La marcha del Orgullo Gay llena las calles del centro de Madrid
La manifestaci¨®n ha recordado a los pa¨ªses donde los derechos de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales "son pura ilusi¨®n"
R¨ªos de gente confluyen en Atocha. Banderas, disfraces y color. Mucho color. Madrid se viste de arco¨ªris. M¨¢s de un mill¨®n de personas, seg¨²n los c¨¢lculos de las asociaciones convocantes, se han acercado un a?o m¨¢s a reivindicar los derechos de gais, lesbianas, transexuales y bisexuales. En especial los de aquellos pa¨ªses en los que "los derechos humanos son una pura ilusi¨®n o una declaraci¨®n en papel mojado", como recuerdan las pancartas.
"?Comienza la traca!" Gritan desde el coche que lidera la marcha. Los petardos resuenan en el paseo del Prado. Despu¨¦s palmadas, gritos, c¨¢nticos y tambores. ?Nos manifestamos por los que no pueden! Corea una voz amplificada por megafon¨ªa. El resto ovaciona sus palabras y comienza la marcha. Una gra pancarta lidera la comitiva. Detr¨¢s, Boti G. Rodrigo, presidenta de FELGTB explica el motivo de la lucha: "en 80 pa¨ªses ser lesbiana, gay, transexual o bisexual se condena con la c¨¢rcel. En 10 con la pena de muerte. Se nos trata como a delincuentes por el mero hecho de amar a alguien del mismo sexo o sentir que naces en el cuerpo equivocado. Pero el delito deber¨ªa ser el odio, la tortura, el encarcelamiento y el asesinato impune!, defiende con eneg¨ªa. "?Toda persona tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad!"
A su lado, Alexandra Licona, una hondure?a refugiada por su condici¨®n de activista transexual, asiente con la cabeza. Lleg¨® a Espa?a huyendo de las agresiones y vejaciones que sufr¨ªa en su pa¨ªs por su orientaci¨®n sexual. "Llevo desde los 19 a?os aguantando. No podia m¨¢s", revela con una media sonrisa. Ahora su vida es otra. "M¨¢s alegre, m¨¢s tranquila, m¨¢s libre". Una situaci¨®n que contrasta con la de Osmond Ayo, un nigeriano que lleva en Espa?a cinco a?os y al que acaban de denegarle el permiso de asilo. "No lo entiendo, no me dicen por qu¨¦ no me lo dan", grita, intentando hacerse entender entre el alboroto. Pag¨® a una mafia, cuenta, para que le llevaran a Canad¨¢, pero le enga?aron y le dejaron en Espa?a. "En mi pa¨ªs casi me matan", dice con un marcado acento. "Estoy aqu¨ª para luchar por los derechos de todos los homosexuales como yo. No importa d¨®nde vivamos, todos somos iguales".
"La orienaci¨®n sexual fue incluida de forma expresa en Espa?a como motivo para el reconocimiento de la condicion de refugiado en el art¨ªculo 3 de la Ley de Asilo, pero en la pr¨¢ctica no es as¨ª", ilustra Estrella Gal¨¢n, secrataria de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR). "Hay muy pocas resoluciones favorables", denuncia se?alando a Osmond. "A Alexandra se lo concedieron porque era activista, pero en muchas ocasiones se les obstaculiza el acceso a mecanismos de protecci¨®n internacional alegando dudas en la credibilidad del solicitante", asevera indignada. "La persecuci¨®n por motivos de orientaci¨®n sexual e identidad de g¨¦nero es una realidad inaceptable que todav¨ªa est¨¢ en muchos pa¨ªses y las autoridades deber¨ªan mostrar un mayor compromiso con las personas que diariamente viven esta situaci¨®n".
