El Fringe echa ra¨ªces
El festival de artes esc¨¦nicas de vanguardia celebra su tercera edici¨®n en el Matadero

El Fringe de Madrid naci¨® en mal momento. Corr¨ªa un 2012 negro para la cultura en general y las artes esc¨¦nicas en particular, y la idea de crear un festival de vanguardia a imagen de su mastod¨®ntico hermano mayor de Edimburgo parec¨ªa descabellada.
Sobre todo teniendo en cuenta que la ca¨ªda del consumo y la subida del IVA cultural al 21% pisaba ya el cuello del teatro grande, el convencional, el de sala. El sector hab¨ªa perdido m¨¢s de una cuarta parte de su p¨²blico (cinco millones de espectadores) y, en un momento en que la cultura institucional cerraba filas, apostar por un certamen de artes esc¨¦nicas minoritarias parec¨ªa como dar un paso al frente en medio de la batalla. De eso hace tres a?os, y el Fringe sigue en pie, con 7.000 entradas vendidas y m¨¢s de 30.000 visitantes el pasado verano.
La cita promovida por el Ayuntamiento ha cambiado de casa (se traslad¨® del centro cultural Conde Duque al Matadero el pasado verano), pero no de esp¨ªritu. Nuevos formatos, espacios poco ortodoxos ¡ªde tejados a lavabos¡ª, obras a¨²n en proceso de creaci¨®n, compa?¨ªas j¨®venes. En resumen: ¡°Propuestas que contengan riesgo¡±, en palabras de la directora art¨ªstica del festival, Marion Betriu. En tres ediciones ha pasado de agrupar 37 a 60 espect¨¢culos y se acerca en relevancia al Fira T¨¤rrega, una referencia en teatro de creaci¨®n desde 1981. La extensi¨®n, eso s¨ª, se ha reducido de un mes a 23 d¨ªas (del 4 al 27 de julio) y con ella su presupuesto: 200.000 euros en 2012; 105.000 en 2013; 160.000 este a?o.
Programaci¨®n del primer fin de semana del Fringe.?
La historia del Fringe parece andar pareja a la del off madrile?o, ciudad donde se asientan un tercio de las compa?¨ªas programadas. Con pocos medios y mucho trabajo las salas alternativas han ido colonizando la capital de la misma forma en que el Fringe ha ido ocupando cada rinc¨®n del Matadero. ¡°Nos estamos nutriendo, bebiendo unos de otros¡±, acepta Betriu. Incluso en la programaci¨®n. Aunque la mayor¨ªa de los espect¨¢culos del certamen son estrenos en Madrid, excepciones como Suit.Case, de la Shahar Dor Company, han pasado ya por espacios tan emblem¨¢ticos del off como la sala Kubik Fabrik.
El l¨ªmite poroso entre ambos mundos ¡ªsi es que realmente son mundos distintos¡ª funciona tambi¨¦n en sentido contrario. En la pasada edici¨®n, la compa?¨ªa mexicana Vaca 35 llev¨® su espect¨¢culo Lo ¨²nico que necesita una actriz es una gran obra y las ganas de triunfar al espacio alternativo La casa de la portera tras pasar por el certamen. Este a?o repite jugada con Ese recuerdo ya nadie te lo puede quitar. ¡°El Fringe es el primer festival internacional al que nos hemos enfrentado y es el que nos abre las puertas en Espa?a¡±, explica su director, Dami¨¢n Cervantes.
Los tent¨¢culos del festival se han extendido tambi¨¦n a otros terrenos. A M¨¦xico, sobre todo, con 70 propuestas recibidas de este pa¨ªs y cuatro llevadas a escena. ¡°Se ve que hay hambre por salir y probar cosas nuevas¡±, reflexiona Betriu, idea que comparte Cervantes. Pero tambi¨¦n se ha acercado al Reino Unido: de all¨ª llegan seis obras programadas en el Forest Fringe, un anexo alternativo al ya rompedor festival de Edimburgo. Una manera de mantener la conexi¨®n con la nave nodriza del teatro de creaci¨®n, fundada en 1947 por un grupo de autodenominados raritos que recoge ya m¨¢s de 45.000 representaciones de 2.300 espect¨¢culos en poco menos de un mes.
Teatro para uno
Obras ambulantes, teatro en la calle, piezas para microaudiencias. El Fringe ha dado una vuelta de tuerca a su exploraci¨®n de espacios esc¨¦nicos alternativos. En el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa participa La noche justo antes de los bosques, donde 30 personas siguen al int¨¦rprete Oscar Mu?oz en un recorrido por distintos habit¨¢culos del Matadero. Lo mismo que hace una docena de espectadores en El paseo de Robert Walser, esta vez en la calle. Con el metro Usera como punto de encuentro, la novela hom¨®nima del autor suizo sirve de excusa para posici¨®n la situaci¨®n del artista en la sociedad, empezando por el barrio, espacio de interacci¨®n con vecinos que participan ¨Co no¡ª de la puesta en escena. "Detr¨¢s del teatro a pie, como lo han llamado, hay una idea tambi¨¦n de enmarcar ciertas escenas teatrales que suceden constantemente en la vida diaria y que normalmente escapan a nuestra atenci¨®n por la velocidad con la que nos desplazamos", explica su director, Marc Caellas.
