacramental se fund¨® en 1854 para albergar a los fallecidos protestantes ¡ªacababan sus d¨ªas bajo las caballerizas¡ª que no ten¨ªan cabida en otros por no ser cat¨®licos. La legislaci¨®n no permit¨ªa enterrar a los for¨¢neos en los cementerios civiles y con el tiempo se llen¨® de jud¨ªos, cat¨®licos u ortodoxos rusos, hasta 600 tumbas, donde descansan unas mil personas (el censo es confuso). Este a?o son tres m¨¢s.
El camposanto se ha rehabilitado gracias a dos benefactores ingleses
Desde la entrada al sacramental se ve la tapia del final, pero en un escenario tan reducido se concentra la historia de la burgues¨ªa extranjera en Madrid. ¡°Los nobles ten¨ªan servidumbre, pero no una vida coherente con su condici¨®n de ricos. Por eso en Europa vieron una gran oportunidad de ser comerciantes de lujo aqu¨ª¡±, prosigue el gu¨ªa. Y muchos decidieron descansar aqu¨ª porque evoca los jardines brit¨¢nicos. ¡°Se acepta la donaci¨®n de plantas vivas¡±, reza un cartel. ¡°Aconsejamos a la gente que no traiga flores cortadas, sino plantas¡±, cuenta Butler. Entre sus moradores est¨¢ Margarita Kearney Taylor, la fundadora del sal¨®n de t¨¦ Embassy, tapadera del espionaje internacional desde la Castellana; el suizo Emilio Lhardy, que refin¨® la cocina de la capital con un local donde, por fin, un grupo de mujeres solas estaba bien visto; el holand¨¦s Juan Bourguignon, que moderniz¨® en 1930 el concepto de florister¨ªa o William Parish, propietario y director del Circo Price.
Reposan tambi¨¦n otras familias de renombre: los Brooking, que surt¨ªan de joyas a la Casa Real; los alemanes Loewe, proveedores a palacio de marroquiner¨ªa; la dinast¨ªa Bagration, casa regente de Georgia; los Boetticher, promotores de la industrializaci¨®n de Villaverde o los Girod, artesanos de relojer¨ªa. Tumbas sencillas entre arbustos que contrastan con la suntuosidad del pante¨®n neoegipcio de la banca Bauer o el mas¨®n de los austr¨ªacos Tertsch.
¡°Fue dif¨ªcil encontrar el terreno. Carabanchel era un sitio al que iba la gente a mula o a pie para tomar la tortilla y beber. Result¨® m¨¢s f¨¢cil llegar a un acuerdo que en Madrid pero, aun as¨ª, no dejaron que hubiese a la vista ning¨²n signo de culto. Aunque fue casi peor, porque autorizaron el escudo victoriano, que era el emblema de la prepotencia de Inglaterra¡±, explica el gu¨ªa con flema brit¨¢nica, claro. Lo que era un descampado es hoy un enjambre de casas bajas a escasos metros de su tapia, salvo la entrada que da a un parque agostado y descuidado.
Las escuelas de idiomas aprovechan la visita para ense?ar a sus alumnos
¡°Durante la Guerra Civil, Carabanchel se convirti¨® en una zona de defensa de Madrid. Las familias fueron evacuadas al centro, pero volvieron y se expandieron. Constru¨ªan por las noches las casas y la propiedad pasaba a ser suya. Hubo al lado hasta una destiler¨ªa de alcohol y vecinos no muy recomendables¡±, prosigue Butler. De resultas, los edificios aprisionan el recoleto rinc¨®n que evoca al Reino Unido m¨¢s ceremonioso eso s¨ª en absoluta armon¨ªa vecinal.
Durante 110 a?os, hasta los noventa, cuatro generaciones de la familia Garrido vivieron y cuidaron del cementerio. Entre ellos Rita Garrido (Rita la del British para la vecindad), primera actriz del Teatro de la Latina, que celebraba actuaciones en el cementerio. All¨ª lleg¨® a habitar tambi¨¦n con su marido, el brasile?o Ricardo Freire, autor de Doce cascabeles, que populariz¨® Joselito.
Un bocado de la historia de Madrid que en las escuelas de idiomas han comenzado a aprender en ingl¨¦s durante sus visitas. Solo tienen localizadas a 40 familias de los enterrados y no hay la costumbre espa?ola de pagar anualidades para el mantenimiento de las tumbas. Por eso Butler reclama la ayuda de los amigos del cementerio. ¡°No es bien de inter¨¦s cultural, probablemente porque pertenece a otro Estado¡±.
Cementerio Brit¨¢nico
Cementerio Brit¨¢nico. Calle del General Fontanes, 7. Abierto martes, jueves y s¨¢bado de 10.30 a 13.00. Se conciertan visitas guiadas (al menos ocho personas) en el correo britishcemeterymadrid@fco.gov.uk
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