Sin respiro
Joe Satriani llev¨® su m¨²sica met¨¢lica a un concierto en la sala Bars, dentro de Festival Grec
?C¨®mo cambian los tiempos! ?Qui¨¦n hubiera podido maginar hace solo unos a?os un concierto metalero en pleno Festival Grec, tan serio ¨¦l? Pero as¨ª son las cosas y Joe Satriani regres¨® a Barcelona enmarcado en el evento veraniego municipal. Claro que no lo hizo en el Teatre Grec, como mandar¨ªan los c¨¢nones, sino en la sala Barts del Parale.lel, un local acostumbrado a todo tipo de conciertos, donde el ambiente Grec era inexistente. As¨ª que el p¨²blico lo disfrut¨® como un concierto m¨¢s, de los que se programan durante todo el a?o sin necesitar el paraguas del ayuntamiento barcelon¨¦s.
Decir que el p¨²blico lo disfrut¨® es quedarse corto. La sala Barts entr¨® en combusti¨®n a los pocos segundos del inicio y el calor no descendi¨® en ning¨²n momento acabando con una explosi¨®n que hizo temblar las paredes del edificio.
Joe Satriani
FESTIVAL GREC
Joe Satriani
Sala Barts, 14 de julio.
Ya es sabido que Satriani es de los que arrancan ya con la directa puesta y no tocan el cambio de marchas en todo el concierto. Siempre a tope, hasta sus baladas discurren a un ritmo desenfrenado. Y sin palabras, solo m¨²sica de una fuerza apabullante. Apareci¨® vestido de negro con su calva resplandeciente y sus eternas gafas de sol, sonri¨® mefistof¨¦licamente y con el primer acorde de guitarra ya estaban locas las m¨¢s de mil personas que llenaban el local. Y no era para menos, la t¨¦cnica de Satriani es incre¨ªble, su digitaci¨®n es de una rapidez inusitada pero no se queda nunca en los excesos pirot¨¦cnicos, sus melod¨ªas van mucho m¨¢s lejos, te penetran y te ponen en movimiento. La m¨²sica de Satriani es de una belleza lacerante, en especial esas notas alargadas hasta el m¨¢ximo, autentica marca de f¨¢brica del neoyorquino. En su concierto no qued¨® ni un solo espacio libre, su guitarra lo llen¨® pr¨¢cticamente todo. Cien minutos sin respiro. Solo su bater¨ªa tuvo ocasi¨®n de ofrecer un largo solo, bastante circense pero sumamente efectivo. Todo lo dem¨¢s estaba al servicio de la guitarra del l¨ªder.
Comenz¨® con uno de los temas de su ¨²ltimo disco pero inmediatamente fue mezclando el nuevo material con algunos de sus temas m¨¢s populares. The Crush of love y, sobre todo, un expansivo Satch Boogie levantaron el concierto hasta lo m¨¢s alto antes de entrar en una recta final de verdadero apabulle que, a tumba abierta, desemboc¨®, no pod¨ªa ser de otra manera, en un Surfing with the Alien de los que cortan la respiraci¨®n. Un final apote¨®sico en el que consigui¨® una de esas cosas aparentemente imposibles: que el p¨²blico cantase canciones sin texto, en el m¨¢s puro escat sus seguidores corearon sus estribillos y le siguieron en sus solos. ?Incre¨ªble!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.