Esperanza Montero, presidenta de COGAM, va m¨¢s all¨¢: "Los gobiernos que se suponen democr¨¢ticos no solo no denuncian, sino que que colaboran con mandatarios de probados tintes lgtbf¨®bicos, fomentando la violencia de Estado que sufrimos en estos pa¨ªses". Pone como ejemplo las conocidas como violaciones correctivas aplicadas a lesbianas y mujeres bisexuales en pa¨ªses como Sud¨¢frica. Pero no se limita a denunciar la discriminaci¨®n y el maltrato en otros pa¨ªses. Aunque admite que en Espa?a la situaci¨®n ha mejorado, advierte que sigue habiendo miedo a reconocer la identidad sexual, especialmente en el caso de las personas bisexuales. "Hay estereotipos negativos sobre nosotros muy extendidos. La sociedad nos concibe como promiscuos y los medios de comunicaci¨®n tampoco ayudan".
A la altura de la segunda pancarta, que reza "Tu silencio es su poder", se encuentran Mar¨ªa del Carmen y su hija de dos a?os. "Es el primer a?o que la traigo", explica, "pero pienso hacerlo todos los que vengan. Es imporante que ella crezca viendo la homosexualidad con naturalidad, con normalidad. No puede ser de otra forma", asegura convencida. En su Bolivia natal, comenta, sus padres jam¨¢s la habr¨ªan llevado a un evento como este. "Cuando llegu¨¦ a Espa?a -hace 11 a?os- ten¨ªa una mentalidad mucho m¨¢s cerrada que ahora". Cada vez son m¨¢s los heterosexuales, como ella, que se unen a esta manifestaci¨®n vestida de fiesta.
La normalizaci¨®n de la situaci¨®n es el concepto que m¨¢s repite Marta Fern¨¢ndez, creadora de una red profesional internacional de mujeres lesbianas llamada Lesworking. "Creo que la fiesta ofrece visibilidad, pero no normalizaci¨®n. Yo no me comporto as¨ª los otros 364 d¨ªas del a?o. Tengo mi trabajo, mis amigos, mi familia, una vida normal como todos", asegura. Por eso, considera que "hacen faltan otro tipo de iniciativas para que la imagen de los gais y las lesbianas no se asocie exclusivamente a una fiesta divertida y colorida". Una de las iniciativas que propone es la que ella misma ha puesto en marcha. Organizan encuentros mensuales de networking para ayudarse unas a otras. "Hemos empezado apoyando la pel¨ªcula De Chica En Chica porque pensamos que el cine es un medio fundamental para normalizar", opina subida en la carroza promocional del filme.
Esta es una de las 30 carrozas que desfilan entre la multitud. La gente bebe, canta y baila al son de las batucadas y los siete colores de sus ense?as ondean con el viento. Su cupo esta lleno a pesar de que la entrada no es gratis. "Hemos pagado 3.500 euros por el alquiler del veh¨ªculo y otros gastos", revela Sonia S¨¢nchez, la directora de la pel¨ªcula. "Al menos as¨ª recuperamos algo de la inversi¨®n", justifica. Su obra intenta visibilizar otros tipos de familia a trav¨¦s de la comedia. "No queremos reivindicar nada de manera panfletaria, sino mostrar situaciones cotidianas y normalizarlas para la sociedad".
"Desde peque?o est¨¢s viendo situaciones en las que las cosas son de una determinada forma y ya est¨¢. Todas las pel¨ªculas y los libros son de chicos y chicas. Y las relaciones homosexuales se conciben en muchas ocasiones asociadas a circunstancias turbias", valora Fern¨¢ndez. "Por eso a mi me cost¨® mucho aceptarlo. Si tienes este tipo de dudas, lo rechazas de pleno porque no quieres pertenecer a algo turbio, diferente, algo que parece que no existe". Considera que sigue habiendo "muchas causas por las que manifestarse y mucho trabajo por hacer", pero la visibilidad es el primero de sus objetivos. "Somos un 10% de la poblaci¨®n seg¨²n los estudios pero yo no veo por la calle a una pareja homosexual cada 10. A¨²n hay mucho miedo para vivirlo con naturalidad. Es una lucha que se gana d¨ªa a d¨ªa. Todos tenemos que dar un pasito al frente. Depende de nosotros".
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