Hacen falta m¨¢s Fernando Soto
La muerte del sindicalista coincide con las desverg¨¹enzas de las facturas falsas de UGT
Ha muerto un hombre que se jug¨® la vida y un pu?ado de a?os de c¨¢rcel por defender a los trabajadores.
La noticia ha llegado cuando los peri¨®dicos est¨¢n llenos de informaciones sobre el uso fraudulento de fondos destinados a la formaci¨®n de trabajadores, muchos de ellos en paro. Entre los timadores hay sindicalistas, empresarios y alg¨²n empleado p¨²blico.
Fernando Soto, que falleci¨® la pasada semana, est¨¢ ya en las p¨¢ginas de honor del sindicalismo. Sevillano y chapista, a los 21 a?os se afili¨® al Partido Comunista, en plena dictadura (1959). Sufri¨® dos detenciones y prisi¨®n. En 1972, cae la c¨²pula de las reci¨¦n creadas Comisiones Obreras, entre ellos Marcelino Camacho, Nicol¨¢s Sartorius y Fernando Soto, que es condenado a 17 a?os de c¨¢rcel.
Tras la muerte del dictador, fueron indultados. Soto dedic¨® el resto de su vida a mejorar la vida de los trabajadores, como diputado en Cortes (cuatro legislaturas; dos con el PCE, y dos con el PSOE). Fue un hombre de izquierda, valiente y honrado. Un ejemplo.
Su muerte coincide con el levantamiento del sumario del caso de las facturas falsas de UGT, el sindicato centenario de inspiraci¨®n socialista, que tanto hizo en su d¨ªa por la clase trabajadora.
Las acusaciones que pesan sobre UGT son graves. La Guardia Civil sostiene que durante 12 a?os se ha financiado a trav¨¦s de facturas falsas o infladas que les pagaba la Junta. Incluso acumulaban ¡°un bote¡±, en algunas de las empresas con las que contrataban. Uno de esos botes ten¨ªa 345.000 euros.
Por otro lado, tambi¨¦n una cuadrilla de pillos distra¨ªa fondos destinados a la formaci¨®n. En la llamada Operaci¨®n Edu se investiga el uso dado a 1,7 millones de euros. En M¨¢laga y Granada han sido detenidas 13 personas, entre las que hay dos polic¨ªas municipales. Informaciones policiales apuntan a un exconsejero de Hacienda como beneficiario de otros 14 millones de euros de esos fondos.
Estos dos casos de rapi?a de dineros p¨²blicos destinados a mejorar la formaci¨®n de trabajadores con dif¨ªcil acceso al mercado de trabajo se producen en una comunidad con m¨¢s de un mill¨®n de parados. Por ello es m¨¢s lamentable todo este asunto.
Pero este vergonzante asalto a los fondos de formaci¨®n no debe concluir con la condena global del sindicalismo. Los sindicatos son necesarios en una sociedad democr¨¢tica. Demasiados abusos sufren los trabajadores para que queden indefensos ante el poder pol¨ªtico (sobre todo el de derechas) y la patronal.
Si no existieran habr¨ªa que fundarlos. Eso s¨ª, con gentes de una moralidad a prueba de c¨¢rceles, como Fernando Soto. Hacen falta muchos Fernando Soto. Hace falta que los sindicatos recuperen el esp¨ªritu y la integridad con la que fueron fundados la centenaria UGT y las decisivas Comisiones Obreras.
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