Una playa de asfalto en Gl¨°ries
El Ayuntamiento cede hamacas y sombrillas para dinamizar la plaza
No hay mar, ni arena ni un refugio donde huir del bullicio de la metr¨®poli. Sin embargo, la pionera iniciativa de ceder espacio p¨²blico y mobiliario propio de una playa en plena plaza de Gl¨°ries est¨¢ resultando todo un ¨¦xito. Desde el pasado lunes, la asociaci¨®n Surt gestiona una veintena de mesas, hamacas y sombrillas colocadas sobre una plaza que, hasta el momento, ¡°no ten¨ªa utilidad ninguna¡±, opinan los vecinos.
Teresa lleva m¨¢s de 58 a?os viviendo en el barrio. Explica como antes de ser una glorieta fue un mercado improvisado sobre un terrenal, donde los vecinos compraban y vend¨ªan todo tipo de productos. ¡°Esta plaza, desde que se construy¨®, ha estado sin aprovecharse. Pega tanto sol que nadie quiere ni acercarse¡±.
Mientras cuenta su historia, dos ni?as juegan a camareras en las hamacas, una anciana se echa una siesta bajo la sombrilla y un grupo de turistas aprovecha para tomar el sol y hacerse fotos con la torre Agbar de fondo.
¡°Me falta una cervecita¡±, lamenta Adri¨¤. El joven, acompa?ado de su novia Christel, asegura que este tipo de iniciativas son siempre bienvenidas. ¡°Nunca hab¨ªa visto hamacas en el centro de una ciudad. Me parece una idea estupenda¡±.
Otros son m¨¢s esc¨¦pticos. Aunque est¨¢n encantados con la idea, se preguntan cu¨¢nto tiempo va a durar el mobiliario sin da?os. ¡°Hay dos chicas aqu¨ª vigilando, pero teniendo en cuenta como son muchos, va a durar dos d¨ªas¡±, explica Antonio, vecino de la zona.
En su segundo d¨ªa, muchos curiosos se acercan recelosos. ¡°?Esto cuesta dinero?¡±, pregunta una joven. Las dos voluntarias de la asociaci¨®n Surt, una asociaci¨®n de mujeres para la reinserci¨®n laboral de personas en situaci¨®n vulnerable, responde a las dudas de los visitantes.¡°La gente se sorprende de que sea gratis. Muchos vienen, miran, y despu¨¦s de comprobar que nadie est¨¢ pagando dinero, se sientan tranquilamente¡±, afirma una de las voluntarias de la asociaci¨®n.
El primer d¨ªa, la mayor¨ªa de los curiosos eran turistas que paraban a descansar y a coger fuerzas, pero poco a poco va corriendo la voz entre los vecinos.
¡°Ma?ana vendremos con la merienda y el tupper¡±, bromea Javier. Este estudiante de medicina encontr¨® este rinc¨®n en su descanso del estudio y asegura que vendr¨¢ m¨¢s d¨ªas para desconectar de la jornada en la biblioteca.
La iniciativa durar¨¢ ocho semanas, mientras duren las obras de urbanizaci¨®n de la zona, seg¨²n ha informado el consistorio. Una medida que pretende que los ciudadanos aprovechen el espacio que ha quedado liberado de la circulaci¨®n durante la urbanizaci¨®n provisional de la plaza.
Todo el que quiera acercarse puede hacerlo todos los d¨ªas de la semana entre las nueve de la ma?ana y las diez de la noche. Las voluntarias se encargan luego de recoger el mobiliario.
La hora m¨¢s concurrida es alrededor de las ocho de la tarde, cuando el sol ha bajado y muchos salen de trabajar o regresan a casa tras un paseo.
Un pintoresco rinc¨®n, flanqueado por la torre Agbar y Montj¨¹ic de fondo, en medio de la ciudad que parece gustar a todos. La ¨²nica petici¨®n: ¡°Un bar, con precios populares, para tomarse algo¡±, a?ade Enrique, un vecino de la zona.
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