Una aventura en La Habana-Gasteiz
Con Mendizorrotza a rebosar, temperatura caribe?a y un p¨²blico entregado, Chucho Valdes, Buena Vista Social Club y Omara hicieron la noche m¨¢gica

Hab¨ªa marcado en rojo el concierto de Richard Bona. Coqueteo con el bajo el¨¦ctrico desde la adolescencia con Jaco Pastorius como ¨ªdolo y motor de inter¨¦s por este instrumento. He visto cantidades ingentes de v¨ªdeos del camerun¨¦s, escuchado sus discos y acudido a muchos de sus conciertos en el Pa¨ªs Vasco disfrutando intensamente en cada ocasi¨®n. Pocos bajistas son capaces de exprimir este instrumento como lo hace el camerun¨¦s, y no s¨®lo por la t¨¦cnica que posee sino por c¨®mo es adem¨¢s capaz de orquestar piezas muy originales, vanguardistas y potentes en torno a este pesado instrumento de cuatro cuerdas.
Por si fuera poco ilustra una voz exquisita en agudos y graves que cobra mucho protagonismo en sus trabajos. El canto no es en mi opini¨®n su mejor propuesta de valor pero constituye una herramienta de alt¨ªsima calidad que aprovecha a la perfecci¨®n para complementar su m¨²sica. Ni que decir tiene que todos estos ingredientes los utiliza a su favor con una habilidad innata para conectar con el p¨²blico.
El pasado viernes en Vitoria sin embargo, lo not¨¦ quiz¨¢s un poco down. Por debajo de su rendimiento habitual, Richard no fue capaz de alcanzar el nivel al que nos tiene, probablemente, mal acostumbrados. No se trataba de su ejecuci¨®n ni de su t¨¦cnica, impecables de principio a fin del concierto, sino de su actitud sobre el escenario. El hecho de conocerlo muy bien y de haberlo seguido con detalle durante los ¨²ltimos diez a?os me permiten distinguir con cierta claridad las entregas totales de los conciertos tr¨¢mite. Por supuesto, una gira tiene de todo y las personas suben y bajan.
Por suerte para el p¨²blico el concierto del cuarteto compuesto por Stefano Di Battista, el propio Bona, Eric Legnini y Manu Katch¨¦ fue muy bueno, especialmente el papel del saxofonista romano Di Battista haci¨¦ndose due?o del Polideportivo Mendizorrotza con una ejecuci¨®n potent¨ªsima. Interesante tambi¨¦n el despliegue r¨ªtmico del franc¨¦s Manu Katch¨¦, baterista colaborador en el pasado de m¨²sicos de la talla de Peter Gabriel o Sting entre otros.
El pianista Chucho Vald¨¦s es muy digno heredero del arte de su padre
Sin duda la sorpresa de la noche correspondi¨® a uno de los crooners m¨¢s famosos de todos los tiempos: Paul Anka. El cantante y compositor de origen liban¨¦s, nacido en Canad¨¢ y nacionalizado estadounidense brill¨® por todo lo alto haci¨¦ndonos recordar la ¨¦poca m¨¢s dorada de Las Vegas, Frank Sinatra o Bing Crosby.
?Es uno de los artistas con m¨¢s tablas en la actualidad? Con una fant¨¢stica Big Band preparada y ya tocando sobre el escenario, Paul Anka salt¨® al ruedo desde la otra punta del recinto, micr¨®fono inal¨¢mbrico en mano, entonando Diana y revolucionando al p¨²blico con un estilo de la vieja escuela que pocos poseen. Qu¨¦ clase, qu¨¦ voz, qu¨¦ swing.
Lo que a muchos nos termin¨® de matar fue su versatilidad y capacidad de hacer propios temas de diferentes artistas de g¨¦neros tan alejados del suyo. ?C¨®mo te quedas si interpreta una canci¨®n de Nirvana como Smells Like Teen Spirit? Pues lo hizo, y lo hizo de manera magistral. Para muchos de los asistentes habr¨¢ sido la ¨²nica manera de poder escuchar algo del malogrado Kurt Cobain.
