El mismo m¨¦todo, opciones contrarias
Mientras el PSOE apuesta por un l¨ªder nuevo y desconocido, el PSC lo hace por un veterano de todas las batallas del socialismo
Un mes y medio despu¨¦s de asomarse al precipicio en las elecciones europeas, el socialismo espa?ol se ha dado un nuevo l¨ªder. Adem¨¢s de perder aparatosamente esas elecciones, el PSOE vio aterrorizado el 25 de mayo c¨®mo all¨ª donde desde hace d¨¦cadas vegetaba anquilosada una izquierda antigua que no le significaba amenaza electoral alguna crec¨ªa de golpe con enorme vitalidad una competencia totalmente nueva, joven, que pretend¨ªa recomponer el mapa de la izquierda, Y que, desacomplejada, aspiraba nada menos que a disputarle la hegemon¨ªa en ella.
La respuesta a este reto ha constituido una novedad en la historia del partido. La direcci¨®n derrotada dio un r¨¢pido paso atr¨¢s y, por primera vez, el l¨ªder de los socialistas espa?oles ha sido elegido por el sufragio universal, libre, directo y secreto de sus afiliados en una competici¨®n abierta en la que concurr¨ªan otros dos aspirantes. Pedro S¨¢nchez, el diputado madrile?o que el domingo se gan¨® de este modo la primera secretar¨ªa del PSOE, dispone por lo tanto de una legitimidad in¨¦dita, adem¨¢s de enorme, para dirigir el partido. Nadie sabe c¨®mo la utilizar¨¢. Todo son expectativas.
No es que sus antecesores en el cargo no tuvieran legitimidad, es que era de otro tipo. Era fruto de numerosas mediaciones. Era el resultado de unos procesos de debate y negociaci¨®n interna, entre barones territoriales, exdirigentes, personalidades influyentes por los cargos p¨²blicos que ocupan, etc¨¦tera. Por ejemplo, es sabido que uno de los factores decisivos a favor de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba frente a Carme Chac¨®n en el congreso de Sevilla fue la influencia de Felipe Gonz¨¢lez en la federaci¨®n andaluza, puesta en juego a ¨²ltimisima hora a trav¨¦s del tel¨¦fono. Bien, fuera m¨¢s o menos decisiva, lo cierto es que eso ha terminado siquiera como posibilidad. Hab¨ªa muchos intermediarios, con sus correspondientes tendencias ideol¨®gicas y pol¨ªticas, sus cotas de poder, intereses, etc¨¦tera. A partir de este 2014, en el PSOE el l¨ªder lo eligen las bases directamente y, por lo tanto, la influencia de los dirigentes ya no es la que era..
Pedro S¨¢nchez? dispone? de una legitimidad in¨¦dita para dirigir el partido. Nadie sabe c¨®mo la utilizar¨¢. Todo son expectativas.
Que no sea lo que era no significa que haya desaparecido, desde luego. Ah¨ª est¨¢ el pase¨ªllo que ayer se marc¨® la presidenta del PSOE de Andaluc¨ªa, Susana D¨ªaz, con el propio S¨¢nchez ante fot¨®grafos y c¨¢maras de televisi¨®n, por si cupieran dudas sobre el peso y la influencia que, en todo caso, tiene una organizaci¨®n territorial que cuenta con una cuarta parte de los afiliados. Pero, pese a todo, lo cierto es que S¨¢nchez no le debe el cargo a nadie m¨¢s que a los 125.000 militantes que le han votado. A nadie m¨¢s.
Puede que esto no baste, sin embargo, para sacar al PSOE del atolladero. Un l¨ªder nuevo, surgido mediante un procedimiento nuevo, no ha sido, en esta ocasi¨®n, garant¨ªa de propuestas nuevas. La juventud del elegido, su fotogenia, ese aire de producto de la Espa?a aseada, escolarizada, deportista, no van acompa?ados en su caso de propuestas pol¨ªticas originales. La reivindicaci¨®n del espacio y la trayectoria de una izquierda reformista y con voluntad de gobierno no es poco, pero no est¨¢ muy claro que a estas alturas sea suficiente para recuperar lo perdido tras lustros de desgaste debido, precisamente, a un exceso de realpolitik.
Si lo m¨¢s destacable en Pedro S¨¢nchez es la novedad, la ausencia de responsabilidades pol¨ªticas relevantes en el pasado reciente que ahora pudieran lastrarle, la renovaci¨®n emprendida por el PSOE ha tenido un llamativo contraste en la elecci¨®n del primer secretario del PSC. El mismo d¨ªa y con el mismo m¨¦todo rigurosamente nuevo, los socialistas catalanes han elegido como l¨ªder a uno de sus m¨¢s viejos dirigentes. No por edad, desde luego, sino por justamente lo contrario que se supone que da lustre a Pedro S¨¢nchez. Por haber sido arte y parte, las m¨¢s de las veces decisiva, en todas las batallas del partido que han culminado en la aguda crisis pol¨ªtica que le desangra desde 2010. Hace ya muchos a?os, dos d¨¦cadas, que Iceta fue acertadamente descrito por Luis Mauri como el perejil de todas las salsas en las batallas del PSC.
Mismo m¨¦todo, opci¨®n distinta, incluso contrapuesta. ?Cu¨¢l de las dos resultar¨¢ acertada? El hecho de que ninguno de los dos nuevos l¨ªderes se haya atrevido en sus respectivas campa?as a postularse ya como futuro candidato electoral de sus partidos ilustra acerca de sus inseguridades, pero tambi¨¦n de sus urgencias, ya que no se sabe si de sus prioridades. La urgencia de Iceta es detener la sangr¨ªa que amenaza con dejar reducido al PSC a unos pocos feudos municipales, recomponer la unidad interna y electoral rota por la tensi¨®n nacionalista.
En su caso, es probable que la experiencia, el hecho de ser uno de los viejos del lugar, sea ¨²til, positivo. Hay mucho encaje de bolillos a tejer para evitar la desnaturalizaci¨®n del PSC e Iceta es, sobre todo, eso, un negociador que conoce perfectamente la tela que le toca adornar para que luzca de nuevo como anta?o. Luego vendr¨¢n los dem¨¢s problemas, pero si no soluciona este, si no consigue evitar que se pueda seguir siendo socialista y catalanista por los mismos motivos y en el mismo partido, como era Joan Revent¨®s, tampoco podr¨¢ resolver los dem¨¢s.
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