Cuento de verano
Los nuevos liderazgos de origen social no pueden actuar como si antes de ellos no hubiera nadie que luchara por esas causas
El sol veraniego propicia la ralentizaci¨®n del esfuerzo y del movimiento del individuo, favoreciendo la tendencia a sucumbir a la posici¨®n horizontal, sea esta en la hierba, en una hamaca, en el agua, o en la arena. En este letargo f¨ªsico y en esta posici¨®n tan mediterr¨¢nea, el cerebro se relaja y uno empieza a reflexionar. Durante este ejercicio, nada sudoroso, se me han presentado dos inc¨®gnitas: la primera, ?por qu¨¦ en Catalu?a vivimos un proceso de espera y oscuridad aguardando que llegue el d¨ªa 9 de noviembre? Y la segunda, ?por qu¨¦ la ciudadan¨ªa cree que en pol¨ªtica todo lo nuevo, por el simple hecho de serlo, es bueno?
A nadie se le escapa que el llamado Proc¨¦s es una ventana que abre a CiU la oportunidad de ocultar su hachazo, en plena crisis, al Estado del bienestar. De pronto Converg¨¨ncia se apunta a la independencia y se lanza a la conquista de un objetivo sin ninguna estrategia, sin ninguna hoja de ruta ni camino trazado, si exceptuamos la conducci¨®n de Catalu?a hac¨ªa ?taca, la isla del retorno y del nuevo amanecer. Han querido dirigir este proyecto por una cuesti¨®n meramente electoralista, a rebufo de las movilizaciones de la sociedad catalana, utilizado la t¨¢ctica de la puta i la ramoneta, en casa una cosa y puertas afuera otra.
Parece que no han entendido que no es f¨¢cil liderar un proceso revolucionario en un partido de orden, que tiene un electorado liberal de centro derecha, nacionalista, pero sin exagerar, y que sus ide¨®logos, o sea los que les dan la pasta, no est¨¢n para aventuras que pongan sus negocios en peligro. No hay que olvidar que el Gobierno de Mas se autodenomin¨® amigo de los negocios.
Tampoco tiene muchos aliados pol¨ªticos. Uno poco fiable, como siempre ha sido ERC, y que va cosechando los votos de los convergentes de nuevo cu?o o de los socialistas desconcertados (que son muchos y variados). Y el otro, la CUP, que siempre ha visto a los convergentes como unos nacionalistas timoratos.
Cualquier pa¨ªs moderno esperar¨ªa un debate serio y sereno sobre los pros y contras de un proceso de independencia
Al mismo tiempo tiene enfrente a los otros nacionalistas, el Gobierno del PP, con los que se entiende a la perfecci¨®n cuando hablan el idioma de la derecha basado en los recortes sociales, privatizaci¨®n de los servicios p¨²blicos, un crecimiento insostenible, en la p¨¦rdida de derechos sociales y en mirar hacia otro lado en temas de corrupci¨®n. En cambio, como no puede ser de otra manera entre nacionalistas, cuando se habla del Proceso el Gobierno central se vuelve sordo, ciego y mudo y adem¨¢s torpe.
As¨ª estamos, esperando el 9-N mientras el Gobierno catal¨¢n, con el apoyo de ERC, lleva a t¨¦rmino una clara estrategia, que empez¨® hace cuatro a?os, de destruir y privatizar los elementos esenciales del Estado del bienestar. As¨ª, Catalu?a se ha convertido en la zona de Europa donde han crecido m¨¢s las desigualdades sociales, donde el paro juvenil llega al 50%, donde se han eliminado miles de empleos p¨²blicos, sobretodo en sanidad y educaci¨®n, donde se reducen m¨¢s dr¨¢sticamente los beneficiarios y la cuant¨ªa de las prestaciones sociales, y donde la corrupci¨®n forma parte del ADN de este Gobierno.
Cualquier pa¨ªs moderno esperar¨ªa un debate serio y sereno sobre los pros y contras de un proceso de independencia. En cambio se toman decisiones pol¨ªticas electoralistas que conducen a la ciudadan¨ªa por un camino oscuro. Esto no quita que muchas personas en Catalu?a tengan ganas de cambiar la situaci¨®n, incluso de independizarse de Espa?a, pero eso no puede hacerse a golpe de ocurrencia, sin un camino trazado, sin un debate sereno y no puede estar en manos de una asamblea por m¨¢s nacional y catalana que sea.
La otra reflexi¨®n hace referencia a esos nuevos liderazgos de origen social que surgen entre las filas de la izquierda y que tienen en com¨²n poner a todos los pol¨ªticos mayores de 40 a?os en el saco de la casta o de los institucionales (stablishment). No estoy del todo de acuerdo. Me parecen interesantes, pero no pueden creer o defender que hasta su aparici¨®n no hab¨ªa nadie que luchara contra el sistema capitalista, y que no ha habido una transformaci¨®n progresista y sostenible de pueblos y ciudades, incluyendo Catalu?a y su capital.
No ser¨ªa ni cierto ni justo erigirse como los ¨²nicos defensores de las distintas luchas sociales actuales sin percatarse de que muchos de sus compa?eros y compa?eras militan en partidos que vienen de muy lejos en sus luchas sociales y pol¨ªticas. No comparto que crean que son los primeros en querer regenerar la pol¨ªtica, algunos hace tiempo que vienen demostrando transparencia y honestidad en el quehacer pol¨ªtico.
Por eso, la confluencia de fuerzas de izquierda para cambiar dr¨¢sticamente el sistema pol¨ªtico, econ¨®mico y energ¨¦tico debe hacerse desde el respeto y la confianza.
Me gustar¨ªa empezar el oto?o habiendo puesto fin a este cuento (de verano).
Joan Boada Masoliver es profesor de Historia
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