Result¨® especialmente emotivo que Paul fuera contextualizando muchos de los temas del setlist descubri¨¦ndonos apasionantes historias de Michael Jackson, Tom Jones o Chuck Berry, artistas que en un momento u otro de su largu¨ªsima carrera musical han entrado temporalmente en su viaje. Acierto magistral de la organizaci¨®n disponiendo dos pantallas gigantes para que el p¨²blico no nos perdi¨¦ramos ni un s¨®lo detalle.
La despedida de Paul Anka de Vitoria reflej¨® el cari?o de un p¨²blico entregado y un artista que durante casi dos horas se parti¨® el alma a base de canciones preciosas, un despliegue f¨ªsico que muchos querr¨ªan a su edad y sobre todo mucha historia, mucha ra¨ªz y mucha experiencia reflejo del gran valor de su m¨²sica. Una vez la Big Band retirada, vestido de elegante traje negro e iluminado por un foco individual blanco, el p¨²blico le ovacion¨® durante muy largo tiempo. Excelente experiencia.
El s¨¢bado, ¨²ltimo d¨ªa del Festival Internacional de Jazz de Vitoria, un trocito de La Habana vol¨® hasta la capital alavesa, sin pasaporte ni aduanas. Primero el pianista Chucho Vald¨¦s, hijo del hist¨®rico pianista cubano Bebo Vald¨¦s, y segundo un aut¨¦ntico regalo: Buena Vista Social Club. Con un Polideportivo de Mendizorrotza absolutamente a rebosar, con temperatura caribe?a y un p¨²blico muy predispuesto, la noche del s¨¢bado fue una de las m¨¢s m¨¢gicas que recuerdo en Vitoria.
El pianista Chucho Vald¨¦s es muy digno heredero del arte de su padre. Con The Afro-Cuban Messengers, el descendiente de Bebo demostr¨® una t¨¦cnica y gusto exquisito por los sonidos conectados con el jazz latino y las ra¨ªces cubanas. Sorprendente actuaci¨®n de sus cuatro j¨®venes acompa?antes: Gast¨®n Joya (contrabajo), Rodney Barreto (bater¨ªa), Dreiser Durruthy Bombal¨¦ (bat¨¢s y voz) y Yaroldy Abreu Robles (percusi¨®n), este ¨²ltimo sali¨¦ndose del pentagrama para dejarnos a todos at¨®nitos y con el ritmo en lo m¨¢s profundo de nuestros cuerpos.
Gran acierto cerrar el festival de manera insuperable y querer viajar a Cuba ma?ana: Buena Vista Social Club. Omara Portuondo, Eliades Ochoa, el recuerdo de Ibrahim Ferrer o Compay Segundo. La mejor m¨²sica cubana de toda la historia en uno de los ¨²ltimos tours que organizan. La cantante Omara Portuondo, muy anciana, d¨¦bil y apareciendo interrumpidamente en el escenario fue una de las mayores estrellas que jam¨¢s he visto en un escenario. Su capacidad para transmitir la esencia de su m¨²sica, su poder de movilizar al p¨²blico y el cari?o que transmiti¨® constituyeron uno de los mejores cierres de festival que jam¨¢s haya vivido. ¡°De alto cedro voy para marcan¨¦, llego a cueto, voy para mayar¨ª¡±. El Jazz Vitoria ha dejado un sabor de boca excelente, pero ya est¨¢ pensando en la pr¨®xima edici¨®n, en la que ser¨ªa deseable que Noa no tuviera que apelar m¨¢s a la paz en su tierra. Su director, I?aki A?ua, a buen seguro, nos preparar¨¢ unas jornadas de jazz, y m¨¢s, que satisfar¨¢n nuestro apetito musical.
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