Puccini en la sierra
Llega a San Lorenzo de El Escorial la ¨®pera La Boh¨¨me, una obra sobria, visual y con un reparto predominantemente espa?ol
Hoy, el movimiento bohemio de un Par¨ªs tan deslumbrante como decadente se sube a las tablas del Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial. Es una producci¨®n muy visual de La boh¨¨me, quiz¨¢ la ¨®pera mejor hilada y construida de Puccini. Una historia dram¨¢tica de amor y muerte de las que tanto gustaban al italiano. ¡°Si no es la obra m¨¢s representada de Puccini, s¨ª una de las m¨¢s dif¨ªciles de la primera a la ¨²ltima nota. Teatralmente todo tiene una traducci¨®n musical: de las l¨¢grimas a un portazo, todo queda reflejado en la orquesta¡±, dice Manuel Coves, que dirige a la Orquesta de la Comunidad de Madrid en el foso de San Lorenzo.
Desde su podio puede ver un montaje que huye del barroquismo que ya qued¨® atr¨¢s en las producciones oper¨ªsticas. Pocos elementos, pero muy visuales, concebidos en un espacio propicio para la ¨®pera como el teatro de San Lorenzo. Del concepto esc¨¦nico se ha encargado el italiano Davide Livermore, que ha querido resaltar en la producci¨®n todos esos detalles que Puccini fue colocando a lo largo de toda la obra para concebir lo que podr¨ªa ser, m¨¢s que una partitura para un montaje oper¨ªstico, la m¨²sica incidental de una pel¨ªcula. ¡°La ¨®pera es el espect¨¢culo multimedia m¨¢s antiguo del mundo. La boh¨¨me es una obra perfecta, es un texto cinematogr¨¢fico¡±, dice Livermore.
Siguiendo esa idea ha introducido las nuevas tecnolog¨ªas en el montaje. Un ejemplo es el estudio de pintura en la buhardilla de Marcello, el pintor que comparte piso con el poeta Rodolfo, el protagonista. Cada vez que Marcello pose en San Lorenzo su pincel sobre el lienzo, sobre el fondo del escenario veremos aparecer los trazos de un cuadro impresionista. ¡°Marcello tiene dentro de ¨¦l toda la pintura del fin de si¨¨cle parisino, y gracias al Moma y al museo de Filadelphia que nos ha cedido el uso de las im¨¢genes, hemos creado un universo visual que se corresponde con el musical de Puccini¡±, comenta el director de escenena. ¡°Para un italiano La boh¨¨me no se estudia, se sabe¡±, dice, y recuerda c¨®mo la primera vez que vio llorar a su corpulento padre fue cuando presenciaba el cuarto acto de esta obra. ¡°Es como tener la posibilidad de hablar de la Capilla Sixtina. Es una gran responsabilidad llevar al p¨²blico lo m¨¢s extraordinario de la cultura de tu pa¨ªs¡±, presume el director esc¨¦nico.
La emoci¨®n es un personaje m¨¢s en esta ¨®pera de dos historias de amor paralelas se entrecruzan en el Barrio Latino de Par¨ªs: de un lado, el poeta Rodolfo y la modista Mim¨ª; y de otro, el pintor Marcello y la cantante de cabaret Musetta.
Ninguna de las dos es sencilla: Mientras Rodolfo procura apartar de ¨¦l a Mim¨ª, que tiene una tuberculosis que pronto acabar¨¢ con su vida y la desprecia para que pueda irse con alg¨²n hombre que pueda permitirse salvarle la vida, Musetta vive en un continuo enfado con el pintor e intenta darle celos con un pol¨ªtico. La m¨²sica reviste estas dos historias de un dramatismo que a veces se vuelve insoportable, como el final del segundo acto o en la escena inicial del tercero, cuando Mim¨ª suplica por entender el abandono de Rodolfo mientras la tos llena de sangre su pa?uelo.
Mientras la primera pareja protagonista la encarnan la soprano israel¨ª Gal James y el tenor italiano Giordano Luc¨¤, una de los detalles m¨¢s llamativos de este montaje es la predominancia de nombres espa?oles en el reparto. Todos los cantantes a excepci¨®n de los dos protagonistas han curtido sus voces en nuestro pa¨ªs. ¡°Los espa?oles somos una potencia a nivel art¨ªstico, y ver un elenco con mucho espa?ol es raro en nuestro pa¨ªs, pero no fuera¡±, comenta Juan Jes¨²s Rodr¨ªguez, que encarna al pintor Marcello en esta producci¨®n. El onubense sigue hablando del ¡°eterno complejo¡± que hay en Espa?a, por el que ¡°todav¨ªa no nos creemos lo que somos y no suele apostarse por las voces espa?olas en nuestro pa¨ªs¡±. ¡°Cuando un espa?ol hace algo bien, lo tiene que repetir mil veces, y siempre ser¨¢ mirado con lupa¡±, reivindica el bar¨ªtono, que afronta en esta ¨®pera un papel jovial y que tiene luminosos momentos, sobre todo en el final del segundo acto junto a Musetta.