Del espacio p¨²blico a la intimidad de un cara a cara. Esa es la propuesta de Jo Bannon, que lleva al Fringe su performance Exposure, en la que la artista brit¨¢nica comparte 11 minutos con un solo espectador para explorar el acto de mirar y ser mirado en un ambiente "de intimidad y confianza": "El trabajo cambia cada vez porque se construye a partir de las reacciones del espectador, por peque?as y sutiles que sean". Cuatro confesiones, con textos de Borja Cobeaga y Juan Cavestany entre otros, es una obra para cuatro actores y cuatro espectadores. El taller de dramaturgia site specific est¨¢ tambi¨¦n dirigido a una audiencia de dos: el l¨ªmite que impone el SIMCA 1000 en el que se desarrollar¨¢n las cuatro piezas que salgan de ¨¦l. Espacio no convencional y audiencia no convencional, todo en uno.
Su versi¨®n madrile?a, por ahora, se conforma con bastante menos. Adem¨¢s de 40 espect¨¢culos de teatro y 11 de danza, esta edici¨®n acoge seis performances, dos obras circenses, 13 conciertos y siete piezas audiovisuales que oscilan entre la gratuidad y los 15 euros. Si es que la flexibilidad de g¨¦neros permite archivarlas en categor¨ªas cerradas. Una decena de talleres formativos se empe?an en demostrar que no es tan f¨¢cil: textos site specific (realizados para un espacio determinado, en este caso un coche en el aparcamiento del centro), dramaturgias de actor, el audiovisual las aplicaciones m¨®viles en las artes esc¨¦nicas¡
Pero las tendencias comunes no se refieren solo a la forma. Marion Betriu ha detectado una tendencia a conectar el teatro con la actualidad social y pol¨ªtica, ¡°como si de alg¨²n modo no se pudiera cerrar los ojos a eso¡±. Esta corriente, tambi¨¦n vista en el teatro m¨¢s convencional (obras como Transici¨®n, El encuentro o Ruz-B¨¢rcenas han llenado la escena madrile?a en las ¨²ltimas temporadas) llega en el Fringe al extremo de lo documental y autobiogr¨¢fico.
Como en Nadia, de Nadia Ghulam y la compa?¨ªa barcelonesa La Conquesta del Pol Sud, formada por Carles F. Giua y Eugenio Szwarcer. En la obra, interpretada por los tres creadores ¡ªninguno de ellos actor profesional¡ª se narran las vivencias de Nadia en su pa¨ªs de origen, Afganist¨¢n, que abandon¨® hace siete a?os. V¨ªctima de un bombardeo del que a¨²n sufre las consecuencias, vivi¨® durante una d¨¦cada suplantando la identidad de su hermano fallecido para poder alimentar a su familia. Nadia recoge su vida, contada en primera persona, adem¨¢s de material filmado en Kabul por el colectivo.
El Fringe avanza temiendo, eso s¨ª, que alguna curva complicada le d¨¦ un disgusto. Parece haber podido con la de la precariedad, que amenaza al teatro alternativo y ha dinamitado festivales.
Es el caso de Surge. Creado por la Comunidad de Madrid este a?o, el certamen suscit¨® las cr¨ªticas de las salas, que se quejaban de ayudas insuficientes para su puesta en marcha.
La organizaci¨®n del Fringe asegura a las compa?¨ªas un 90% de la taquilla con un m¨ªnimo de 600 euros, condiciones que los artistas juzgan suficientes aunque no demasiado rentables. Lo explica Sarah Anglada, de la compa?¨ªa Los Mo?ekos: ¡°No nos sale igual de bien que hacer un bolo cobrando a cach¨¦. Pero este tipo de festivales tiene otras cosas: visibilidad, contactos. Abren puertas¡±.
Otros dos obst¨¢culos aparecen ya en el horizonte. A largo plazo, el riesgo de que el espacio del Matadero se les quede peque?o; tanto el Fringe de Edimburgo como el de Amsterdam o Praga desarrollan el festival en distintas salas, algo que a¨²n no se plantea la organizaci¨®n madrile?a. El otro, a corto plazo. El certamen fue creado por Natalio Grueso, antiguo gestor de los teatros municipales, a su llegada al cargo. Con su salida ¡ªel puesto est¨¢ vacante desde el 1 de junio¡ª, la cita quedaba hu¨¦rfana de su principal protector. Su sucesor se conocer¨¢ a partir del d¨ªa 7, y ser¨¢ quien decida si el festival se diluye en la programaci¨®n municipal o si tres a?os han sido suficientes como para que el Fringe forme ya parte de la vida esc¨¦nica madrile?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.