Recuerdos del agua pasada
Una exposici¨®n en Aranjuez rememora el Tajo como un r¨ªo caudaloso antes de los trasvases
¡°Esto no es un r¨ªo es una cacera¡±, describe con nostalgia un vecino de Aranjuez en el v¨ªdeo que acompa?a a la exposici¨®n de 44 fotograf¨ªas, que muestran el antes y el despu¨¦s del r¨ªo Tajo a su paso por la localidad. C¨®mo era el cauce a principios del siglo XX, c¨®mo lo disfrutaban los ribere?os en los sesenta y setenta y c¨®mo es ahora, con un caudal mermado por el trasvase Tajo-Segura. Im¨¢genes de playas de anta?o sepultadas por vegetaci¨®n que crece sin control o aguas cristalinas que han virado a un dudoso verde aceituna, en las que est¨¢ prohibido el ba?o desde hace a?os.
La muestra, organizada por la Asamblea en Defensa del Tajo en Aranjuez, reivindica el r¨ªo de anta?o. ¡°Es urgente, urgent¨ªsimo, doblar el caudal m¨ªnimo ecol¨®gico y pasar de los seis metros c¨²bicos por segundo actuales a los 12, y aun as¨ª solo ser¨ªa el 33% de su caudal hist¨®rico¡±, sostiene Jos¨¦ G¨®mez, ambient¨®logo y miembro de la Asamblea. Los gr¨¢ficos que acompa?an a las fotograf¨ªas evidencian como desde que se realiz¨® la primera transferencia de agua en 1979, se han desviado m¨¢s de 12.000 hect¨®metros c¨²bicos, que llenar¨ªan 20.000 estadios del tama?o del Bernab¨¦u.
Las instant¨¢neas muestran con crudeza la transformaci¨®n del cauce. La Playa del Cortado en septiembre de 1966 a rebosar de personas ba?¨¢ndose, en contraposici¨®n con su estado actual: sin gente, sin arena y con una tonalidad que en nada se asemeja al caracter¨ªstico verde esmeralda del Tajo, clavado en la memoria de los vecinos que lo conocieron. ¡°Los menores de 40 a?os no lo recuerdan y se est¨¢ perdiendo la memoria hist¨®rica¡±, deja caer G¨®mez. Ba?istas saltando desde el Puente de la Barca en los sesenta o la Presa del Molino ¡°antes de que se quitaran 30 metros c¨²bicos por segundo al caudal¡±, se lee en la leyenda de la fotograf¨ªa.
¡°En aquella ¨¦poca era un r¨ªo formidable al que no se le faltaba al respeto, incluso pod¨ªas beber su agua¡±, relata en el v¨ªdeo el entonces nadador Ram¨®n Delgado. La reivindicaci¨®n va m¨¢s all¨¢ del r¨ªo como elemento de ocio. ¡°Hablamos de agricultura, pesca fluvial o del peligro que corren los Sotos Hist¨®ricos, que forman parte del paisaje cultural declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco¡±, enumera G¨®mez.
¡°El r¨ªo es mi vida¡±, asevera el agricultor Antonio Zamorano. Cuenta como al salir del colegio aprend¨ªan a nadar en las acequias, llenas del agua que beb¨ªan las huertas. Escena inmortalizada en una de las fotograf¨ªas tomada en los a?os sesenta, en la que se ve a padres y sobre todo ni?os, algunos armados con flotador, disfrutando en las caceras. La magnitud del volumen de agua perdido se aprecia en otra de las instant¨¢neas, que muestra, con el puente del ferrocarril al fondo, enormes troncos que se trasladaban desde la serran¨ªa de Cuenca hasta los aserraderos de Aranjuez. A su vera, otra foto da fe del cambio con la mitad de los ojos del mismo puente tapados por la vegetaci¨®n.
La fotograf¨ªa m¨¢s antigua data de 1918. En ella aparecen hombres y mujeres ataviados con sus mejores galas en la primera barca de paseo tur¨ªstica, la Alfonso XIII, que surc¨® las aguas del Tajo en la localidad. Ahora, el nieto del propietario es miembro de la Asamblea en Defensa del r¨ªo.
La escasez de agua se hizo especialmente patente en el verano de 1995. La presa del Molino, frente a Palacio, estaba tan vac¨ªa que algunos ecologistas montaron tiendas de campa?a para pasar la noche en se?al de protesta. Desde entonces, aseguran los organizadores, la bajada se repite en ¡°incontables ocasiones¡±, la ¨²ltima en mayo de 2014, con menos de tres metros c¨²bicos por segundo, la mitad del caudal m¨ªnimo legal.
G¨®mez mantiene que todav¨ªa existen soluciones. Propone una ley de plazos que aborde la reducci¨®n paulatina del caudal trasvasado a Levante hasta su completa desaparici¨®n. De esta forma, contin¨²a, se podr¨ªa devolver, poco a poco, la vida al Tajo, y asegurar los recursos necesarios en Levante. ¡°No desnudar un santo para vestir otro, como ahora¡±.
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