Climent y Varea, gratas sorpresas

?Varea, sorpresa! Por fondo y formas. Por dominar la escena y por buen toreo. Sorte¨® un primer novillo ofensivo, que derrib¨® en la primera vara m¨¢s por flojedad del caballo que por fuerza o entrega. En banderillas se mont¨® un mitin, que a punto estuvo de estropear un buen novillo. Salvado ese trance, Varea se impuso cien por cien, siempre por el camino recto, sin buscar nada que no fuera puro. Primero solvent¨® el molesto vientecillo que se gir¨® y, despu¨¦s, destap¨® unas formas de torero poderoso y de calidad. Mano baja siempre, enganchando bien y soltando la embestida en el momento justo. En todo caso la calidad, por uno y otro pit¨®n, como estandarte. Siempre tirando largo. Muy solvente en las salidas de cada serie. Faena ligada y poderosa, en fin, al mismo tiempo. Y luminoso final, con unos doblones a una mano de singular torer¨ªa. L¨¢stima que tan buena faena se pasara de rosca, porque el novillo que acab¨® noble y bueno, distra¨ªdo, no obedeci¨® como deb¨ªa.

No estuvo por la labor el sexto, que se puso complicado en banderillas. Varea le busc¨® las vueltas y encontr¨® un resquicio con la muleta en la izquierda. Por ese lado volc¨® la faena Varea. La muleta siempre cogida por el centro del estaquillador. Muy aut¨¦ntico todo, aunque esta vez tambi¨¦n todo menos llamativo. No podr¨ªa ser de otra manera dadas las condiciones del novillo. Pero solvencia y torer¨ªa, y pureza, en todo. Sin perder la cara; sin atolondrarse. Cabeza fr¨ªa, tambi¨¦n. Exprimido el novillo, Varea zanj¨® el asunto con otra estocada habilidosa y muy tendida, que necesito de tres descabellos.

El bonito colorado que abri¨® plaza fue eso y nada m¨¢s que eso: llamativo envoltorio, aunque sin regalo dentro. Ya libr¨® de salida embestidas mansas y de mal estilo. Empuj¨® con la cara alta en el primer puyazo, haciendo sonar el estribo, mientras que en la segunda se escupi¨® nada m¨¢s sentir el hierro. En banderillas, de nuevo cara alta. Y ya en la muleta, un resumen bien condensado de todo ello. Cabezazos y m¨¢s que embestir una fea manera de topar. ?lvaro Lorenzo mostr¨® la cara de un novillero placeado. Insisti¨® por aqu¨ª y por all¨¢, sin encontrar una gota de esperanza. Tanta insistencia fue, al cabo, tan est¨¦ril como absurda y acab¨® levantando protestas de la gente.

No fue f¨¢cil el cuarto, otro novillo de afiladas puntas. Barbe¨® tablas nada m¨¢s salir de toriles y mostr¨® una clara mansedumbre en el caballo. Antes de llegar a la muleta de Lorenzo, Climent lo quit¨® por gaoneras tan ce?idas que en un par de ellas salv¨® de milagro el f¨ªsico. Brinc¨® en banderillas el novillo y no se dej¨® f¨¢cil. Lorenzo le consinti¨® en la muleta. Solvent¨® con oficio el derrote final del novillo en cada pase. Un desarme avis¨® al novillo que podr¨ªa tener f¨¢cil presa. Y cuando lo tuvo en sus manos no perdon¨®, se llev¨® por delante a Lorenzo en una voltereta muy fuerte que dej¨® mareado al novillero. Una vez recuperado ¡ªnecesit¨® sentarse en el estribo para volver en s¨ª¡ª, Lorenzo, valiente, volvi¨® a ponerse con la muleta en la zurda. Consinti¨® otra vez y acab¨® por imponer su ley a novillo que tuvo su guasa. Mucho que torear ese novillo, con un ?lvaro Lorenzo sin brillo pero con oficio y pundonor.

Antes de tomar el capote, el segundo de la tarde se peg¨® dos vueltas al ruedo completas. Sin hacer caso de nada ni nadie. En un quite de Varea, en su turno, el novillo dej¨® ver que no parec¨ªa tan malo. No fue tan malo. Tampoco bueno. Aunque por el lado izquierdo tuviera mejor son y recorrido. Por ah¨ª lo tore¨® Cristian Climent, en tres series completas, lentas y consintiendo. Fue lo mejor de una labor muy larga, que acab¨® pagando el novillero al matar cuando el novillo estaba pasado y bien pasado de faena. El aviso, incluso, le lleg¨® antes de montar el estoque.

Otro colorado de capa fue el quinto. Y otro manso al que a?adir a la lista. Sobre todo manso en banderillas, tercio por el que anduvo suelto y buscando una salida de emergencia. Climent no le dud¨® un instante. Sorte¨® el barullo con que el novillo quiso meterlo y poco a poco fue haci¨¦ndose un hueco. Una vez aparentemente due?o de la situaci¨®n, Climent tuvo tiempo y ocasi¨®n de dar a conocer su buen gusto. Un pase de pecho, en tres tiempos obligado por el novillo, deriv¨® la faena a mayor nivel. Se dej¨® querer Climent y un par de detalles de resolver sendas situaciones complicadas, confirmaron al torero. Pero la noci¨®n del tiempo se le fue de la mente a Climent y el novillo hizo por ¨¦l en un descuido. Voltereta sin consecuencias. Las manoletinas finales le dieron un aire m¨¢s vistoso a una faena que tuvo solidez.