Otras citas cl¨¢sicas en la Comunidad
El Festival de Verano de San Lorenzo de El Escorial enfila su recta final, pero El 2 de agosto, la pianista donostiarra Judith J¨¢uregui, ha preparado un recital con obras de Schumann, Mompou, Mozart, Debussy y Alb¨¦niz. El lunes ser¨¢ el turno de la violinista madrile?a Leticia Moreno, que viene a presentar su disco Spanish landscapes. El martes cierra el festival el bailar¨ªn espa?ol Joaqu¨ªn de Luz, que llega como solista del New York City Ballet acompa?ado de un conjunto de los mejores bailarines de la Gran Manzana.
Y hasta finales de agosto contin¨²a Cl¨¢sicos en verano, que convierte recintos hist¨®ricos e iglesias de 52 municipios de la Comunidad en escenarios de conciertos de m¨²sica cl¨¢sica. Hoy Reyes Moraleda, soprano, y David Mason, pianoforte, interpretan el programa Schubert-Goethe: dos siglos despu¨¦s en Cercedilla (Iglesia Parroquial de San Sebasti¨¢n. 21.00. Gratis). Y el Cuarteto de Maderas de Madrid, tocar¨¢ obras de Britten y Bozza, entre otros, hoy en Nuevo Bazt¨¢n (Plaza de Fiestas. 21.30. Gratis), ma?ana en Manzanares El Real (Castillo de los Mendoza. 21.00. 5 euros) y el domingo en Miraflores de la Sierra (Iglesia de la Asunci¨®n de Nuestra Se?ora. 21:00. Gratis).
De darle la r¨¦plica y encarnar a la algo libertina Musetta se encargar¨¢ Elena de la Merced. ¡°Musetta es un papel muy exagerado, siempre est¨¢ enfadada. Me gustar¨ªa que cantara m¨¢s, pero es un papel muy divertido y con mucho nervio¡±, dice la cantante, que define a su personaje como ¡°una prostituta que se queja de las injusticias y se enfada ante un complejo que le ha tocado vivir¡±. Coincide con Rodr¨ªguez en la ¡°rabia¡± que le produce la ausencia de nombres espa?oles en las programaciones oper¨ªsticas de los teatros espa?oles: ¡°Parece que seguimos con esa sensaci¨®n de que todo lo que venga de fuera es mejor¡±.
La Boh¨¨me, al igual que las pasionales Tosca o Madame Butterfly, tambi¨¦n de Puccini, es una historia en la que, como dice el director musical ¡°no hay ni un minuto para relajarse¡±. En ¨®pera, y sobre todo en la obra del compositor italiano, el amor tiene mil formas de llegar, pero solo una de marcharse.
La muerte cierra una tragedia que mantiene el coraz¨®n en vilo durante dos horas y cuatro actos, y cuando Mim¨ª expira tras un pasaje en el que la soprano acaba susurrando como la que sabe que con la vida se le va tambi¨¦n la voz, no hay grandes alardes en la orquesta. Un Rodolfo enloquecido por la p¨¦rdida de la mujer querida esboza sus ¨²ltimas notas entre llantos y gritos, y en el foso la m¨²sica se va apagando hasta desaparecer y dejar solo las l¨¢grimas en el silencio.
¡°El final no solo afecta al p¨²blico, tambi¨¦n deja al m¨²sico de la orquesta sentado en la silla y conmovido, te lleva hasta tu momento vital m¨¢s duro, a un dolor carnal¡±, dice el director de orquesta. Una muerte m¨¢s embellecida por una m¨²sica que no da tregua al espectador, como las de Tosca, la Violetta de ¡®La Traviata¡¯ o la muerte de amor de la wagneriana Isolda. Pero la muerte, en la m¨²sica, es en s¨ª una obra de arte. ¡°El arte en general, no solo la ¨®pera, tiene el valor de hacernos mejores personas, de llegar al fondo del alma y movernos por dentro¡±, concluye Livermore.
La Boh¨¨me. Los d¨ªas 1 y 3 de agosto en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, a las 20 y 19, respectivamente. Entradas: 70 euros
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