Usera con los ojos de Robert Walser
Dos actores recrean y actualizan en tiempo real 'El paseo', por el d¨¦dalo de calles del distrito sure?o
Robert Walser tiene las manos fr¨ªas, como si las hubiera puesto entre el hielo de la pescader¨ªa del mercado de Usera, a cuya entrada nos citamos. Estrecha las nuestras sin prisa y se?ala la copa de un olmo siberiano, donde canta estrepitosamente la chicharra. ¡°Declaro que una hermosa ma?ana, como me vino en gana dar un paseo, me plant¨¦ el sombrero, abandon¨¦ el cuarto de los escritos y baj¨¦ la escalera para salir a buen paso a la calle¡±, nos dice, dando vida al comienzo de su libro El paseo. Viste traje y se apoya en un paraguas. Le llaman la atenci¨®n un sargento boliviano, un perro, que se esconde de ¨¦l bajo el banco; el pan y quesillo tard¨ªo de la calle de Sanchis Ban¨²s, por donde echamos a andar entre viviendas sociales coquetas pero min¨²sculas, y, entre el verdor de las robinias, el resplandor amarillo de un buz¨®n.
Un vecino nos avisa de los relojes de sol que jalonan los pasajes peatonales de la colonia del General Moscard¨®. Una joven ¡ªla actriz B¨¢rbara Ba?uelos¡ª canta mientras se peina en una terracita de una casa de dos alturas de la calle de Media, sin tr¨¢fico ni peatones: sale a escucharla una familia inmigrante. Cuando acaba, Walser elogia su talento. ¡°La sanidad ni se compra ni se vende¡±, reza una pancarta en la terraza contigua. La herrumbrosa instalaci¨®n de objetos de forja dispuesta por el chatarrero de la calle de Mercedes Manj¨®n, podr¨ªa exponerse en ARCO con tan solo ponerle firma.
Durante su invectiva contra el tr¨¢fico rodado, agachado a la altura de las ruedas de los coches que recorren Marcelo Usera, el autor suizo consigue que los automovilistas se giren sorprendidos. En la plaza de Juli¨¢n Mar¨ªas, se come la galletita que le ofrece un ni?o chino, que a cambio le pide su sombrero. Al pon¨¦rselo, los pantalones se le caen hasta los tobillos de golpe. Ante un solar donde crecen los ailantos, Walser (1878-1956) vuelve a tomar la palabra: ¡°?Por qu¨¦ no dejar que lo pasado se pudra y se hunda? ?No son las ruinas mejor que los recuerdos?¡±.
Caminar con Robert Walser redivivo es todav¨ªa mejor que leerle, pues los sucesos que se producen durante el recorrido son tan sugestivos como sus apreciaciones. Al paso del escritor por la caja de un supermercado chino, una clienta aparta a su beb¨¦, instintivamente. Cuando anota la matr¨ªcula de un coche que acaba de ser mal estacionado, su conductora, una joven gitana, lo insulta y vuelve a arrancar el motor.
Tambi¨¦n los participantes nos animamos a intervenir de cuando en cuando durante esta excursi¨®n teatralizada en la que Walser, Esteban Feune de Colombi (su int¨¦rprete) y el director Marc Caellas nos inducen a observar los acontecimientos con ingenuidad y a darles la vuelta con alegr¨ªa y esp¨ªritu cr¨ªtico.
EL PASEO DE ROBERT WALSER.?A partir de textos de Walser. Int¨¦rpretes: Esteban Feune de Colombi y B¨¢rbara Ba?uelos. Director: Marc Caellas. Espect¨¢culo itinerante por el distrito de Usera.
Hasta el 26 de julio.
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